El declarar la guerra contra Yugoslavia podría concederle al Presidente Clinton la excusa final para interferir con la economía y para tomar medidas enérgicas contra los críticos.
En una guerra declarada, el presidente podría asumir facultades prácticamente ilimitadas sobre la economía y el público, advierten los académicos. Podría, de manera temporal, nacionalizar las industrias bélicas. Incluso podría arrestar y detener a individuos sin someterlos a proceso.
Históricamente, el poder gubernamental se ha expandido enormemente durante las guerras declaradas, a expensas de los derechos civiles y de la libertad económica.
“(Declarar la guerra) da lugar al surgimiento de facultades extraordinarias en lugar de las ordinarias,” expresó Roger Pilon, director del Centro de Estudios Constitucionales del Cato Institute. “La rama ejecutiva obtiene algo así como una mano libre (en una guerra declarada). Los contratos pueden ser abrogados. Los navíos pueden ser requisados.”
Algunos sostienen que el Congreso debería declarar la guerra a fin de clarificar los objetivos de la campaña yugoslava y de despejar las objeciones para expandirla, incluyendo el empleo de efectivos terrestres o incluso una invasión de Yugoslavia.
El martes, ocho senadores—los republicanos John McCain de Arizona, Thad Cochran de Mississippi, Richard Lugar de Indiana y Chuck Hagel de Nebraska y los demócratas Joseph Lieberman y Chris Dodd de Connecticut, Charles Robb de Virginia y Joseph Biden de Delaware—ofrecieron una resolución que le permitiría a Clinton emplear “todos los medios necesarios” para triunfar en Kosovo.
“Estamos involucrados en una guerra,” Hagel afirmó en el recinto del Senado.
Pero esta resolución no alcanza formalmente para declarar la guerra—una medida respecto de la cual otros legisladores sostienen que el Congreso tiene un deber constitucional de debatir y decidir.
El representante Tom Campbell, republicano por California, ha introducido dos resoluciones en la Cámara. Una declararía la guerra contra Yugoslavia. La otra retiraría la autorización parlamentaria de las operaciones militares contra Yugoslavia.
Campbell ha sostenido que él votará en contra de la guerra y por una finalización de los bombardeos. Si el Congreso vota en contra de ambas resoluciones, Campbell afirma que iniciará una demanda federal que procure obtener un fallo sobre la legalidad de la campaña yugoslava.
El declarar la guerra podría ser una manera de que el Congreso cubra sus bases constitucionales, pero los académicos en leyes y los historiadores de las guerras, advierten que una guerra declarada modificaría más cosas dentro de los EE.UU. que en la propia Yugoslavia.
“Bajo la ley nacional, ya nos encontramos en estado de guerra,” dijo John Yoo, Profesor de Derecho Constitucional en la University of California, en Berkeley. “Una declaración de guerra es ahora en realidad más importante por motivos internos.”
En la Primera Guerra Mundial, el gobierno de Washington impuso controles sobre los precios y los alquileres, confiscó la propiedad privada, nacionalizó los ferrocarriles, asumió el control de toda la navegación, reguló la asignación del carbón y del petróleo, subsidió a la producción de trigo e instituyó el servicio militar obligatorio.
“La mayoría de los controles gubernamentales fueron el resultado de ordenes ejecutivas,” dijo Robert Higgs, Asociado Senior en The Independent Institute en Oakland, California, y autor de Crisis and Leviathan (Oxford University Press, 1987), un libro que delinea el crecimiento del poder federal desde la fundación de la nación.
“En cualquier oportunidad que (los legisladores) declaran la guerra, eso tan solo fortalece la mano del presidente,” dijo Higgs.
El Presidente Wilson creó la Junta de las Industrias de Guerra, la cual engendró montones de comités que tomaron el control de las distintas industrias. También creó el Comité sobre la Información Pública, mejor conocido como el Comité de Creel, debido a su jefe y ejecutivo de publicidad George Creel.
El Comité de Creel sujetó a los estadounidenses a una masiva campaña de propaganda en favor de la guerra. Reclutó a académicos para que escribiesen artículos apoyando el conflicto bélico y a actores para que efectuasen declaraciones a favor de la guerra. El mismo incluso reclutó a líderes religiosos para que diesen sermones en pro de la guerra.
Al mismo tiempo, Wilson suprimió el disenso haciendo que la Oficina de Correos negase el privilegio de enviar sus publicaciones por correo a cientos de periódicos y revistas. Muchos de ellos debieron cesar en sus actividades.
