¿Podrá Obama cerrar Guantánamo?
Por Paul Reynolds
<a href="https://news.bbc.co.uk/hi/spanish»>BBC Mundo
En la primera entrevista que concedió a un canal de televisión desde las elecciones, el presidente electo de Estados Unidos prometió -entre otras cosas- cerrar el centro de detención de Guantánamo, en la isla de Cuba.
«He dicho reiteradamente que EE.UU. no tortura y me aseguraré de que no torturamos», afirmó Obama.
¿Pero podrá él futuro ocupante del sillón presidencial pasar de las palabras a los hechos?
En término generales, la idea es abandonar los tribunales militares -aprobados por la Ley de Comisiones Militares de 2006- que funcionan en Guantánamo y reemplazarlos por un proceso judicial que se llevaría a cabo en EE.UU.
Al mismo tiempo, el gobierno tratará de encontrar países que estén dispuestos a recibir a los prisioneros que ya han recibido el visto bueno para su liberación.
El primero es un problema legal, el segundo, es de orden práctico.
Problema legal
Los problemas legales que acarrean los procesos contra las personas acusadas de cometer actos de terrorismo aún no han sido resueltos. Hay quienes sostienen que los prisioneros deberían sencillamente ser juzgados en tribunales estadounidenses normales.
Se estima que entre los aproximadamente 255 prisioneros que están en Guantánamo, unos 50 podrían ser sometidos a juicio.
El problema es que la evidencia en su contra pudo haber sido obtenida mediante coerción o incluso tortura, o a través de las agencias y servicios de inteligencia extranjeros que han empleado métodos similares.
Parte de esta evidencia podría ser admitida en un juicio ante un tribunal militar. También podrían admitirse «rumores», en los que alguien declara lo que otra persona le dijo si es que el juez militar decide que este testimonio tiene «valor probatorio para una persona razonable».
Sin embargo, nada de esto es aceptable según las reglas de un tribunal estadounidense normal.
Khalid Sheikh Mohammed, por ejemplo, quien fuera hallado culpable en Guantánamo de ser responsable de los atentados del 9/11, fue sometido al «método del submarino» o «tormento de TOCA», una controvertida táctica de interrogación que simula el ahogamiento.
Es verdad que él expresó su deseo de morir, pero un tribunal civil en EE.UU. no admitiría evidencia contra Mohammed recopilada en Guantánamo.
¿Y entonces cuál será su suerte? Sería raro que sencillamente lo liberen.
También está el problema de si se le debe ocultar o no al prisionero la fuente que aportó parte de la evidencia.
Sistema híbrido
La idea que propuso uno de los asesores legales de Barack Obama, Laurence Tribe, profesor de Derecho en la Universidad de Harvard, es explorar la posibilidad de utilizar una mezcla de tribunales civiles y corte marciales.
«Tendría que ser una suerte de sistema legal híbrido, más que un tribunal ilegal», dijo Tribe.
«Creo que la respuesta será, que pueden estar tan bien vigilados en territorio estadounidense como en cualquier otra parte. No podemos poner a la gente en un calabozo para siempre sin determinar que merecen estar ahí».
Si el sistema híbrido que se está considerando no se distancia de los tribunales militares, será criticado con el argumento de que lo que se hizo fue sencillamente, trasladar Guantánamo a Estados Unidos.
Un sistema nuevo también sería analizado por los tribunales estadounidenses y si presentan el caso, es muy probable que llegue hasta la Corte Suprema para que decida sobre su constitucionalidad.
Es muy probable también que exista una oposición política y legal al establecimiento de cualquier sistema nuevo para tan pocos casos.
Problemas prácticos
Mientras tanto, está pendiente la pregunta de qué hacer con los prisioneros cuya liberación ya ha sido aprobada. También hay otro grupo que permanece en un limbo: aquellos contra los que no hay suficiente evidencia en su contra ni tampoco la confianza de que no tomarán el camino de la violencia.
A pesar de que EE.UU. ha hechos esfuerzos considerables, no ha logrado persuadir a los países de origen de los sospechosos que han sido declarados inocentes para que los reciban.
Con frecuencia, los prisioneros se oponen a sus propios gobiernos tanto como al de EE.UU. y son considerados una amenaza en sus mismos países.
Cinco organizaciones de derechos humanos han propuesto que aquellos prisioneros a los que sus propios países rechazan sean admitidos por los gobiernos europeos o por EE.UU.
Daniel Gorevan de Amnistía Internacional dijo que «el presidente electo Obama ha dicho que cerraría (Guantánamo). Otros gobiernos pueden contribuir a que esto suceda ofreciendo protección a los individuos que no pueden ser liberados en sus propios países».
Amnistía Internacional aseguró que cerca de 50 de los detenidos no pueden ser enviados a sus países de origen porque «correrían el riesgo real de transformarse en víctimas de violaciones a los derechos humanos tales como la tortura o el maltrato».
Estos prisioneros son oriundos de países entre los que se incluyen China, Libia, Rusia, Túnez y Uzbekistán.
La Unión Estadounidense para las Libertades Civiles (American Civil Liberties Union) urgió a Barack Obama a anunciar el cierre de Guantánamo el primer día de su presidencia.
Sin embargo, la Casa Blanca, que se demoró años en desarrollar la política actual para Guantánamo después de los constantes desafíos legales, se ha mostrado más escéptica, sugiriendo que es más fácil hablar de su clausura que ponerla en práctica.
Dana Perino, portavoz de la Casa Blanca, dijo: «Hemos tratado por todos los medios de explicar lo complicado que es. Cuando sacas a la gente que tiene un pasado terrorista del campo de batalla no es tan fácil dejarlos ir».
- 23 de enero, 2009
- 11 de marzo, 2025
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