Esta mañana el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en ingles) dio a conocer su Cuarto Informe de Evaluación, pero apenas bajo la forma de un Resumen para Responsables de Políticas de 12 páginas. El informe en sí mismo, alrededor de 1.600 páginas, estará disponible solamente en mayo. El IPCC explica que necesita tiempo para ajustar el informe científico para hacerlo consistente con su resumen.
El resumen es en verdad un documento semi-político negociado por delegados de 150 gobiernos. Evidentemente, el IPCC, que se enorgullece de ser estrictamente científico y neutral en materia de políticas, desea que su informe sea políticamente correcto.
Esto plantea legítimas dudas acerca de la credibilidad científica de las conclusiones del IPCC. La limpieza del informe—y la demora en su publicación que ella conlleva—está también alimentando una descabellada especulación respecto de las catástrofes climáticas, con muchas filtraciones a los periódicos complacientes.
Comparado con informes anteriores, la Cuarta Evaluación es realmente bastante sobria, quizás debido a que un verdadero científico menos propenso a la ideología encabeza el esfuerzo. Por ejemplo, el resumen proyecta aumentos de la temperatura levemente menores que los informes previos. También, el último informe, en 2001, presentaba el Palo de Hockey, un gráfico que ilustraba presuntamente que el siglo 20 fue inusualmente cálido. Su ciencia subyacente estaba llena de fallas por estadísticas incorrectas, y al parecer ahora el IPCC implícitamente concuerda con ello, y el Palo de Hockey no aparece en el resumen.
Las estimaciones del IPCC para el aumento del nivel del mar son alrededor de la mitad de los valores suministrados previamente. El IPCC está siendo atacado por científicos extremistas que consideran que es demasiado optimista y que los números deberían ser más catastróficos. El valor del nivel del mar del científico de la NASA Jim Hansen es cerca de 20 veces más alto que el del IPCC. Supongo que lo convierte, así como también a Al Gore, en un inconformista climático.
No obstante estos puntos más mesurados, el IPCC falla en proporcionar un verdadero respaldo para su conclusión clave: Es muy probable que el gas de efecto invernadero antropogénico provocó la mayor parte del incremento observado en la temperaturas promedio globales desde mediados del siglo 20. El IPCC ignora la evidencia en contrario.
Toda la cuestión del calentamiento antropogénico, o causado por los humanos, es central para establecer cualquier política de mitigación climática y en consecuencia justifica un examen más cercano.
Una prueba comúnmente mencionada en favor del calentamiento global causado por los humanos sostiene que hay un consenso científico. Esta afirmación está basada principalmente en un ensayo defectuoso de Naomi Oreskes de la University of California, San Diego, que aparece en el journal Science en diciembre de 2004. Pero aún si una mayoría de científicos hubiesen votado por el calentamiento global causado por los humanos, no es así como trabaja la ciencia. A diferencia de la política, la mayoría no manda. En cambio, todo progreso en la ciencia ha provenido de una minoría que descubrió que los hechos observados contradecían a las hipótesis prevalecientes. A veces se necesita solamente un científico; piensen en Galileo o Einstein.
Otra supuesta prueba ofrecida en favor del calentamiento global causado por los humanos es que los glaciares se están derritiendo y el hielo marino del Ártico está desapareciendo. Pero esta es una consecuencia necesaria del calentamiento y nada dice respecto de su causa. Cualquier calentamiento—ya sea producido por el hombre o natural—derretirá el hielo. Confundir causa y efecto es una lógica incorrecta, no una prueba.
Algunos mencionan el hecho de que el clima está actualmente calentándose y el nivel del dióxido de carbono en la atmósfera está creciendo. Esto es cierto, pero la correlación nunca es una prueba de causalidad. En Europa, la tasa de natalidad está disminuyendo e igualmente lo está el número de cigüeñas. ¿Prueba esta correlación que las cigüeñas traen a los bebes? Además, el clima se enfrió durante gran parte del siglo 20, entre 1940 y 1975, incluso mientras el dióxido de carbono estaba incrementándose rápidamente.
