Agradezcan a Walmart, y no a Biden o Trump, por los precios más bajos de la insulina

27 de junio, 2024

Con las elecciones a punto de llegar y las encuestas mostrando que la atención sanitaria asequible sigue siendo una de las principales preocupaciones de los votantes, tanto el presidente Biden como su presunto oponente, el expresidente Donald Trump, se atribuyen el mérito de limitar los precios de la insulina.

El debate comenzó cuando John Roberts de Fox News afirmó que el entonces presidente Trump había firmado una orden ejecutiva en 2020 para reducir el precio de la insulina a 35 dólares al mes. El cuartel general de la fórmula Biden-Harris calificó esta afirmación de «mentira descarada», argumentando que «Trump no redujo los costos de la insulina, sino que fue el presidente Biden quien lo hizo para los adultos mayores a través de la Ley de Reducción de la Inflación».

El Sr. Trump contraatacó en la red social Truth Social, afirmando que «el bajo PRECIO DE LA INSULINA fue conseguido para millones de estadounidenses por mí, y la Administración Trump, no por … Joe Biden. Él no tuvo NADA que ver».

Entonces, ¿quién merece el crédito: el Sr. Biden o el Sr. Trump?

La respuesta es: ninguno de los dos. En verdad, Walmart merece la mayor parte del crédito.

La Orden Ejecutiva 13937 de 2020 del Sr. Trump habría limitado los precios de la insulina que cada persona abona de su bolsillo a 35 dólares al mes. Pero la orden ejecutiva solo se aplicaba a las personas inscritas en unos 1.700 planes de medicamentos recetados de la Parte D del programa Medicare, administrados a través de un pequeño grupo de centros de servicios de salud. De los más de 18 millones de beneficiarios del Medicare que padecen diabetes, 8 millones, como máximo, se habrían visto afectados.

La orden ejecutiva, sin embargo, no estaba programada para entrar en vigor hasta enero de 2021. Para entonces, la administración Trump ya era historia. El Sr. Biden podría haber permitido que la orden se mantuviera vigente, pero se opuso.

La historia no termina ahí. En agosto de 2022, el Sr. Biden firmó el gigantesco proyecto de ley de gastos generales conocido como la Ley de Reducción de la Inflación, que, según un resumen del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS es su sigla en inglés), limitó el gasto de bolsillo de la insulina «a 35 dólares por suministro mensual de cada producto de insulina cubierto por un plan de la Parte D del Medicare, con límites similares para los gastos de bolsillo para la insulina suministrada bajo la Parte B [del Medicare]». Los topes entraron en vigor en enero y julio de 2023, respectivamente.

Por lo tanto, los hechos básicos son estos: Si el Sr. Biden no hubiera obstaculizado la orden ejecutiva de Trump, muchos estadounidenses mayores habrían visto sus costos de la insulina limitados a 35 dólares al mes a partir de enero de 2021, hace unos 3 años y medio. En virtud de la llamada Ley de Reducción de la Inflación, más adultos mayores se hicieron elegibles para la insulina de precio controlado en enero y julio del año pasado.

Pero también hay un antecedente importante, el cual involucra dos falsedades políticas: En primer lugar, que un gran número de diabéticos estaban pagando precios escandalosamente altos por la insulina que necesitaban y, en segundo lugar, que la solución a este problema (en gran medida inexistente) de «vida o muerte» exigía que Washington interviniera para salvar la situación.

El Sr. Biden describió su hazaña en un acto de campaña la pasada primavera: «La insulina costaba un promedio de 400 dólares al mes. Ahora cuesta 35 dólares al mes». Pero como señalaron los verificadores de hechos del sitio PolitiFact, «una estimación gubernamental de los gastos de bolsillo de la insulina reveló que las personas con diabetes inscritas en el Medicare o en un seguro privado pagaban un promedio de 452 dólares al año, no al mes».

Incluso el resumen del Departamento de Salud y Servicios Humanos promocionando las disposiciones sobre insulina de la Ley de Reducción de la Inflación admitía que no existía una crisis de costos: «A nivel nacional», dice el HHS, «el desembolso promedio era de 58 dólares por cada dosis de insulina».

Aquí es donde Walmart entra en escena.

El omnipresente minorista ha vendido productos baratos para diabéticos, incluida su insulina de marca propia, ReliOn (fabricada por Novo Nordisk) durante más de 20 años. Una de sus fórmulas sigue costando menos de 25 dólares el vial.

Esta y otras insulinas más antiguas carecen de muchas de las características que ofrecen los productos de insulina más modernos, pero son eficaces para muchos diabéticos y han ayudado a mantener bajo control el precio de las insulinas más nuevas, como lo hizo la llegada, en 2019, de Lispro del laboratorio Eli Lilly, una insulina genérica. También hay otros diversos genéricos disponibles.

Millones de estadounidenses con diabetes tuvieron acceso a insulina a un precio razonable sin la grandilocuencia presidencial.

Aunque 35 dólares por vial pueden ser menos de lo que muchos venían pagando, hay un costo oculto en lo que el Sr. Trump intentó y el Sr. Biden consiguió: Cuando los políticos establecen los precios, ya sea de un vial de insulina o de cualquier otro producto, la libertad económica y la economía de mercado competitiva resultan erosionadas.

La mejor manera de controlar los precios es alentar la competencia y la elección del consumidor. El Sr. Biden y el Sr. Trump están luchando por obtener crédito por algo que nunca debería haberse hecho.

Traducido por Gabriel Gasave

  • es investigador asociado y director de FDAReview.org en el Independent Institute, y profesor adjunto de Economía en la North Dakota State University.

Artículos relacionados