Economía de Chile: Clave del Éxito Político
Por Cristian Larroulet
El Diario Exterior
En una columna del mes pasado planteé lo peligroso de las señales de falta de autoridad entregadas por el nuevo Gobierno. No es raro que ello se tradujera en caídas en el apoyo a la Presidenta de la República desde un 62% en abril a un 44% en Junio. Los cuestionamientos a la gobernabilidad también impactan a la economía y esto se refleja en un conjunto de indicadores de confianza de empresarios y consumidores que han caído en los últimos dos meses.
Al parecer se está produciendo un círculo vicioso que tiene impactos políticos y económicos. «Estúpido, es la economía» insistía James Carville asesor principal de Bill Clinton en la campaña que lo llevó a salir elegido Presidente de Estados Unidos.
En efecto, el crecimiento económico es uno de los factores principales en el éxito político. Para quienes no lo creen basta que se lo pregunten al Presidente Alejandro Toledo. La economía creció en sólo 3,1% en sus primeros años y su popularidad llegó al suelo.
Hacia el final del período recuperó el respaldo gracias a un crecimiento de 6,4% el año pasado. Otro que puede ratificar lo mismo es el ex Presidente Lagos cuyo nivel de aprobación bordeó el 42% cuando la economía crecía a tasas en torno al 3% y saltó a niveles de 60% cuando la economía crecía sobre el 6% anual.
La realidad descrita es la que debería llevar a la Presidenta de la República a priorizar el crecimiento económico en su estrategia política. Sin embargo, para ello no debe escuchar el mensaje del ex Ministro Nicolás Eyzaguirre que propone subir impuestos.
No obstante su amistad, ambos están en proyectos distintos. La Presidenta en hacer un buen gobierno y ello pasa por recuperar el apoyo ciudadano. El ex Ministro de Hacienda está en su carrera política. Las alzas de impuestos y la incertidumbre tributaria han sido un factor significativo en la disminución del crecimiento potencial del país.
Esto no es ideología. Así lo avalan los estudios internacionales que indican que «el consumo del gobierno tiene un efecto negativo en el crecimiento de largo plazo». En otras palabras, imitando a Carville, los asesores de la Moneda debían decir «hay que rebajar los impuestos».
El Ministro Andrés Velasco lo sabe y por ello sus anuncios de esta semana van en la dirección correcta: bajar el impuesto de timbres y dar un crédito tributario a las empresas que hacen investigación y desarrollo. Pero esas propuestas son insuficientes, sobretodo si paralelamente se propone subir los impuestos cuando las pequeñas empresas invierten y dan empleo como ocurre con la derogación al artículo 14 bis.
Un paquete de rebajas tributarias aplicado en forma gradual, financiado con ingresos permanentes y que incluya eliminar impuestos a las ganancias de capital para favorecer el emprendimiento; que las Pymes no paguen el impuesto de primera categoría para acelerar el empleo y profundizar en todas las empresas el concepto de impuesto al gasto para dinamizar la inversión darían confianza al enorme potencial emprendedor con directas consecuencias positivas para el crecimiento económico y el respaldo político de la autoridad
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