Bien, ¿qué hay respecto de alrededor de unos 20 modelos del clima del efecto invernadero, prediciendo todos ellos un calentamiento—hasta el tope de 11,5º C desde tan bajo como 1,4º C, para una duplicación del dióxido de carbono atmosférico? Sin embargo, nadie puede decirnos cuál de estos modelos es correcto—si es que alguno lo es. Y ninguno de estos modelos puede explicar por qué el clima se enfrió entre 1940 y 1975— sin presunciones especiales. En cualquier caso, los resultados del modelo nunca son una evidencia. Solamente las observaciones verdaderas cuentan.
De manera crucial, los modelos invernadero no pueden explicar los patrones de calentamiento observados—las tendencias de la temperatura en distintas latitudes y altitudes. Esta información, publicada en un informe científico del gobierno de los Estados Unidos en mayo de 2006, nos lleva a concluir que la contribución humana no es significativa. La mayor parte del actual calentamiento debe derivar entonces de causas naturales. Bien puede ser parte de un ciclo imparable generado por el sol de 1.500 años de calentamiento y enfriamiento que ha sido documentado en núcleos de hielo, sedimentos oceánicos, estalagmitas, etc.—que se remontan a un millón de años.
Sí en verdad gran parte del calentamiento actual es natural en vez de originado en los gases de efecto invernadero, existen pocos motivos para reducir las emisiones de dióxido de carbono. Además, el dióxido de carbono no es un contaminante atmosférico. Los programas y políticas para el control del dióxido de carbono deberían entonces ser abandonadas—incluidas las fuentes alternativas de energía antieconómicas, los esfuerzos para la eliminación del carbono, y los costosos esquemas de derechos de emisión. Todas estas cosas desperdician dinero y despilfarran los recursos escasos, sin afectar en modo alguno a la atmósfera o el clima. Los humanos se han adaptado a los grandes cambios del clima en el pasado, y no deberíamos tener ningún problema para hacerlo en el futuro.
Traducido por Gabriel Gasave
No tan calamitoso después de todo
Esta mañana el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en ingles) dio a conocer su Cuarto Informe de Evaluación, pero apenas bajo la forma de un Resumen para Responsables de Políticas de 12 páginas. El informe en sí mismo, alrededor de 1.600 páginas, estará disponible solamente en mayo. El IPCC explica que necesita tiempo para ajustar el informe científico para hacerlo consistente con su resumen.
El resumen es en verdad un documento semi-político negociado por delegados de 150 gobiernos. Evidentemente, el IPCC, que se enorgullece de ser estrictamente científico y neutral en materia de políticas, desea que su informe sea políticamente correcto.
Esto plantea legítimas dudas acerca de la credibilidad científica de las conclusiones del IPCC. La limpieza del informe—y la demora en su publicación que ella conlleva—está también alimentando una descabellada especulación respecto de las catástrofes climáticas, con muchas filtraciones a los periódicos complacientes.
Comparado con informes anteriores, la Cuarta Evaluación es realmente bastante sobria, quizás debido a que un verdadero científico menos propenso a la ideología encabeza el esfuerzo. Por ejemplo, el resumen proyecta aumentos de la temperatura levemente menores que los informes previos. También, el último informe, en 2001, presentaba el Palo de Hockey, un gráfico que ilustraba presuntamente que el siglo 20 fue inusualmente cálido. Su ciencia subyacente estaba llena de fallas por estadísticas incorrectas, y al parecer ahora el IPCC implícitamente concuerda con ello, y el Palo de Hockey no aparece en el resumen.
Las estimaciones del IPCC para el aumento del nivel del mar son alrededor de la mitad de los valores suministrados previamente. El IPCC está siendo atacado por científicos extremistas que consideran que es demasiado optimista y que los números deberían ser más catastróficos. El valor del nivel del mar del científico de la NASA Jim Hansen es cerca de 20 veces más alto que el del IPCC. Supongo que lo convierte, así como también a Al Gore, en un inconformista climático.
