Navidad del mojado
El mojado en el 2009 tiene tantas incertidumbres como cuando salió de Guatemala.
Han caído casi todas las industrias donde él/ella trabajaban, y los despidos han sido masivos, tanto como masivo fue el grupo que entró al Norte el día que él/ella cruzó.
Llega el 24 de diciembre. Sabe que es la noche que más sufre.
Varios six pack de una bebida que le hará olvidar a los suyos, varias tarjetas de teléfonos usadas, sobre la mesa está el recibo del dinero que envió para su esposa y sus hijos, y en su billetera las fotos de ella y de los patojos.
“¡Qué putas ando haciendo aquí en esta soledad!” se queja, y no sabe si contra Dios, contra él, o contra el país que lo echó haciéndolo correr hacia el Norte.
Norte, sí, norte, y tan norte como ese corrido maldito de los Tigres del Norte, unos creadores de narcocorridos que han hecho también del sentimiento del mojado otra fuente de estrellar verdades, pero con ritmo norteño, tan norteño, sí, como los cárteles de la droga que se quieren apoderar de Guatemala.
Otros años había pasado la noche del 24 trabajando. “Así se olvida el dolor, y el cansancio te duerme el siguiente día que no sentís nada”.
Pero hoy ni trabajo tiene.
“Fijate que ni se lo he contado a mi mujer, porque la pobre suficiente tiene allá con los ixchocos . . .”, explica en ese acento jutiapaneco, que ahora con el tuteo suena a sinaloense.
A los mojados la Navidad los derrota, los arrastra, y los hace buscar en su alma la fuerza, más necesaria, más urgente, que los ayudó a pasar el río junto al coyote cerote que lo dejó tirado allá por Dúglas, fijate vos. Se le salió lo Chapín.
“No sé qué hacer el otro año porque aquí (en USA) la cosa ya se puso bien pisada, fijate vos, y allá en Guate, con ese gobierno mierda, pues no está como para regresar. Me voy a quedar un tiempo por aquí, gastándome mis centavos que guardé, tal vez me vaya para Iowa, o para Oregón, o para Montana, ya que allá parece que sí hay trabajo, aunque sea de recoger cosecha, ni importa, si de todos modos eso hacía en Guate. Por favor, no le vayas a contar a mi mujer que no tengo chance, ya conocés cómo es aquélla, rápido se altera, y es capaz que si se entera agarra el teléfono, me llama, y me pide llorando que me regrese a Guate, que allá, aunque sea tortilla con chile comemos . . . vos sabés . . .”
“Mi patojo, el grande, ¡cabrón el ixchoco! fijate que me mandó una carta con una foto, de abanderado en desfile del pueblo. Cuando la recibí, creeme, no lloré, sino que chillé como media hora en el baño de la fábrica . . . aquí los de Jutiapa sí lloramos, ja, aquí sí, vieras vos”.
Pues aquí nos juntamos varios mojados y chupamos toda la noche del 24. Por ahí hay una paisana de Toto que hace tamales, fijate, y nos invita, a ella le mataron al marido y se vino para el Norte, y dejó a sus patojos allá con sus papaes . . .”
“No vos, esto duele: sin chance, sin familia, y en país extraño, y allá ellos creyendo que vos estás bien aquí . . . Gracias compadre por escucharme; me hacía falta sacar esto del pecho. Mirá, echémonos un trago . . . salú, salucita pue”.
“Ya te conté que también estoy pensando irme para Canadá . . .”
- 27 de marzo, 2025
- 5 de abril, 2025
- 3 de abril, 2025
- 3 de abril, 2025
Artículo de blog relacionados
Por Trino Márquez CEDICE Por Internet anda circulando una proposición que a mucha...
2 de noviembre, 2007Economía Para Todos La pretensión del gobierno de Kirchner de frenar la inflación...
26 de diciembre, 2005El Nuevo Herald Cuando el ministro de defensa ruso Sergei Shoigu dijo hace...
23 de marzo, 2014Por Manuel Malaver Venezuela Analítica Que Chávez abandonara por 15 días Sudamérica para...
1 de julio, 2007