Cinco hechos acerca de Afganistán

14 de octubre, 2009

Los pasillos del poder en la capital de la nación están atiborrados con las complicaciones de la situación en Afganistán. Si tan sólo enviásemos 40.000 soldados más, dicen los altos mandos militares, los EE.UU. podrían tener alguna esperanza de revertir la situación e impedir que Afganistán se convierta una vez más en un refugio para los terroristas. El vicepresidente Joe Biden aparentemente ha sugerido mantener el número de efectivos pero haciendo que la misión de los EE.UU. se desplace más hacia el entrenamiento de las fuerzas de seguridad afganas y que las Fuerzas Especiales lleven a cabo incursiones y ataques teledirigidos contra al-Qaeda.

En su lugar, unos pocos hechos simples sobre el terreno en Afganistán apuntan a una tercera alternativa. En primer lugar, al-Qaeda ya cuenta con un refugio -Paquistán- y podría tener uno en cualquier país en el que haya inestabilidad, como ser Yemen, Somalia o Sudán. Los EE.UU. tienen que concentrarse más en las indómitas zonas del noroeste de Paquistán y alentar al gobierno de pakistaní a ir tras los militantes que allí se encuentran.

Segundo, la edificación y ocupación de una nación liderada por los Estados Unidos en Afganistán está fomentando el resurgimiento del Talibán. Si usted sigue la cronología de los eventos, los incrementos de las fuerzas occidentales han traído consigo el renacimiento del Talibán. Quienes se oponen a un aumento del número de efectivos estadounidenses consideran que 40.000 soldados estadounidenses más podrían hacer que el pueblo afgano considere a la superpotencia estadounidense como un ocupante extranjero. Noticia increíble: Ya lo hacen y lo han hecho durante ocho años.

En tercer término, hay una percepción errónea entre las élites de la política de los EE.UU. de que el aumento del número de tropas incrementó la estabilidad en Irak, mientras que fue principalmente el hecho de pagarles a los opositores sunitas para que abandonasen la lucha contra las fuerzas estadounidenses lo que llevó a lo que probablemente sera tan sólo un respiro temporal de la violencia. No se acaba hasta que se acabó.

Cuarto, en última instancia, en una República la escalada de una guerra impopular es un suicidio político. Si el público y el Congreso están obstaculizando el envío de unos míseros 40.000 soldados adicionales, jamás estarán dispuestos a enviar el número de tropas necesarias para ganar.

En quinto lugar, abundan los casos históricos en los que una gran potencia, al no comprometer desde el inicio el número de efectivos suficiente, perdió ante un enemigo menor o ganó sólo con gran dificultad. La potencia precisa utilizar desde un comienzo la fuerza suficiente para dominar la guerra o abandonar y salirse. Por ejemplo, a finales de 1700, los británicos perdieron la Revolución Americana, por tener fuerzas insuficientes en un territorio bastante grande. A principios de 1800, Napoleón perdió contra las guerrillas británicas y españolas porque no llegó a involucrar el esfuerzo necesario para ganar. Durante aproximadamente el mismo período, el Imperio Otomano y su substituto, el egipcio Muhammad Ali, finalmente asignaron las tropas suficientes para derrotar a los feroces guerrilleros wahabíes en Arabia. Los británicos-en la Guerra Anglo-Sudanesa a finales de 1800 y la Guerra de los Boers a comienzos del siglo 20-no enviaron inicialmente suficientes fuerzas para ganar pero luego enviaron más y ganaron «feamente». En Vietnam, los Estados Unidos escalaron gradualmente hasta alcanzar más de medio millón de soldados, pero esto no fue suficiente para derrotar a una fuerza norvietnamita y del Viet Cong de solamente 100.000.

La mala noticia es que Vietnam era un país mucho más pequeño en población y superficie de lo que es Afganistán. Incluso el nuevo manual de campo del Ejército sobre la guerra de guerrillas afirma que son necesarias entre 20 y 25 fuerzas de ocupación por cada mil habitantes. Frank Rich del New York Times estima a la población afgana en 32 millones. Esto requeriría de una fuerza de ocupación de entre 640.000 y 800.000 efectivos a fin de tener una buena oportunidad de ganar. Los EE.UU. tendrán 68.000 soldados allí y los europeos suministrarán algo más de 30.000, mayormente fuerzas poco efectivas; con un añadido de 40.000, esto representa tan sólo unos ínfimos 140.000. El lema de la guerra de contrainsurgencia debería ser el de comprometer las fuerzas suficientes para ganar de entrada o salirse. Tras largos ocho años de un esfuerzo apático, otros 40.000 efectivos comprometidos a esta altura ya ni siquiera sacará a la administración de Obama de la categoría de indiferente. Los EE.UU. deberían recortar sus pérdidas, retirarse de Afganistán y concentrarse en presionar a al-Qaeda en Paquistán, con una pisada militar más pequeña-de modo tal de no generar más islamistas anti-estadounidenses que los que estamos neutralizando.

Traducido por Gabriel Gasave

  • es Asociado Senior en el Independent Institute y Director del Centro Para la Paz y la Libertad del Instituto.

Artículos relacionados