¿La teócrata de los labios pintados?
Existen motivos para cuestionar la elección de la comandante en jefe de la Guardia Nacional de Alaska como futura comandante en jefe (aunque existían motivos igualmente serios para dudar de las cualificaciones militares de otro candidato de regiones remotas, Abraham Lincoln, que durante unos cuantos meses realizó el servicio como soldado raso y capitán en la Guerra de 1832).
Pero en lugar de abordar este tema, los progresistas se han visto arrastrados, indefensos e incapaces de resistirse – igual que los insectos pegados al papel antimoscas de color azul eléctrico – a criticar la religión de Sarah Palin. La antigua iglesia pentecostal de Palin es llamada “tabernáculo de gritos." La prensa presiona al antiguo pastor de Palin para que revele si alguna vez ha hablado en trance religioso, de la forma en que en tiempos se preguntaba si los candidatos han consumido drogas alguna vez. Las creencias de Palin son comparadas con las creencias del Reverendo Jeremiah Wright – aunque resulta que ella fue sorprendida pidiendo oraciones por el éxito de su país, en lugar de despachándose en su contra. En ese sentido, Palin suena sobre todo como el Presidente Franklin, que el día de la verdad rezaba, “por Su gracia y por el valor de nuestra causa, nuestros hijos triunfarán."
Y, por supuesto, Palin es retratada como una “teócrata” – una fundamentalista musulmana con pintalabios. Ella tiene “derecho a sus creencias religiosas” precisamente en el mismo sentido en que se tiene derecho a creer que la luna está hecha de queso, pero no se le debe permitir “imponer” tales creencias a los demás.
Existen respuestas serias a tamaña estupidez. Si las creencias religiosas acerca de la dignidad de la vida humana fueran ilegítimas como base de políticas de orden público, no habría tenido lugar la abolición de la esclavitud ni los movimientos de los derechos civiles. La idea de una imagen de Dios a encontrarse en cada ser humano es uno de los principales fundamentos de la tradición estadounidense de libertad, tolerancia y pluralismo. El deber religioso motiva a millones a amar y servir a sus vecinos – y por tanto a respetar el derecho a la libertad de consciencia del prójimo.
Pero es el efecto político de estos ataques lo que tiene al equipo McCain dando voces con la alegría de una reunión protestante. En general, la élite mediática y política progre manifiesta una diversidad religiosa que recorre el espectro desde el secularismo al episcopalianismo progre – todas las diversas variantes del violeta al azul. Pero aún así asume que su elevada iglesia o su desprecio tipo Mencken al entusiasmo religioso es compartido ampliamente. Fue el sociólogo Peter Berger quien observó que “los puertorriqueños, los judíos y los episcopalianos abarcan cada uno el 2% de la población estadounidense. Adivine cuál es el grupo que no piensa en sí mismo como una minoría."
El trato mediático dispensado al pentecostalianismo (la principal ascendencia religiosa de Palin) y la iglesia evangélica bíblica (su afiliación actual) ha disfrutado del carácter de un especial de National Geographic acerca de una nueva tribu del Amazonas recién descubierta. Usted puede no sospechar que el pentecostalianismo – nacido a partir de las raíces admirables y racialmente integradas de la reunión de Azusa Street celebrada en Los Ángeles en 1906 – es una de las formas de mayor crecimiento y mayor influencia del cristianismo de referencia. Existen hoy alrededor de entre 250 y 500 millones de cristianos pentecostales en lugares que van desde Latinoamérica al África subsahariana, pasando por la Alaska rural. Con frecuencia se describe como la religión de los desposeídos – muchos fieles proceden de entornos más pobres. Pero también es la religión de la ascensión social – al promover las virtudes del trabajo duro, el ahorro y la humildad que enorgullecían a Max Weber.
Y así los Demócratas y sus aliados progres han enviado un mensaje confuso autodestructivo. Los políticos Demócratas fomentan el atractivo para los obreros rurales y los pobres de la clase trabajadora – mientras los intelectuales progresistas y los tertulianos manifiestan su desprecio hacia los valores y las motivaciones religiosas de los pobres y la propia clase media. Mientras que la mayoría de los religiosos en América no habla en trances religiosos, muchos rezan por la curación en momentos de enfermedades y problemas, y la mayoría se ofende cuando la despreciativa élite ataca las prácticas religiosas de sus amigos y sus vecinos. Y ello resulta aún más insultante cuando se hace el argumento de que los asuntos “del bolsillo” van de alguna manera por delante de las creencias más profundas del hombre o la mujer.
Todo esto sólo puede ir en detrimento de Barack Obama, teniendo en cuenta sus aires fríos y distantes y sus comentarios condescendientes acerca de los amargados y los religiosos. Y ello ha ido en inesperado beneficio de la lista electoral McCain-Palin – un atractivo populista y religioso que McCain por sí solo no poseía.
Criticar la religión de Palin ha sido una estrategia pobre – y el error se ha cometido antes. Durante el primer día de Pentecostés – el recogido en los textos – los cristianos hablaron idiomas extraños en público. Muchos observadores los despreciaron como borrachos.
Como suele ser el caso, los críticos de la religión no tienen la última palabra.
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