Los demócratas recurren al populismo: Hillary Clinton y Barack Obama intensifican sus ataques contra el comercio y las empresas
Por Laura Meckler y Kris Maher
The Wall Street Journal
A medida que se intensifica la carrera a la Casa Blanca, los candidatos demócratas Hillary Clinton y Barack Obama han endurecido su retórica contra las empresas y el libre comercio.
Los candidatos han lanzado ataques generales contra la riqueza de las empresas y los recortes de impuestos que, en su opinión, benefician a los ricos, junto con acusaciones más específicas contra las aseguradoras de salud y petroleras, entre otras industrias.
El viernes pasado, Clinton empezó a transmitir un comercial de televisión en Wisconsin en el que dice: «Las empresas petroleras y las farmacéuticas han disfrutado siete años de apoyo del presidente… Llegó el momento de tener un presidente que los apoye a todos ustedes».
Los dos candidatos están empezando a sonar cada vez más como el ex senador de Carolina del Norte John Edwards en su empeño por conseguir su apoyo y el de sus seguidores, en especial los trabajadores sindicalizados que se inclinaban por el candidato populista antes de que se retirara de las primarias el mes pasado.
Obama logró un empujón hacia ese objetivo el viernes pasado cuando obtuvo el respaldo de Service Employees International Union (SEIU), una de las organizaciones sindicales con mayor poder político en EE.UU. La SEIU estuvo dividida durante un largo tiempo para apoyar a un candidato, pero el retiro de Edwards y el buen momento de Obama facilitaron la decisión.
Ahora, el sindicato tiene a organizadores trabajando para la campaña de Obama en Wisconsin, donde mañana habrá elecciones primarias. «Ahora ha quedado claro que los miembros y los líderes de nuestro sindicato piensan que llegó el momento de unirse al esfuerzo para que Barack Obama sea el próximo presidente de EE.UU.», dijo Andy Stern, presidente del sindicato, durante una conferencia telefónica con periodistas.
Un factor detrás del respaldo es el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (Nafta) que el presidente Bill Clinton convirtió en ley en 1993 y al que muchos sindicatos responsabilizan de desplazar muchos empleos a México. El senador Obama ha atacado cada vez más a Hillary Clinton por el Nafta.
«La gente reacciona fuertemente contra el Nafta», dice Anna Burger, directora del programa político del SEIU. «Hemos visto pérdidas de empleos en este país como resultado del Nafta. Puede que Clinton critique ahora el Nafta, pero tiene lazos con ese tratado. Ese ha sido un obstáculo difícil de superar».
Wisconsin es una prueba para la retórica anti libre comercio ya que es un estado donde el número de trabajos industriales bien remunerados ha caído de manera constante en la última década. Dos encuestas recientes le dan ventaja a Obama y se espera que su candidatura se imponga en el estado.
El maltratado estado de Ohio, que acudirá a las urnas el 4 de marzo, representa una prueba aun mayor. Actualmente es el estado donde hay un mayor número de embargos de vivienda en curso, el 3,7% de las casas con hipotecas vigentes de acuerdo con un informe reciente de National City Corp. en Cleveland. Clinton posee una ventaja importante en recientes encuestas en Ohio.
Los grupos empresariales le restan importancia a los ataques demócratas. «Deberían hablar de estrategias de crecimiento para la economía como la desregulación y la eliminación de obstáculos a los empleadores, en vez de criticar con una retórica política y simplista», dice Randel Johnson, vicepresidente de la Cámara de Comercio de EE.UU.
En el fondo, los dos aspirantes demócratas están de acuerdo en la mayoría de los temas económicos. Aunque debaten el papel de Clinton en la firma del Nafta, por ejemplo, ambos candidatos prometen tratar de renegociar el acuerdo para obtener mejores condiciones.
Su retórica también es muy parecida. El viernes en Cincinnati, Clinton se describió como «la candidata a favor y para la clase media de Estados Unidos» frente a un grupo de votantes. «Vamos a eliminar hasta el último beneficio tributario que existe en el código que da un centavo de su dinero a alguien que exporta un empleo. Esos tiempos se acabaron», dijo. «Es un error que un gestor de fondos en Wall Street que gana US$50 millones al año tenga una tasa de impuestos inferior a la de un profesor, una enfermera, un camionero o un trabajador automotriz que gana US$50.000 al año», aseveró.
El lenguaje de Obama es similar. La semana pasada, mientras se contaban los votos en Maryland, Virginia y Washington D.C., Obama (que ganó en los tres estados) estaba en Madison, Wisconsin, denunciando al Nafta por enviar empleos al exterior y dijo que obligaba a «los padres a competir con sus hijos adolescentes para trabajar por el salario mínimo en Wal-Mart». Es por eso, añadió, que «necesitamos a un presidente que escuche a la gente no sólo a Wall Street, un presidente que esté junto a los trabajadores, no sólo en los buenos tiempos, sino en los tiempos difíciles».
Al día siguiente, Obama fue a una planta de General Motors en Janesville, Wisconsin, y volvió a atacar los acuerdos de libre comercio.
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