Miles de residentes extranjeros fueron arrestados sumariamente y deportados. Entre ellos se incluía no solamente a los alemanes, sino a los sospechados de ser comunistas de diversos países.
Varios de los que fueron arrestados pero no deportados languidecieron en prisión hasta que el Presidente Harding los liberó en 1921—tres años después de que la guerra terminara.
El Artículo I de la Constitución de los Estados Unidos le permite al gobierno federal suspender el Privilegio de la Orden Judicial de Habeas Corpus “cuando la Seguridad pública lo exija en los casos de Rebelión o Invasión.” Esto le permite al presidente arrestar y detener a cualquiera sin proceso por periodos indefinidos.
Los EE.UU. hicieron frente a una pequeña amenaza de invasión en la Primera Guerra Mundial, pero la cláusula ha sido interpretada como que se aplica durante las épocas de guerra.
En Segunda Guerra Mundial, el Presidente Franklin Roosevelt mantuvo cautivos a más de 110.000 japoneses-estadounidenses, de cuya lealtad se sospechaba debido a su ascendencia japonesa. Muchos eran ciudadanos estadounidenses.
FDR también tomó incluso un control más completo sobre la economía de la nación. Instituyó los mismos controles que Wilson implementara en la Primera Guerra Mundial y les agregó amplios controles de precios y salarios, un control de alquileres en toda la nación, el racionamiento de varios bienes de consumo y una planificación centralizada de la producción.
Los controles de precios fueron nuevamente aplicados durante la Guerra de Corea. El Presidente Truman tomó también el control de la industria del acero en medio de una huelga, pero la medida fue más tarde declarada inconstitucional.
Durante la Guerra Fría, muchas facultades presidenciales de épocas de guerra fueron vueltas legales mediante leyes del Congreso. Mucho de lo que los presidentes hicieron alguna vez durante épocas de guerra, puede hacerse en la actualidad bajo las facultades existentes en las debidas circunstancias.
“Debido a la expansión de las facultades presidenciales durante la Guerra Fría, (el presidente) puede hacer en gran medida lo que le plazca,” dijo Joan Hoff, director del Instituto de Historia Contemporánea en la Ohio University en Athens, Ohio. “(El declarar la guerra) no va a en realidad expandir sus facultades.”
El Congreso ya le ha otorgado al presidente facultades extraordinarias a través de distintas normas. Bajo la Ley de Facultades Económicas de Emergencia Internacional, el presidente precisa solamente declarar una emergencia nacional para asumir el control de las épocas de guerra sobre la economía.
Pero muchos académicos consideran que una guerra declarada proporcionaría una fuerte cobertura política para el ejercicio actual de las facultades extraordinarias.
“Una declaración de emergencia nacional es menos que una declaración de guerra,” dijo Yoo. “Una declaración de guerra es el paso de mayor alcance que el gobierno puede dar. Si fuesen tan lejos como a una declaración de guerra, toda clase de cosas cambiaría o podrían hacerlo.”
Con las fuerzas armadas padeciendo ya severos problemas de reclutamiento y de retención de sus miembros, una guerra declarada le facilitaría a Clinton justificar el establecimiento de la conscripción. Podría también extender los compromisos de servicio de manera indefinida, manteniendo a los miembros del servicio en sus uniformes «mientras dure» el conflicto.
Las penalidades se incrementan para muchos crímenes durante las épocas de guerra. El espionaje se vuelve punible con la muerte. Los poderes de policía son por lo general fortalecidos mediante una celosa aplicación de la ley y tribunales diferenciales.
La Corte Suprema aprobó por vez primera los controles de alquileres durante la Primera Guerra Mundial, citando “circunstancias exigentes.” La misma también le guiñó un ojo a la internación de los japoneses-estadounidenses en la Segunda Guerra Mundial.
El público se encuentra más proclive a aceptar cargas onerosas como el servicio militar obligatorio o el uso de facultades dictatoriales cuando la excusa que se le brinda es la de una guerra declarada.
“Existen posiblemente muchas más facultades inherentes en el presidente durante una guerra declarada por el Congreso,” expresó Michael Ratner, un abogado de derechos humanos internacionales que trabaja para el Center for Constitutional Rights en Nueva York.
“Bajo una declaración de guerra, el presidente posee probablemente facultades más amplias para tomar muchas acciones domésticas,” sostuvo Ratner.
Ratner afirmó que varias leyes podrían ser utilizadas por el presidente para cercenar las libertades civiles y suprimir el disenso durante una guerra declarada con Yugoslavia.
El viajar a Yugoslavia o a países vecinos podría ser restringido por la Ley de Pasaportes. Las transacciones financieras vinculadas con el viaje podrían tornarse actos criminales bajo la Ley de Comercio con el Enemigo.
