La inversión española en el exterior se desploma
Por José María Triper
El Economista, Madrid
La crisis económica y el endurecimiento de las condiciones financieras se han convertido en un pesado lastre para las empresas españolas que, en muchos casos, están paralizando o aplazando sine die sus proyectos de inversión en el exterior, en línea con lo que ocurre también en el mercado interno. Los último datos del Banco de España muestran la profunda caída de la inversión española directa que crea empleo y riqueza en los mercados internacionales.
Operaciones de inversión que en los cinco primeros meses de 2008 sumaron 12.747 millones de euros, cifra que supone un descenso del 63,2% respecto a los 34.637 millones invertidos en el mismo período del año pasado.
Holanda acapara el 52,6%
Una fuerte desaceleración -paliada en parte por la recuperación apuntada en los meses de abril y mayo en que se invirtieron casi 9.000 millones- y que se acompaña, además, de tres aspectos relevantes: el refugio de los inversores en Estados Unidos y en las potencias europeas, una inclinación habitual en épocas de crisis para minimizar riesgos e inseguridades; el olvido de América Latina (excepto México); y la concentración de operaciones en los conocidos como «paraísos fiscales» de la UE.
Así, los últimos datos computados por la Secretaría de Estado de Comercio sobre la distribución de las inversiones directas españolas en el exterior por países de destino, en el primer trimestre, sitúan a Holanda -país con una fiscalidad excepcionalmente suave dentro la UE- como el primer destino, con diferencia, del capital español invertido fuera de nuestras fronteras.
Con unas inversiones brutas recibidas por importe de 2.092,26 millones de euros, Holanda acapara el 52,6% de todas las inversiones españolas en el exterior entre enero y marzo. Una posición de liderazgo que ya ocupara el año pasado, aunque entonces estaba justificada por la operación de compra del banco holandés ABN-Amro que lideraba el Santander.
Liechtenstein y Luxemburgo
Otros dos países, también considerados como «paraísos fiscales» en la UE, Liechtenstein y Luxemburgo, aparecen en posiciones destacadas en el ranking de destinos de la inversión española.
Los paraísos fiscales reconocidos siguen perdiendo peso entre los inversores españoles y sólo representaban el 0,45% del total: 11,15 millones en las Islas Caimán, 7 millones en los Emiratos Árabes Unidos y 0,03 millones en Panamá.
A continuación de Holanda, el país con mayor volumen de entradas de capital productivo español es Turquía con más de 370 millones, el 9,3% del total. Conviene recordar que el Gobierno español concedió en marzo un crédito a este país por importe de 41 millones euros, con cargo al Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD) para la puesta en marcha de un sistema de tranvías en la ciudad de Antalya.
American Latina en el olvido
Portugal, Reino Unido, Francia y EEUU figuran también en el cuadro de honor de los destinos del capital español, en el que sólo se intercala México como país de fuera de la Unión Europea.
Y es que los inversores españoles, siguiendo la tendencia iniciada ya el año pasado, han abandonado América Latina como destino de sus proyectos de internacionalización. Al margen de México las inversiones españolas en la región apenas llegan al 2,5% del total y sólo Ecuador y Brasil registran inversiones mínimamente reseñables. No existen operaciones en Bolivia o Venezuela.
La inseguridad jurídica, la arbitrariedad de los gobiernos neopopulistas y el agotamiento de las grandes privatizaciones aparecen como las causas de esta pérdida de interés de las empresas españolas en los mercados latinoamericanos.
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