EE.UU.: Entre la alquimia económica
La economía nacional está por los suelos y el “intelecto” del presidente George W. Bush no alcanza para solucionar nuestros problemas.
El estímulo económico que propuso algunos meses atrás, el cual regaló dinero a quién más pudo, en vez de propiciar un “corrientazo” en la economía, incrementó la inflación y produjo mayor preocupación en la población. Así de mal funciona el intelecto Bush.
Aunque no lo creas, el intelecto de algunos sabios de la economía también está pasando unos momentos de crisis y hay desentendimiento entre ellos mismos.
Mientras los precios de los artículos de consumo desbaratan el bolsillo de las familias estadounidenses, los economistas siguen debatiendo si existe o no una recesión.
Los alquimistas económicos de la Universidad de California, Los Ángeles continúan manteniendo que, a pesar de que el país vive en medio de una agonía, los índices del mercado todavía no indican una recesión económica.
Por otra parte, otros alquimistas menos conocidos, como los profesores de la Universidad de Chapman, dicen que el país entró en una recesión debido a la caída de los precios de la vivienda y la inflación que está causando los hidrocarburos.
¿A quién creemos? A los expertos de Los Ángeles o de Chapman. Entre ellos se hacen bolas y no entran de acuerdo en lo que implica una recesión.
Cuándo eso sucede, lo mejor es depender de uno mismo. Como me decía un profesor de aritmética en la escuela intermedia, “a las cosas difíciles, hay que tantearlas con ojo de buen cubero”.
El día martes fui al centro de Los Ángeles desde Costa Mesa, la ciudad de los tres nombres. Uno de los cuales es “anti-Inmigrante”.
Como nunca, para llenar el tanque de gasolina, gasté $62.00. Antes de hacer el viaje de una hora, mi niña y yo nos fuimos a un restaurante popular para comer un sabroso desayuno de huevos, café, hotcakes y leche. La cuenta me salió alrededor de $25.00 más la propina. Cuándo llegamos a Los Ángeles, tuvimos que dejar el auto en un estacionamiento privado. Nos cobraron $18.00.
Ustedes se pueden imaginar, al final del día, después del almuerzo, la cena, algunas cositas que a mi niña se le ocurre probar en un día caluroso (helados) y de los trámites de documentos que estuve haciendo ese día, la cuenta sobrepasó los $250.
Si nos ponemos a comparar esos mismos gastos, con los gastos de hace seis meses, la cifra de hoy es mucho más alta que la de esos días. La gasolina costaba alrededor de $2.00 y el precio de los víveres diarios, como la leche, las verduras, el pan, los frijoles, la carne, etc., era más razonable.
A todos estos incrementos en los artículos de primera necesidad hay que agregarle un dato sumamente importante: Nuestros sueldos se han mantenido estáticos. Muy poca gente ha logrado un incremento salarial en los últimos meses. Por el contrario, en vez de aumentar sus haberes semanales, algunos —los más afectados por la economía— fueron despedidos de sus empresas.
En todo caso, de acuerdo a nuestros cálculos, la economía está en un problema serio. A medida que vamos transitando dentro del laberinto del mercado, cada dólar que ganamos se desvanece en las manos del mejor postor y no nos queda un centavo para el ahorro. Así de mal está la economía.
Humberto Caspa es profesor adjunto en la Universidad de California, Irvine. Autor del libro: “Terror en el barrio latino: La llegada de la nueva derecha al gobierno municipal.”
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