No obstante estos puntos más mesurados, el IPCC falla en proporcionar un verdadero respaldo para su conclusión clave: Es muy probable que el gas de efecto invernadero antropogénico provocó la mayor parte del incremento observado en la temperaturas promedio globales desde mediados del siglo 20. El IPCC ignora la evidencia en contrario.
Toda la cuestión del calentamiento antropogénico, o causado por los humanos, es central para establecer cualquier política de mitigación climática y en consecuencia justifica un examen más cercano.
Una prueba comúnmente mencionada en favor del calentamiento global causado por los humanos sostiene que hay un consenso científico. Esta afirmación está basada principalmente en un ensayo defectuoso de Naomi Oreskes de la University of California, San Diego, que aparece en el journal Science en diciembre de 2004. Pero aún si una mayoría de científicos hubiesen votado por el calentamiento global causado por los humanos, no es así como trabaja la ciencia. A diferencia de la política, la mayoría no manda. En cambio, todo progreso en la ciencia ha provenido de una minoría que descubrió que los hechos observados contradecían a las hipótesis prevalecientes. A veces se necesita solamente un científico; piensen en Galileo o Einstein.
Otra supuesta prueba ofrecida en favor del calentamiento global causado por los humanos es que los glaciares se están derritiendo y el hielo marino del Ártico está desapareciendo. Pero esta es una consecuencia necesaria del calentamiento y nada dice respecto de su causa. Cualquier calentamiento—ya sea producido por el hombre o natural—derretirá el hielo. Confundir causa y efecto es una lógica incorrecta, no una prueba.
Algunos mencionan el hecho de que el clima está actualmente calentándose y el nivel del dióxido de carbono en la atmósfera está creciendo. Esto es cierto, pero la correlación nunca es una prueba de causalidad. En Europa, la tasa de natalidad está disminuyendo e igualmente lo está el número de cigüeñas. ¿Prueba esta correlación que las cigüeñas traen a los bebes? Además, el clima se enfrió durante gran parte del siglo 20, entre 1940 y 1975, incluso mientras el dióxido de carbono estaba incrementándose rápidamente.
Bien, ¿qué hay respecto de alrededor de unos 20 modelos del clima del efecto invernadero, prediciendo todos ellos un calentamiento—hasta el tope de 11,5º C desde tan bajo como 1,4º C, para una duplicación del dióxido de carbono atmosférico? Sin embargo, nadie puede decirnos cuál de estos modelos es correcto—si es que alguno lo es. Y ninguno de estos modelos puede explicar por qué el clima se enfrió entre 1940 y 1975— sin presunciones especiales. En cualquier caso, los resultados del modelo nunca son una evidencia. Solamente las observaciones verdaderas cuentan.
De manera crucial, los modelos invernadero no pueden explicar los patrones de calentamiento observados—las tendencias de la temperatura en distintas latitudes y altitudes. Esta información, publicada en un informe científico del gobierno de los Estados Unidos en mayo de 2006, nos lleva a concluir que la contribución humana no es significativa. La mayor parte del actual calentamiento debe derivar entonces de causas naturales. Bien puede ser parte de un ciclo imparable generado por el sol de 1.500 años de calentamiento y enfriamiento que ha sido documentado en núcleos de hielo, sedimentos oceánicos, estalagmitas, etc.—que se remontan a un millón de años.
Sí en verdad gran parte del calentamiento actual es natural en vez de originado en los gases de efecto invernadero, existen pocos motivos para reducir las emisiones de dióxido de carbono. Además, el dióxido de carbono no es un contaminante atmosférico. Los programas y políticas para el control del dióxido de carbono deberían entonces ser abandonadas—incluidas las fuentes alternativas de energía antieconómicas, los esfuerzos para la eliminación del carbono, y los costosos esquemas de derechos de emisión. Todas estas cosas desperdician dinero y despilfarran los recursos escasos, sin afectar en modo alguno a la atmósfera o el clima. Los humanos se han adaptado a los grandes cambios del clima en el pasado, y no deberíamos tener ningún problema para hacerlo en el futuro.
Traducido por Gabriel Gasave
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