Conexión Funesta
El Evangelio y la causa socialista no tienen nada en común. Al menos en la práctica.
En un reciente artículo publicado por Robert A. Sirico en el The Wall Street Journal, se analiza el estéril desempeño de la iglesia cristiana en Latinoamérica durante su alianza con los gobiernos de izquierda a través de la Teología de la Liberación.
Además, se afirma que “la iglesia empieza a reconocer la conexión entre el socialismo y la pérdida de libertad”, hecho que de concretarse la llevaría a jugar su verdadero rol como contraparte de todo tipo de despotismo.
En su artículo Teología de la Libertad, el padre Sirico, Presidente del Instituto Acton, en Grand Rapids, Michigan, asegura que en una región que es más de un 90% católica, una iglesia que haga hincapié en la libertad podría jugar un papel en Latinoamérica similar al que jugó en Europa del Este durante los años 80.
Como muestra del despertar de la iglesia latinoamericana frente a los gobiernos de izquierda, el padre Sirico señaló el comunicado reciente de los obispos católicos de Venezuela, que ataba la agenda del presidente Chávez por su asalto a la libertad bajo el disfraz de ayudar a los pobres.
También aseguró que en México la iglesia enfrentó a un grupo de la izquierda radical, cuando algunos de sus miembros (asociados con el socialista Partido de la Revolución Democrática, PRD ), entraron como vándalos a la catedral de la capital, voltearon bancos, denunciaron a los sacerdotes y pronunciaron arengas anticlericales.
En Cuba, aunque ya despareció la expulsión de integrantes del clero y la persecución religiosa, aún se mantiene una pertinaz puja de espacios entre la iglesia y el gobierno.
Desde el año 1993, fecha en que los obispos cubanos escribieron la pastoral El amor todo lo puede, contrarrestado sin derecho a réplica por quienes atienden en la Isla las relaciones Iglesia-Estado, más otros detractores, se han venido limando algunas ligaduras sin que aún la convivencia y la libertad de opción para el clero prosperen.
Desprovista de espacios públicos donde oficiar sus misas y homilías. Sin autorización para impartir la enseñanza religiosa fuera de la iglesia, los líderes católicos cubanos aún aguardan a que se cumpla el llamado a la reconciliación lanzado por el Papa Juan Pablo II durante su visita a la Isla del 21 al 25 de enero de 1998, cuando dijo: “Que Cuba se abra al mundo, y el mundo se abra a Cuba”.
Esta situación, alejada de la actual postura de otras iglesias latinoamericanas, ya deja vislumbrar, sin embargo, el convencimiento de que nada se gana con seguir las interpretaciones de la Teología de la Liberación, que si bien puede apelar al clero con conciencia social, también “politiza el rol de la iglesia al bendecir otra forma de control totalitario”, como aseguró en su artículo el padre Sirico.
Aunque la iglesia cubana no es un ente opositor, pues se aleja de su condición de ayudar a todos los afligidos, se ha convertido en un referente moral para el cubano de a pie, por sus puertas abiertas en los peores momentos de penurias vividos bajo el socialismo.
Que “al menos 100 años de evidencia contradicen la afirmación de que un Estado más poderoso (eso es todo lo que la teología de la liberación ofrece) es el medio adecuado para el avance material”, como expresara Sirico, es un hecho irrebatible.
Si la visita a Cuba del Papa Juan Pablo II ”marcó la vida de la iglesia y de la nación” como afirmara recientemente en La Habana el Cardenal Jaime Ortega y Alamino, la necesidad de cambio en todas las estructuras de nuestra sociedad, sin dudas marcará el despegue en la obtención de nuestras libertades.
Artículos como Teología de la libertad, que aportan al conocimiento social una mirada atenta y analítica, sirven de estímulo a quienes vemos en el papel de la iglesia uno de los principales actores de los cambios que necesita la nación cubana.
“La iglesia, pese a los terribles golpes a su credibilidad en los últimos años, está en la mejor posición para proveer liderazgo y asumir un rol de enseñanza en este momento”, puntualizó Sirico y coincidimos con él.
Las advertencias del Papa Benedicto XVI “sobre los riegos del poder y sus efectos moralmente corruptores, así como los efectos materialmente corrosivos de la política socialista”, reflejadas en el artículo de Sirico, son una señal de que hay que estar alertas y dispuestos a jugar cada uno su rol antes que sea tarde y doblen las campanas.
- 23 de julio, 2015
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