Los críticos de la guerra podrían convertirse en violadores a la Ley de Registro de los Agentes Extranjeros con meramente descargar y distribuir información de los sitios en Internet yugoslavos. El gobierno debería incluso intentar obstruir a los websites extranjeros e intimidar a los proveedores domésticos del servicio de Internet por alojar sitios pro serbios.
“Una persona que apoye fuertemente a los serbios, especialmente un serbio-estadounidense, podría dar lugar a una investigación,” dijo Ratner. “La gente comenzará a ser cuidadosa con lo que haga.”
Agregó Higgs: “El gobierno no va a quedarse quieto y permitirle a la gente montar una crítica efectiva. Cuando el presidente es una persona totalmente carente de escrúpulos, eso es especialmente desquiciante.”
Facultades de Guerra dentro del País
Las facultades del presidente pueden expandirse dramáticamente durante las épocas de guerra.
Constitución de los Estados Unidos: Permite que sea suspendido el habeas corpus, facultando al presidente a arrestar y detener a ciudadanos estadounidenses sin el debido proceso.
Ley del Enemigo Extranjero de 1798: Le permite al presidente efectuar arrestos sumarios, internar y deportar a extranjeros sospechosos.
Ley de Defensa de la Producción de 1950: Autoriza amplios controles sobre la economía.
Ley de Facultades Económicas de Emergencia Internacional de 1977: Permite límites sobre las transacciones financieras con los países extranjeros durante una “emergencia nacional” declarada por el presidente.
Ley de Comercio con el Enemigo de 1941: Permite limites adicionales sobre transacciones financieras con países extranjeros durante guerras declaradas.
Ley de los Pasaportes en Épocas de Guerra de 1952: Prohíbe el uso de pasaportes estadounidenses por parte de personas que deseen viajar a países en guerra con los Estados Unidos.
Ley Logan de 1798: Le prohíbe a los ciudadanos estadounidenses actuar como diplomáticos no oficiales con países extranjeros.
Ley de Registro de los Agentes Extranjeros de 1938: Requiere que los residentes estadounidenses actúen en nombre de gobiernos extranjeros para registrase como agentes extranjeros.
Traducido por Gabriel Gasave
¿Que tal si fuese el Congreso el que declarase la guerra?
El declarar la guerra contra Yugoslavia podría concederle al Presidente Clinton la excusa final para interferir con la economía y para tomar medidas enérgicas contra los críticos.
En una guerra declarada, el presidente podría asumir facultades prácticamente ilimitadas sobre la economía y el público, advierten los académicos. Podría, de manera temporal, nacionalizar las industrias bélicas. Incluso podría arrestar y detener a individuos sin someterlos a proceso.
Históricamente, el poder gubernamental se ha expandido enormemente durante las guerras declaradas, a expensas de los derechos civiles y de la libertad económica.
“(Declarar la guerra) da lugar al surgimiento de facultades extraordinarias en lugar de las ordinarias,” expresó Roger Pilon, director del Centro de Estudios Constitucionales del Cato Institute. “La rama ejecutiva obtiene algo así como una mano libre (en una guerra declarada). Los contratos pueden ser abrogados. Los navíos pueden ser requisados.”
Algunos sostienen que el Congreso debería declarar la guerra a fin de clarificar los objetivos de la campaña yugoslava y de despejar las objeciones para expandirla, incluyendo el empleo de efectivos terrestres o incluso una invasión de Yugoslavia.
El martes, ocho senadores—los republicanos John McCain de Arizona, Thad Cochran de Mississippi, Richard Lugar de Indiana y Chuck Hagel de Nebraska y los demócratas Joseph Lieberman y Chris Dodd de Connecticut, Charles Robb de Virginia y Joseph Biden de Delaware—ofrecieron una resolución que le permitiría a Clinton emplear “todos los medios necesarios” para triunfar en Kosovo.
“Estamos involucrados en una guerra,” Hagel afirmó en el recinto del Senado.
Pero esta resolución no alcanza formalmente para declarar la guerra—una medida respecto de la cual otros legisladores sostienen que el Congreso tiene un deber constitucional de debatir y decidir.
El representante Tom Campbell, republicano por California, ha introducido dos resoluciones en la Cámara. Una declararía la guerra contra Yugoslavia. La otra retiraría la autorización parlamentaria de las operaciones militares contra Yugoslavia.
Campbell ha sostenido que él votará en contra de la guerra y por una finalización de los bombardeos. Si el Congreso vota en contra de ambas resoluciones, Campbell afirma que iniciará una demanda federal que procure obtener un fallo sobre la legalidad de la campaña yugoslava.
