Los estadounidenses están huyendo en masa de los estados demócratas
Durante más de cincuenta años, he dedicado mi tiempo al estudio y la escritura sobre la migración humana, tanto a nivel interno (es decir, el movimiento de personas entre estados dentro de EE. UU.) como internacional (los patrones de inmigración). En mi opinión, la migración es el mejor reflejo de la calidad de vida en una región: si las personas eligen mudarse a una zona en particular, es porque creen que su nuevo hogar ofrecerá mejores condiciones que el anterior.
La miseria de las sociedades comunistas totalitarias, como la Alemania Oriental bajo el régimen soviético o la Corea del Norte actual, se manifiesta claramente en las barreras levantadas para evitar que la gente escape. De manera similar, la construcción de muros en la frontera sur de Estados Unidos es una forma de limitar la entrada a nuestro país. Sin dudas, la mayor migración humana internacional del mundo se ha producido hacia Estados Unidos y es probablemente la mejor prueba empírica del excepcionalismo estadounidense.
Esto cobra relevancia al analizar las actuales elecciones presidenciales estadounidenses. Los candidatos demócratas, la vicepresidenta Kamala Harris y el gobernador Tim Walz, están asociados con la facción más progresista de la izquierda. Según algunos indicadores, Harris se mostró más inclinada hacia la izquierda durante su tiempo en el Senado que Bernie Sanders. Por su parte, Walz, en su papel como gobernador de Minnesota, ha expandido agresivamente los beneficios sociales para personas de bajos ingresos, ha promovido los cambios de género, ha demorado el apoyo de la Guardia Nacional durante los disturbios tras la muerte de George Floyd, y ha aumentado los impuestos a las empresas y a los ricos, a pesar de los superávits presupuestarios, lo que ha provocado un limitado crecimiento económico.
La orientación política de los candidatos republicanos, el expresidente Donald Trump y el senador J.D. Vance, puede ser algo menos clara, pero al considerar la presidencia de Trump, con sus recortes de impuestos, la designación de jueces conservadores y la reversión de algunas políticas agresivas del Estado administrativo, es razonable afirmar que su postura es notablemente menos progresista y, en ciertos aspectos, incluso podría considerarse conservadora.
El impuesto sobre la renta está induciendo a los estadounidenses a mudarse
Recientemente, dediqué todo un día para ratrear los datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos sobre los flujos migratorios internos de los estadounidenses en 2022. Con la ayuda de Nicholas Jadwisienczak, un joven académico e hijo de inmigrantes polacos, clasifiqué los estados en tres categorías: rojos (de tendencia republicana), azules (de orientación demócrata) e indecisos (bastante divididos). En lugar de enfocarme únicamente en las elecciones presidenciales y parlamentarias, también incluí las elecciones a gobernador y las legislativas estatales. Identifiqué 25 estados rojos, 20 azules y 5 indecisos: Arizona, Georgia, Nuevo Hampshire, Virginia y Wisconsin. Cabe destacar la ausencia de algunos estados que los expertos consideran importantes en esta elección, como Pensilvania y Michigan, los cuales hemos clasificado como azules.
En 2022, mientras que 3.169.985 estadounidenses se mudaron a los estados azules, más de 900.000 personas adicionales abandonaron esos estados, totalizando 4.098.825 salidas, lo que resulta en una significativa emigración neta. Estados como California, Nueva York, Illinois y Nueva Jersey, que en conjunto tienen una población de 80 millones de habitantes, experimentaron una notable emigración neta, con más de 800.000 personas que se mudaron fuera de estos estados. En contraste, en los estados conservadores de Texas y Florida, una media de 50 personas adicionales por hora, día y noche llegaron en comparación con las que se mudaron fuera de estos estados durante todo el año.
Un factor clave en estas tendencias es el impuesto sobre la renta. California, con una orientación progresista, tiene una tasa de impuesto sobre la renta superior al 13%, mientras que los estados conservadores como Texas y Florida no cobran este tributo. ¿Resulta extraño entonces que Elon Musk se mudara de California a Texas?
La campaña de Harris podría recibir más malas noticias
Un estado azul que históricamente no ha tenido impuesto sobre la renta es Washington, hogar de gigantes tecnológicos como Microsoft y Amazon. En 2021, el gobierno de orientación progresista del estado implementó un impuesto sobre las ganancias de capital que podría imponer una carga significativa a individuos como Bill Gates o Jeff Bezos. ¿Es de extrañar, entonces, que Washington registrara en 2022 una modesta emigración neta a pesar de ser la sede de algunas de las empresas más exitosas de Estados Unidos?
Si yo fuera Trump, optaría por dejar de lado los ataques personales y las discusiones sobre el tamaño de los mítines de campaña, y me centraría en las políticas que realmente preocupan a los estadounidenses, como la inmigración ilegal, la inflación persistente y la creciente delincuencia y violencia en las ciudades. Por otro lado, si yo fuera Harris, intentaría evitar las entrevistas y los detalles específicos sobre sus políticas progresistas, que en general parecen impopulares (si las estadísticas de inmigración interna son una guía sólida). Su gran desafío será el debate del 10 de septiembre y la posibilidad de que Trump convoque más debates en septiembre y octubre.
Como economista, me gustaría señalar que la Oficina de Estadísticas Laborales debería publicar tres informes mensuales adicionales sobre el empleo antes de los comicios, el último justo antes del crucial último fin de semana. Hasta hace poco, estos informes solían ser favorables para los demócratas, mostrando un desempleo generalmente bajo y una sólida creación de empleo. Sin embargo, recientemente hemos observado un aumento notable en el desempleo y un número modesto de nuevos puestos de trabajo. Si esta tendencia persiste en los últimos meses antes de las elecciones, el impacto podría ser considerable. O como dijo una vez James Carville, estratega de Bill Clinton: «Es la economía, estúpido».
Traducido por Gabriel Gasave
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