Cuestión de precio: Nadie quiere la mayor colección de vinilos del mundo

Por Anna Solan
La Vanguardia, Barcelona

Su propietario la vende por algo más de dos millones de euros

Paul Mawhinney se ha pasado los últimos 50 años recopilando discos de todos los estilos: rock, jazz, country, R&B, blues, new age… En su archivo, descansan unos 2,5 millones de vinilos y 300.000 CD: la mayor colección del mundo de discos. Un tesoro del que desafortunadamente tiene que desprenderse por problemas de salud y de dinero.

En febrero de este año, este coleccionista de Pittsburgh (Pennsylvania, EE.UU.), que regentó durante mucho tiempo una tienda de discos, decidió poner a la venta su colección en eBay, el sitio de subastas más conocido de internet.

Pero la jugada no le salió bien. La mejor oferta que obtuvo por su archivo de «música de cinco generaciones» que, según dice, está valorado en 50 millones de dólares, fue de tres millones de dólares. Y la puja resultó ser un fraude.

Después de esta nefasta experiencia, Mawhinney decidió crear su propio sitio web para realizar la venta con ciertas garantías. Entre ellas, que el comprador se hiciera con la totalidad de la colección y no la alterara. Pensaba básicamente en una universidad, una biblioteca, un museo o una fundación.

Pero no hubo suerte. En agosto, no tenía todavía ninguna oferta seria y también tuvo que ceder en este punto. Ahora ya no le importa que el trabajo de minería que empezó con un álbum de Frankie Lane se desintegre en varias partes con tal de recuperar algo de su inversión.

«He pasado los últimos 10 ó 12 años buscando un hogar para mi colección pero a la gente le importa un bledo», se lamenta en una entrevista realizada por Sean Dunne en Vimeo.

Este mes, Mawhinney cumple 69 años. El hombre tiene diabetes y está ciego. Pero no ceja en su empeño. Ha construido una base de datos con todos los singles que posee y ya está incorporando en ella los LP, para darle valor añadido a la venta. Aunque, de momento, sigue esperando que alguien se interese por sus reliquias. Al parecer, en la era de internet y el MP3, nadie quiere discos de vinilo.