Camino de servidumbre
Friedrich A. Hayek escribió entre 1940 y 1943, con el telón de fondo de la II Guerra Mundial, su célebre libro "Camino de Servidumbre" en cuyo prefacio él mismo lo calificó de político, porque "cuando un hombre dedicado por profesión al estudio de los problemas sociales escribe un libro político, su primer deber es decirlo abiertamente".
No obstante el tiempo transcurrido, esta obra del premio Nobel de Economía, (1974), tiene actualidad mundial por las reciente críticas al capitalismo liberal formuladas por quienes consideran la crisis financiera como el principio del fin de este sistema; y el resurgimiento avasallador del Estado, reivindicando un "nuevo" socialismo del siglo XXI.
Hayek discurre con maestría sobre la realidad política, económica y social que, teniendo al socialismo como precursor, suplantó en Europa al liberalismo por regímenes fascistas, nacionalsocialistas y comunistas; los dos primeros terminaron arrasados por una conflagración cruel, y los segundos sucumbieron derribados con el Muro de Berlín.
Hayek sostiene que solo la capacidad de los individuos como actores sociales de la economía, promueve la competencia. Y que esta última es producto de la libertad.
Cuando la política hace intervenir al Estado para controlar esta libre capacidad individual a través de la planificación, lo primero que busca es destruir los incentivos para competir. "(…) el moderno movimiento a favor de la planificación es un movimiento contra la competencia como tal, una nueva bandera bajo la cual se han alistado todos los viejos enemigos de la competencia"
El interés de hacer prevalecer la planificación del Estado sobre la capacidad de los individuos, es propio de la visión socialista (o colectivista) de los políticos. Por ahí trazan el "camino de servidumbre". Esta profunda observación de Hayek, no desconoce la utilidad del Estado como regulador: "un eficaz sistema de competencia necesita, tanto como cualquier otro, una estructura legal inteligentemente trazada y ajustada continuamente. Sólo el requisito más esencial para su buen funcionamiento, la prevención del fraude y el abuso (incluida en éste la explotación de la ignorancia), proporciona un gran objetivo, nunca, sin embargo, plenamente realizado, para la actividad legisladora" .
Es interesante leer a Hayek, especialmente ahora que se trata de imponer al Estado como supremo planificador para implantar una sociedad basada no en la competencia, es decir en la capacidad económica de los individuos, sino en el igualitarismo colectivista que, con la pretensión de alcanzar "el buen vivir", busca combatir la inequidad con la sola aplicación burocrática de planes centralizados…
Al final de esas veleidades planificadoras, el resultado es conocido: los estándares de vida de la población se reducen, debido a que el poder centralista del Estado obstaculiza el emprendimiento y desestimula de manera sistemática la competencia.
Esa planificación, que ya fracasó estrepitosamente en los países ex socialistas, es la que con toda lucidez Hayek critica.
Artículo publicado en Revista Industrias. Edición de noviembre de 2008.
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