Ollanta Humala: Los tambores de hojalata de ayer y hoy

Editorial – El Comercio

Por arremeter contra Flores, García tiene que cuidar de no caer en los bandazos al vacío o palos de ciego de Humala

Cuando meses atrás apareció en escena Ollanta Humala no sabíamos realmente quién era, excepto que provenía del mundo de los cuarteles y de una abortada revuelta militar, sospechosamente asociada, como cortina de humo, a la fuga de Vladimiro Montesinos del país en el velero Karisma.

Entonces llamé «tambor de hojalata» al vacío político que traía en las manos el hoy candidato presidencial favorito: sin partido (se lo prestarían después), sin doctrina definida (divagaba entre el etnocacerismo, el velasquismo, el chavismo y el nacionalismo), sin propuestas de gobierno (ni siquiera en borrador), sin entorno mínimamente coherente (hasta ahora no termina de conocer a los miembros de su equipo), sin discurso democrático (no le nace ni siquiera pensarlo) y, finalmente, sin más conexión que la emocional con la masa decepcionada de la política que lo ha convertido en puntero de las encuestas, sin exigirle, por ahora, nada a cambio, porque lo que representa no es más que un voto de castigo al establishment partidario del país.

Humala es, pues, el capataz, fuete en mano, que un tercio de la población electoral del país ha encontrado en una esquina del camino para encomendarle la tarea de asustar a la política y a los políticos en las ánforas. Ni él tiene un proyecto de gobierno serio ni los que adhieren a su causa de captura del poder creen que podría hacer un buen gobierno. Solo creen que podría poner orden y nada más.

Ver y escuchar a Humala a estas alturas de la campaña electoral, cuando han corrido ya muchas semanas, no nos trae más que el mismo vacío, el mismo vacío del tambor de hojalata del comienzo: sin el claro horizonte de gobernabilidad que podría haber ya construido y con una cantaleta ruidosa en su propuesta política: la de acabar con los ricos y los poderosos y la de marchar al abrazo de tanta gente pobre, desesperanzada y rabiosa sin poder llevar a ese abrazo una sola alternativa de cambio de vida. Solamente más palabras de desesperanza y de rabia con redobles de intimidación y llamados a la violencia, como no veíamos desde los tiempos del terrorismo.

Como muchas de las cosas que se contagian en la política peruana, Alan García tiene que cuidarse de no terminar tocando el tambor de hojalata de Humala de tanto aproximar su lenguaje al vocabulario autoritario del candidato nacionalista y a la división de clases que este propone.

El Perú está harto de tambores de hojalata, que han redoblado los peores pasos de frustración del país. Quien quiera ganar la presidencia que lo haga sin tirar bandazos al vacío. Que lo haga construyendo el sentido de futuro que necesita el país y no el espejo retrovisor en el que tenemos que volver a ver nuestros peores fracasos.

Humala lanza una velada amenaza antidemocrática

Dice que un gobierno de Flores Nano sería sacado en un año. Asegura que él estaría en la oposición democrática

Primero habló de fraude y ahora lanza una velada amenaza contra un probable gobierno de Lourdes Flores Nano: que el pueblo, al que él dice representar, la sacará y que no cumplirá un año en el poder.

El candidato Ollanta Humala revela así que estaría dispuesto a patear el tablero si el resultado electoral no lo favorece. Sus declaraciones, que son parte de una entrevista que concedió a la revista argentina «Página/12», también ponen en evidencia su intención de formar un eje latinoamericano en el que incluirá, cómo no, a su mentor, el presidente venezolano Hugo Chávez

Así lo dijo

«El clima social está caliente, el pueblo está exacerbado… Si no hay un cambio, la situación social estallará»
OLLANTA HUMALA

Entrevista concedida a «Página/12» de Argentina