Teherán, dividida entre los liberales y los de línea dura
Por Sally Buzbee
La Nación
TEHERAN.- Los negocios están repletos de películas y de música pop occidental, como el último film de Harry Potter o, incluso, Los Simpson. Las jóvenes pasean por las calles con jeans ajustados y abrigos cortos, con la cabeza apenas cubierta, del brazo con jóvenes en musculosa y el pelo con mechones terminados en punta.
Esa es la rica zona del norte de la ciudad, donde la presencia clerical es rara, los estilos de vida son relativamente liberales y el creciente aislamiento de Irán del resto del mundo causa una profunda ansiedad. No lejos de allí, en la zona sur, en un ruinoso edificio burocrático cerca de la sede de la municipalidad local, y más al sur todavía en los extensos barrios más pobres de la capital iraní, las cosas son distintas.
Esa es la paradoja de la Teherán actual, una ciudad y una población sorprendentemente cosmopolitas y muy diferente de los estereotipos occidentales, a la par de un gobierno ultraconservador que trabaja para consolidar su poder y está intensa y decisivamente enfrentado con Occidente.
Sin embargo, llámense modernos o estrictamente tradicionales, muchos iraníes comparten una cosa: un profundo orgullo nacional y el deseo que el mundo exterior los respete, agudizado porque tienen la impresión de estar sitiados. Aparte de eso, gran parte de Teherán se siente dividida.
El presidente Mahmoud Ahmadinejad, de la línea dura, obtuvo muchos votos en los barrios más pobres y conservadores, donde la gente respondió a su política populista de compartir la riqueza petrolífera del país. Pero el reparto de esa riqueza no se ha producido, e incluso ex partidarios de Ahmadinejad en el Parlamento y en los medios han planteado objeciones acerca del desempeño económico del país.
En la zona norte de la ciudad, más moderna y elegante, las críticas son mucho más mordaces: algunos sacuden la cabeza disgustados cuando oyen el nombre del presidente. En un edificio de oficinas a la mañana siguiente del reciente discurso de Ahmadinejad en la Universidad de Columbia, donde volvió a poner en duda el Holocausto y negó la existencia de homosexuales en Irán, un empleado de mediana edad esbozó, desconsolado, una sonrisa y le comentó a un amigo: «Es mejor no saber» qué dijo Ahmadinejad. «No nos merecemos ese tipo», añadió y pidió que su nombre no sea publicado. Sin embargo, los diarios ultraconservadores lo elogiaron plenamente.
Las mismas divisiones se observan en las calles. Incluso antes de la Revolución Islámica de 1979 y durante el período inmediatamente posterior, el barrio norte de Teherán era un bastión más occidentalizado, donde las mujeres solían vestirse a la moda occidental, los partidarios del régimen del sha vivían en lujosas residencias e incluso prosperaban algunos locales de comida al paso. En el sur de la ciudad vivían las personas más pobres y conservadoras, muchas de ellas procedentes de las provincias iraníes que iban a buscar trabajo y colmaban pequeños departamentos, a veces en barrios sin cloacas.
A pesar de todo, la era de Ahmadinejad ha traído cambios: los funcionarios han reprimido las libertades individuales en estos meses, e incluso paran y advierten a las mujeres en las calles por no cubrirse la cabeza.
Sin embargo, en los barrios del norte, los jóvenes aún colman los modernos salones de peluquería en las galerías comerciales ante la vista de las jóvenes que pasan. Grupos de rock clandestinos convocan admiradores y la música anterior a la Revolución Islámica puede oírse en los estéreos de los autos.
En la extensa área metropolitana de Teherán, de 9 millones de habitantes, aproximadamente el 60 por ciento de la población tiene menos de 25 años, es decir, que nacieron después de la Revolución Islámica de 1979.
En los bares al aire libre al pie de las sierras norteñas, las familias hablan de la confusión generada por la congestión del tránsito, del racionamiento de la nafta, y de sus temores sobre el precio de las viviendas, que se ha ido por las nubes. Intercambian sarcasmos sobre el presidente, aparentemente sin importarles que alguien las oiga. También expresan cierto desaliento sobre el futuro aunque se pasan datos acerca de cómo obtener una cuenta bancaria en la vecina Dubai, en un momento que la presión del gobierno norteamericano les ha cerrado el acceso a la economía mundial.
Sin embargo, pocos kilómetros al Sur, muchas mujeres todavía usan el largo y envolvente chador negro para ir de compras o llevar a sus hijos al colegio. En muchas calles hay murales con imágenes de Khomeini y del actual líder supremo, Ali Khamenei.
Traducción: Luis Hugo Pressenda
- 28 de diciembre, 2009
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