Defender la libertad
El Universo, Guayaquil
El liberalismo no es un sistema político de derecha o izquierda, porque no defiende mecanismos concretos de manejo de la organización social, sino algo superior: dejar que los seres humanos actúen según su esencia, es decir respetar su individualidad, su propiedad, y sus interrelaciones.
Intenta entender y proteger lo que parece son actitudes naturales de los seres humanos como la creatividad, el emprendimiento y riesgo, el deseo y la autosatisfacción de progresar, la libertad para tomar decisiones, la solidaridad.
Económicamente, estas interacciones se dan en el espacio llamado mercado y para que funcionen se requiere de oferentes y demandantes y ciertas condiciones básicas.
Por ejemplo, para que haya oferta de pan son requisitos: a) la seguridad jurídica, que es la tranquilidad de saber que se van a poder resolver eventuales conflictos (siempre presentes en los negocios) dentro de términos legales razonables, sin manipulaciones, por ejemplo, de un Gobierno que decretara que no le gusta ni la calidad del pan ni su precio, y quisiera imponer normas externas; b) un nivel de riesgo aceptable (ni siquiera el sofisticado riesgo país, sino algo más sencillo como lo que cada uno percibe diariamente), es decir que el negocio dependa de los imponderables propios (como la competencia o las decisiones del consumidor) pero no de cambios bruscos en el ambiente que trastornan lo planificado; c) un mercado financiero que permita encontrar recursos ya sea en la banca, ya sea en el mercado de capitales formal, ya sea dando llamadas a tres o cuatro conocidos que se embarquen en la aventura.
Y por el lado de los compradores: a) un mercado laboral competitivo donde se generen ingresos relacionados con productividad; b) ausencia de distorsiones que lleven a la gente a comprar más (subsidios que incentivan compras excesivas) o menos (si se fijan precios absurdos).
Pero, además, para que el mercado funcione se necesitan reglas básicas: a) la libertad de entrar y salir. Que nadie proteja a los malos panaderos (siendo los consumidores los que determinan quién es bueno o malo) impidiéndoles cerrar o restringiendo el acceso de nuevos actores; b) que fluya información normal sobre precios, para razonablemente saber cuánto cobra cada panadería (sería absurdo que para conocer el precio final hubiera que sumar el costo del pan, más el parqueadero, el costo por cruzar la puerta y otro por saludar a la panadera); c) que se pueda fácilmente comprar en una u otra panadería (sería limitante que a cada ciudadano se le obligue a comprar en cierto barrio); d) que este conjunto de reglas se apliquen no solo al pan sino a todos los mercados relacionados: harina, transporte, banca, bolsas plásticas, etcétera.
Así el sistema tiende a ser eficiente (imperfecto. aunque menos que los demás), pero también, es solidario: a) por la propia búsqueda de satisfacer los gustos y necesidades de los demás; b) porque pone de relieve lo que son intrínsecamente las personas, y la solidaridad hace parte de ello; c) porque el sistema puede incorporar mecanismos adicionales para incrementar la solidaridad.
¿Cree usted que en el Ecuador vamos en esa dirección?. ¿O todo lo contrario?
- 23 de julio, 2015
- 25 de noviembre, 2013
- 7 de marzo, 2025
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