El declarar la guerra podría ser una manera de que el Congreso cubra sus bases constitucionales, pero los académicos en leyes y los historiadores de las guerras, advierten que una guerra declarada modificaría más cosas dentro de los EE.UU. que en la propia Yugoslavia.
“Bajo la ley nacional, ya nos encontramos en estado de guerra,” dijo John Yoo, Profesor de Derecho Constitucional en la University of California, en Berkeley. “Una declaración de guerra es ahora en realidad más importante por motivos internos.”
En la Primera Guerra Mundial, el gobierno de Washington impuso controles sobre los precios y los alquileres, confiscó la propiedad privada, nacionalizó los ferrocarriles, asumió el control de toda la navegación, reguló la asignación del carbón y del petróleo, subsidió a la producción de trigo e instituyó el servicio militar obligatorio.
“La mayoría de los controles gubernamentales fueron el resultado de ordenes ejecutivas,” dijo Robert Higgs, Asociado Senior en The Independent Institute en Oakland, California, y autor de Crisis and Leviathan (Oxford University Press, 1987), un libro que delinea el crecimiento del poder federal desde la fundación de la nación.
“En cualquier oportunidad que (los legisladores) declaran la guerra, eso tan solo fortalece la mano del presidente,” dijo Higgs.
El Presidente Wilson creó la Junta de las Industrias de Guerra, la cual engendró montones de comités que tomaron el control de las distintas industrias. También creó el Comité sobre la Información Pública, mejor conocido como el Comité de Creel, debido a su jefe y ejecutivo de publicidad George Creel.
El Comité de Creel sujetó a los estadounidenses a una masiva campaña de propaganda en favor de la guerra. Reclutó a académicos para que escribiesen artículos apoyando el conflicto bélico y a actores para que efectuasen declaraciones a favor de la guerra. El mismo incluso reclutó a líderes religiosos para que diesen sermones en pro de la guerra.
Al mismo tiempo, Wilson suprimió el disenso haciendo que la Oficina de Correos negase el privilegio de enviar sus publicaciones por correo a cientos de periódicos y revistas. Muchos de ellos debieron cesar en sus actividades.
Miles de residentes extranjeros fueron arrestados sumariamente y deportados. Entre ellos se incluía no solamente a los alemanes, sino a los sospechados de ser comunistas de diversos países.
Varios de los que fueron arrestados pero no deportados languidecieron en prisión hasta que el Presidente Harding los liberó en 1921—tres años después de que la guerra terminara.
El Artículo I de la Constitución de los Estados Unidos le permite al gobierno federal suspender el Privilegio de la Orden Judicial de Habeas Corpus “cuando la Seguridad pública lo exija en los casos de Rebelión o Invasión.” Esto le permite al presidente arrestar y detener a cualquiera sin proceso por periodos indefinidos.
Los EE.UU. hicieron frente a una pequeña amenaza de invasión en la Primera Guerra Mundial, pero la cláusula ha sido interpretada como que se aplica durante las épocas de guerra.
En Segunda Guerra Mundial, el Presidente Franklin Roosevelt mantuvo cautivos a más de 110.000 japoneses-estadounidenses, de cuya lealtad se sospechaba debido a su ascendencia japonesa. Muchos eran ciudadanos estadounidenses.
FDR también tomó incluso un control más completo sobre la economía de la nación. Instituyó los mismos controles que Wilson implementara en la Primera Guerra Mundial y les agregó amplios controles de precios y salarios, un control de alquileres en toda la nación, el racionamiento de varios bienes de consumo y una planificación centralizada de la producción.
Los controles de precios fueron nuevamente aplicados durante la Guerra de Corea. El Presidente Truman tomó también el control de la industria del acero en medio de una huelga, pero la medida fue más tarde declarada inconstitucional.
Durante la Guerra Fría, muchas facultades presidenciales de épocas de guerra fueron vueltas legales mediante leyes del Congreso. Mucho de lo que los presidentes hicieron alguna vez durante épocas de guerra, puede hacerse en la actualidad bajo las facultades existentes en las debidas circunstancias.
“Debido a la expansión de las facultades presidenciales durante la Guerra Fría, (el presidente) puede hacer en gran medida lo que le plazca,” dijo Joan Hoff, director del Instituto de Historia Contemporánea en la Ohio University en Athens, Ohio. “(El declarar la guerra) no va a en realidad expandir sus facultades.”
