Microsoft y la UE, en un diálogo de sordos que aún está lejos de terminar
Sigue la arremetida colectivista contra los que procuran servir mejor a los consumidores.
The Wall Street Journal Americas
Hace un año, el presidente ejecutivo de Microsoft, Steve Ballmer, llegó a Bruselas para reunirse en secreto con Neelie Kroes, la comisionada antimonopolio de la Unión Europea (UE).
A pedido de Microsoft, la reunión no debía ser hecha pública, según confirmaron ambas partes. Los funcionarios de la UE entendieron que esto significaba que las conversaciones serían sustanciales y no simplemente una oportunidad para hacer prensa. Por eso, se sorprendieron al leer una combativa entrevista con Ballmer en un diario francés, anunciando que estaba camino a Bruselas. El artículo lo citaba diciendo que a los reguladores «no les gusta el poder de Microsoft», y que estaba «frustrado».
Un vocero de Microsoft, Tom Brookes, dijo que la filtración del periódico sobre el viaje había sido involuntaria. Pero este tipo de malentendidos y la falta de confianza entre ambas partes explica por qué, cinco años después de que el gigante del software lograse llegar a un acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos en una disputa similar, aún sigue batallando con Europa.
La semana pasada, Microsoft se enfrentó con los reguladores europeos y los abogados de sus principales competidoras en un juzgado en Luxemburgo. El tribunal está considerando la apelación de la compañía a una decisión de 2004, en la que la UE dictaminó que utilizaba injustamente su sistema operativo Windows, usado por el 90% de las computadoras personales, para eliminar a sus rivales de otros mercados de software. La decisión se producirá dentro de alrededor de un año.
Hasta entonces, la compañía igual debe cumplir la órdenes de la UE de cambiar algunas de sus prácticas de negocio.
Durante la reunión secreta del año pasado en la oficina de Kroes en Bruselas, ambas partes prometieron dejar las riñas y buscar acuerdos. Pero la buena fe tardó poco en evaporarse.
Los ingenieros de las rivales de Microsoft tuvieron acceso, bajo una estricta seguridad en las oficinas centrales de la compañía en Redmond, Washington, a un manual técnico que Microsoft había sido ordenada a redactar. Los representantes se decepcionaron por su longitud y desorganización. La UE ordenó a Microsoft reescribir el manual, dando lugar a una segunda reunión entre Kroes y Ballmer. Microsoft despues negó la entrega de una versión actualizada del manual hasta que la información no fuese codificada. Luego llegó por correo una versión sin codificar, alimentando la sospecha de los reguladores de que las preocupaciones de Microsoft por la seguridad no eran más que un artilugio para demorar las cosas.
Kroes dice que le ha molestado la campaña de Microsoft que la mostraba como alguien que se confabula con otras compañías de software para dañar a la empresa. «Los que dicen que soy injusta, no me conocen», dijo en una entrevista. El consejero general de Microsoft para Europa, Horacio Gutiérrez, rebate diciendo que los reguladores siguen «moviendo el arco» con respecto a lo que puede o no puede hacer la compañía para satisfacerlos.
Al intensificarse la acritud, es más lo que está en juego. Kroes recientemente advirtió a Microsoft que vigilará de cerca su nueva versión de Windows, llamada Vista, para buscar infracciones antimonopolio. El gobierno de EE.UU. ha tomado medidas inusuales, como la de advirtir a Kroes que no trate injustamente a la gigante de software, aun cuando haya otras grandes compañías tecnológicas de EE.UU. exhortando a la comisionada a actuar.
En el núcleo de esta batalla está el mismo motivo que suscitó la pelea antimonopolio en EE.UU.: promover la competencia del software en mercados globales donde Microsoft es dominante. Dado que produce tanto Windows, el cerebro central de la mayoría de las PC, y otros programas que funcionan perfectamente con Windows, Microsoft tiene una enorme ventaja sobre otras compañías de software, dicen en la UE y empresas rivales. Quieren jugar en un terreno nivelado. Pero Microsoft argumenta que la UE la quiere hacer entregar información valiosa a sus competidores.
EE.UU. dejó de intentar acciones antimonopolio contra la compañía y llegó a un acuerdo, tras una dura lucha, hace ya casi cinco años. Entonces, los rivales de Microsoft en EE.UU. comenzaron a dirigirse a la UE en busca de ayuda para su causa.
Existe un grupo poderoso de competidores que apoyan a Kroes, incluyendo a International Business Machines Corp. (IBM), Oracle Corp., Sun Microsystems Inc., Red Hat Inc., RealNetworks Inc. y Adobe Systems Inc. Hace poco, el gigante de las búsquedas en Internet, Google Inc., pidió a Kroes que evite que Microsoft instale un software en Windows que conectaría a millones de usuarios directamente a su sitio de búsquedas MSN, lo que posiblemente afectaría el liderazgo de Google en el lucrativo mercado de la publicidad en Internet.
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