Bush busca un «zar» para las guerras… y nadie quiere el cargo
WASHINGTON.- Por más de cuatro años, la Casa Blanca obvió un reclamo muy específico y caliente de militares, ex funcionarios y académicos. Querían que se nombrara a un coordinador de las operaciones militares y civiles en Irak y Afganistán. El presidente George W. Bush los desoyó, hasta que en las últimas semanas dio un giro y su equipo evaluó candidatos. Y ahora tres, por lo menos, rechazaron su oferta, al concluir que es demasiado tarde o muy pronto.
Los tenientes generales retirados John Sheehan, Jack Keane y Joseph Ralston desistieron del convite, dejando en evidencia las dificultades que afronta la Casa Blanca para ocupar cargos clave del gobierno, cuando Estados Unidos lleva ya más de cinco años en guerra y Bush se encamina hacia el ocaso.
El objetivo del equipo presidencial es, según reveló ayer The Washington Post y confirmó luego la Casa Blanca, designar a un coordinador de ambas guerras -un «zar»-, que se posicione por encima de todas las áreas del gobierno -incluyendo el Departamento de Estado y el Pentágono-, tome las decisiones y sólo responda a Bush.
Este «zar de las guerras» se uniría a los otros dos designados en los últimos años en distintas áreas. El «zar» de inteligencia, Mike McConnell, a cargo de dirigir y coordinar a las 16 agencias federales, y el de las drogas, John P. Walters, que hace lo propio, pero en la lucha contra el narcotráfico.
Pero con un panorama político dividido sobre Irak y con la opinión pública mayoritaria en contra de la guerra, los tres generales de cuatro estrellas rechazaron el convite, para el que la capacidad militar se encuentra además muy lejos de lo que fue en 2001. El secretario de Defensa, Robert Gates, lo reconoció ayer al anunciar la extensión de las misiones del Ejército en Irak y Afganistán a 15 meses, 90 días más de lo normal hasta ahora, para cubrir el despliegue de 30.000 soldados en Bagdad anunciado por Bush.
«Esta decisión es un paso difícil, pero necesario», dijo un sombrío Gates y reconoció que los más de cinco años de guerra ininterrumpida complicaron los cálculos logísticos del Pentágono. «Nuestras fuerzas están sobreexigidas, no hay dudas sobre eso», admitió. Ese es uno de los factores de riesgo evaluados por Sheehan, Keane y Ralston, pero no el único, ni el más importante, según expresó uno de ellos. «El punto fundamental es que no saben qué demonios van a hacer», acusó Sheehan, quien se retiró luego de estar 35 años en los infantes de marina.
Sheehan detalló que lo contactó el consejero de Seguridad Nacional, Steven Hadley, y pasó dos semanas consultando distintas áreas de la administración. Pero dijo que declinó la oferta tras concluir que el vicepresidente Dick Cheney y los halcones prevalecen aún sobre los funcionarios más pragmáticos. «Así que en vez de ir allá, generarme una úlcera y eventualmente tener que dejarlo, dije «no, gracias»», comentó. Ralston, de la fuerza aérea, se negó por su parte a hacer comentarios, mientras que Keane, del ejército, sólo confirmó que también recibió el ofrecimiento de Hadley, que «discutió semanas atrás».
En elaboración
Dos de los voceros de la Casa Blanca, Dana Perino y Gordon Johndroe, confirmaron que se analiza la creación del puesto, pero evitaron precisar quiénes fueron convocados como candidatos. «Es una idea que está en elaboración», se excusó Perino.
Hasta ahora, la coordinación de ambos frentes bélicos está en manos de la consejera adjunta de Seguridad Nacional, Meghan Sullivan, que debe reportarle a su jefe, Hadley, y carece de facultades para darles órdenes a los departamentos de Defensa y Estado. Sullivan anunció su renuncia y la Casa Blanca decidió replantear el esquema, no sólo su reemplazante, de modo de terminar con una disputa entre las áreas del gobierno que llegaron a ser legendarias con Donald Rumsfeld, Colin Powell y Condoleezza Rice como protagonistas estelares.
Powell y Rumsfeld se marcharon a sus casas. Pero Rice estuvo lejos de prevalecer, en parte porque Cheney sirvió de contrapeso, pero particularmente porque Bush jamás la confirmó como coordinadora de la ocupación en ambos frentes.
A todo esto, la idea de nombrar a un «zar de las guerras» es aún bienvenida por los analistas, como el académico del conservador Instituto Empresario Estadounidense (AEI), Frederick Kagan. «Definitivamente sería una buena idea. Espero que lo hagan, que lo hagan pronto y que elijan al hombre correcto. Es un verdadero problema no tener a alguien que coordine», explicó.
Pero otros consideran que quizá sea demasiado prematuro. Antes que nombrar a un coordinador, hay que cambiar de estrategia, afirma el vicepresidente del Instituto Brookings y ex estratego de Rice en el Departamento de Estado para la reconstrucción de Irak, Carlos Pascual. «Un individuo no puede solucionar una política fallida», esgrimió.
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