Demógrafos optimistas sobre América Latina
Cuando tratamos de pronosticar el futuro de América Latina, casi siempre recurrimos a los economistas o politólogos. Pero quizás deberíamos escuchar tambien a los demógrafos, que pintan un panorama mucho más optimista.
Les doy dos ejemplos: el actual debate del Congreso de los Estados Unidos sobre la presunta necesidad de erigir una muralla en la frontera con México, y las proyecciones de los economistas según las cuales las economías latinoamericanas se van a desplomar en el momento en que empiecen a caer los precios de las materias primas. En ambos casos, los demógrafos tienen una perspectiva mucho menos catastrófica.
Los que apoyan la muralla fronteriza citan a los economistas para argumentar que una avalancha de inmigrantes ilegales tomará cada vez más empleos de estadounidenses, saturará las escuelas y hospitales, y amenazarán la identidad nacional de los Estados Unidos como una nación angloparlante.
Pero muchos demógrafos se ríen de estas afirmaciones. Lo que es más, dicen que en un futuro no muy lejano podríamos ver una migración al revés: de los baby boomers de Estados Unidos – la generación que nació cuando se disparó la tasa de natalidad a mediados del siglo pasado – hacia México y el resto de Latinoamérica cuando se jubilen, en busca de servicios médicos más baratos, más sol, y mejores condiciones de vida.
Ya se estima que hay casi un millón de estadounidenses en México, y cientos de miles más en Centro y Sudamérica. Mientras que los aislacionistas de Estados Unidos dicen que los inmigrantes indocumentados están haciendo aumentar los costos de la medicina en Estados Unidos, sus contrapartes latinoamericanos pronto podrían estar diciendo lo mismo de los jubilados estadounidenses.
La razón de todo esto es que la población de América Latina está envejeciendo rápidamente, y la región en unos años tendrá una población juvenil mucho menor para exportar trabajadores a los Estados Unidos, España u otros países desarollados.
Según el Departamento de Población de las Naciones Unidas, el número de jóvenes de entre 18 y 23 años en América Latina y el Caribe se reducirá de casi 63 millones en la actualidad a 59.6 millones en el 2050. En cambio, el número de personas de más de 65 años en la región crecerá del 6.4 por ciento de la población actualmente al 18.4 por ciento en el 2050.
»En los Estados Unidos se da por un hecho que la gente de todo el mundo siempre va a querer venir aquí». Pero en veinte o treinta años, probablemente no sea tan fácil atraer capital humano a este país», dice Phillip Longman, un demógrafo de la Fundación Nueva América de Washington, y autor de La Cuna Vacía: Como la Caída de las Tasas de Fertilidad Amenazarán la prosperidad mundial. En una entrevista telefónica, Longman me dijo que países como España, Alemania y Japón van a competir con los Estados Unidos por nuevos inmigrantes. «Los inmigrantes van a ser un bien sumamente codiciado«, afirmó.
Los datos de las Naciones Unidas muestran que México ya registró una de las mayores caídas de fertilidad del mundo en décadas recientes. Y en los próximos 10 años, la tasa de fertilidad de México caerá de un promedio actual de 2.1 niños por mujer a 1.9 niños.
En el mismo período, las tasas de fertilidad de reducirán de 2.4 niños por mujer a 2.2 en Colombia, de 2.5 niños a 2.2 en Venezuela, de 2.6 niños a 2.3 en Perú, de 2.2 niños a 2 en Brasil, Argentina y Uruguay, y de 1.9 niños a 1.8 en Chile.
El menor número de nacimientos permitirá a los países latinoamericanos -con algunas excepciones, principalmente en América Central -gozar de algunos años de paz social antes de que sus poblaciones sean viejas, y tengan que alimentarlas y darles cuidado médico. En el corto plazo, el menor porcentaje de jóvenes significará que América Latina necesitará crear una menor cantidad de empleos.
«En términos demográficos, América Latina está en condiciones de gozar de un período de prosperidad por los próximos 30 años, que es otro motivo por el que habrá menos latinoamericanos que buscaran emigrar«, dice Longman. «Hay un espacio de tiempo favorable, en que habrá menos jóvenes pero no tantos viejos».
En otras palabras, la región tendrá una ventana de oportunidad demográfica para aumentar su competitividad, y convertirse en mas próspera. Pero al mismo tiempo, deberá convivir con la bomba de tiempo de una población cuya edad promedio está envejeciendo rápidamente, y que va a necesitar ser mantenida en un futuro no muy distante.
Mi opinión: Los demógrafos a menudo se equivocan, como cuando la década de los setenta pronosticaron una explosión de la población mundial, y eso no sucedió. Pero a lo mejor es hora de volver a tomarlos en cuenta. En el caso de América Latina, por lo menos nos harán sentir un poco mejor
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