Eliminemos todos los monopolios laborales

14 de junio, 1993

SAN FRANCISCO—Tres de los cuatro últimos presidentes de los Teamsters, el mayor sindicato laboral en los Estados Unidos, han sido declarados culpables de cargos de corrupción según las leyes federales.

El actual presidente, Jackie Presser, se encuentra ahora bajo investigación por sobornos de cinco empleados. Un empleado fantasma ha admitido haber recibido más de $100.000 por tareas que nunca realizó.

El ex – Presidente Roy Williams fue encontrado recientemente culpable de intentar sobornar al Senador de Nevada Howard Cannon para que votase en contra de desreglamentar el transporte por camiones.

El ex – Presidente Jimmy Hoffa, quien fuera declarado legalmente muerto el pasado diciembre, fue acusado de fraude en relación con el fondo de pensión y de intentar manipular al jurado.

¿Qué otra organización podría existir con tantos escándalos? Documentos gubernamentales informan que al menos 400 sindicatos locales y nacionales, incluyendo los Teamsters, se encuentran controlados por el crimen organizado.

En los últimos tres años, 49 funcionarios de los Teamsters han sido acusados de violar los estatutos laborales federales sobre el crimen organizado.

Los sindicatos no son intrínsecamente malos, pero el inusual status legal que las cúpulas sindicales han recibido del gobierno, ha alentado la corrupción y el fraude. Como resultado de las leyes federales, las asociaciones voluntarias de trabajadores han sido reemplazadas por organizaciones como los Teamsters.

A los consumidores les están arrancando los ojos con los costos salariales derivados del monopolio, y otros trabajadores (particularmente las minorías inexpertas) son mantenidos desocupados.

Aún los trabajadores que no aprueban las prácticas sindicales son compelidos por las leyes que establecen la negociación colectiva a adherir y apoyar a los sindicatos a fin de conservar sus empleos.

Pese a la disminución del número de trabajadores afiliados a nivel nacional, grupos como los Teamsters han prosperado en áreas donde los trabajadores son obligados a adherir.

Como un monopolio con afiliación compulsiva, cortesía del gobierno de los EE.UU., la conducción sindical se encuentra virtualmente facultada para abusar de sus miembros. Mientras tanto un trabajador no pueda negarse a los deberes sindicales, ninguna presión puede ser aplicada para asegurar que los líderes respondan a los problemas.

¿Le sorprende a alguien que el salario oficial de Presser sea de $548.000 por año, y que los gastos anuales de Williams, no incluyendo su salario, fuesen más de $500.000?

Esta trágica situación conduce a precios más elevados, trabajo de mala calidad, y a unos Estados Unidos que no pueden competir en la economía mundial.

La corrupción se ha vuelto rutinaria para muchos trabajadores estadounidenses. La misma puede ser terminada de una vez y para siempre desreglamentando el mercado del trabajo y derogando las disposiciones gubernamentales que protegen a los monopolios laborales como el Teamsters.

Traducido por Gabriel Gasave

  • (1949-2022) fue el fundador, presidente y director general del Instituto Independiente.

Artículos relacionados