El Congreso ya le ha otorgado al presidente facultades extraordinarias a través de distintas normas. Bajo la Ley de Facultades Económicas de Emergencia Internacional, el presidente precisa solamente declarar una emergencia nacional para asumir el control de las épocas de guerra sobre la economía.
Pero muchos académicos consideran que una guerra declarada proporcionaría una fuerte cobertura política para el ejercicio actual de las facultades extraordinarias.
“Una declaración de emergencia nacional es menos que una declaración de guerra,” dijo Yoo. “Una declaración de guerra es el paso de mayor alcance que el gobierno puede dar. Si fuesen tan lejos como a una declaración de guerra, toda clase de cosas cambiaría o podrían hacerlo.”
Con las fuerzas armadas padeciendo ya severos problemas de reclutamiento y de retención de sus miembros, una guerra declarada le facilitaría a Clinton justificar el establecimiento de la conscripción. Podría también extender los compromisos de servicio de manera indefinida, manteniendo a los miembros del servicio en sus uniformes «mientras dure» el conflicto.
Las penalidades se incrementan para muchos crímenes durante las épocas de guerra. El espionaje se vuelve punible con la muerte. Los poderes de policía son por lo general fortalecidos mediante una celosa aplicación de la ley y tribunales diferenciales.
La Corte Suprema aprobó por vez primera los controles de alquileres durante la Primera Guerra Mundial, citando “circunstancias exigentes.” La misma también le guiñó un ojo a la internación de los japoneses-estadounidenses en la Segunda Guerra Mundial.
El público se encuentra más proclive a aceptar cargas onerosas como el servicio militar obligatorio o el uso de facultades dictatoriales cuando la excusa que se le brinda es la de una guerra declarada.
“Existen posiblemente muchas más facultades inherentes en el presidente durante una guerra declarada por el Congreso,” expresó Michael Ratner, un abogado de derechos humanos internacionales que trabaja para el Center for Constitutional Rights en Nueva York.
“Bajo una declaración de guerra, el presidente posee probablemente facultades más amplias para tomar muchas acciones domésticas,” sostuvo Ratner.
Ratner afirmó que varias leyes podrían ser utilizadas por el presidente para cercenar las libertades civiles y suprimir el disenso durante una guerra declarada con Yugoslavia.
El viajar a Yugoslavia o a países vecinos podría ser restringido por la Ley de Pasaportes. Las transacciones financieras vinculadas con el viaje podrían tornarse actos criminales bajo la Ley de Comercio con el Enemigo.
Los críticos de la guerra podrían convertirse en violadores a la Ley de Registro de los Agentes Extranjeros con meramente descargar y distribuir información de los sitios en Internet yugoslavos. El gobierno debería incluso intentar obstruir a los websites extranjeros e intimidar a los proveedores domésticos del servicio de Internet por alojar sitios pro serbios.
“Una persona que apoye fuertemente a los serbios, especialmente un serbio-estadounidense, podría dar lugar a una investigación,” dijo Ratner. “La gente comenzará a ser cuidadosa con lo que haga.”
Agregó Higgs: “El gobierno no va a quedarse quieto y permitirle a la gente montar una crítica efectiva. Cuando el presidente es una persona totalmente carente de escrúpulos, eso es especialmente desquiciante.”
Facultades de Guerra dentro del País
Las facultades del presidente pueden expandirse dramáticamente durante las épocas de guerra.
Constitución de los Estados Unidos: Permite que sea suspendido el habeas corpus, facultando al presidente a arrestar y detener a ciudadanos estadounidenses sin el debido proceso.
Ley del Enemigo Extranjero de 1798: Le permite al presidente efectuar arrestos sumarios, internar y deportar a extranjeros sospechosos.
Ley de Defensa de la Producción de 1950: Autoriza amplios controles sobre la economía.
Ley de Facultades Económicas de Emergencia Internacional de 1977: Permite límites sobre las transacciones financieras con los países extranjeros durante una “emergencia nacional” declarada por el presidente.
Ley de Comercio con el Enemigo de 1941: Permite limites adicionales sobre transacciones financieras con países extranjeros durante guerras declaradas.
Ley de los Pasaportes en Épocas de Guerra de 1952: Prohíbe el uso de pasaportes estadounidenses por parte de personas que deseen viajar a países en guerra con los Estados Unidos.
Ley Logan de 1798: Le prohíbe a los ciudadanos estadounidenses actuar como diplomáticos no oficiales con países extranjeros.
Ley de Registro de los Agentes Extranjeros de 1938: Requiere que los residentes estadounidenses actúen en nombre de gobiernos extranjeros para registrase como agentes extranjeros.
Traducido por Gabriel Gasave
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