Cómo los aranceles fomentan el despilfarro

En lugar de concentrarse en mejorar sus productos, los emprendedores emplean sus energías creativas para reducir su carga tributaria.
17 de abril, 2025

Cada semestre imparto clases sobre principios de economía, donde introduzco a los estudiantes universitarios en los fundamentos del comercio internacional, como los aranceles y otras políticas comerciales. Procuro vincular el contenido del curso con los acontecimientos actuales.

¡Este semestre tengo muchos ejemplos para elegir! Tantas políticas retrógradas, tan poco tiempo.

Mis alumnos tienden a comprender las consecuencias más amplias de los aranceles. Como ya habrán oído probablemente, los aranceles incrementan el precio de los bienes para los consumidores y perjudican a las empresas nacionales que dependen de las importaciones.

Los aranceles también acarrean otros costos. Ya he escrito en otra ocasión acerca de la “incertidumbre sobre el régimen” y cómo las políticas de la administración actual están creando tanta ambigüedad política que posiblemente ahoguen la actividad empresarial.

Las empresas también tratarán de evitar los aranceles, lo que desperdiciará recursos que podrían haberse utilizado de manera más productiva. Podemos esperar que se dedique mucho más tiempo y esfuerzo a la “ingeniería arancelaria”, es decir a la modificación de productos para cambiar su clasificación arancelaria y reducir los derechos aduaneros.

La ingeniería arancelaria es casi tan antigua como los aranceles. En el siglo XIX, por ejemplo, Estados Unidos aplicaba aranceles más altos al azúcar blanco refinado que al azúcar negro sin refinar. Para reducir su tasa arancelaria, un importador añadió melaza a su azúcar refinado. La consiguiente disputa legal acabó con la victoria del importador, ya que los aranceles se basaban únicamente en el color. Del mismo modo, en 1912 la Corte Suprema falló a favor de un estadounidense que envió perlas por correo a su esposa desde Europa. ¿Por qué? Estados Unidos imponía aranceles más altos a las perlas enhebradas que a las sueltas, por lo que el astuto hombre, decidió desensartarlas.

La ingeniería arancelaria continúa hoy. Las zapatillas Converse fabricadas por Nike tienen fieltro en la suela. ¿Por qué? Pues porque las pantuflas tienen aranceles más bajos que las zapatillas deportivas. Los fabricantes del “Snuggie”, el gigante de ventas directas por televisión, lucharon en los tribunales para que su producto fuese clasificado como manta y no como un suéter. Columbia Sportswear -que podría dar una clase magistral sobre ingeniería arancelaria- agregó bolsillos, cambió la ubicación de las cremalleras e hizo otras alteraciones en sus productos a fin de reducir los costos de importación.

No se trata sólo de ropa. ¿Por qué algunos automóviles tienen asientos de tela en lugar de cuero? Ingeniería arancelaria. ¿Por qué los fabricantes de alcohol han reducido el volumen de alcohol de sus productos a porcentajes aparentemente extraños como 14,9 o 12,3? Ingeniería arancelaria. ¿Por qué las empresas lácteas estadounidenses empezaron a exportar “kits de pizza” a Canadá con una cantidad extrañamente grande de queso? Adivinaste: ingeniería arancelaria.

Los aranceles más recientes de Trump se aplican a todos los productos de ciertos países, por lo que ese tipo de ingeniería arancelaria no ocurrirá con tanta frecuencia. Pero como las tasas impositivas difieren según los países, los empresarios buscarán maneras de trasladar sus cadenas de suministro a través de países con tasas más bajas y alejarlas de aquellos con tasas más altas.

Estos ejemplos y muchos otros resaltan la creatividad humana y la perspicacia empresarial. Cuando se enfrentan a políticas restrictivas, las personas encuentran formas de innovar para sortear dichas restricciones.

Eso no significa que sea bueno. Algunos podrían lamentar que estas prácticas disminuyan la capacidad del gobierno estadounidense para recaudar ingresos. Pero los aranceles no son una fuente importante de ingresos, ni siquiera si se recaudan en su totalidad.

Existe un costo aún mayor. ¿Qué podrían estar haciendo estos individuos creativos en su lugar? La economía nos enseña que para cada acción hay un “costo de oportunidad”, una acción alternativa que debemos sacrificar. Si alguien en Columbia Sportswear se pasa días rediseñando un suéter para eludir nuevos o más altos aranceles, esa persona dedica menos tiempo a crear nuevos productos o a mejorar los existentes.

Los cambios empresariales como la ingeniería arancelaria, que el economista Israel Kirzner denominó “descubrimiento superfluo”, son una de las principales consecuencias de la intervención gubernamental. La interferencia gubernamental en los mercados modifica los beneficios y costos relativos de las distintas actividades económicas. Se emprenden actividades que de otro modo no se llevarían a cabo y se dejan de lado actividades que sí se habrían encarado.

Este tipo de costes son difíciles, quizá imposibles, de medir, pero eso no significa que no sean importantes. Algunos han sugerido que el ingenio humano es el recurso natural por excelencia. Al considerar la creatividad humana y el papel que desempeña en la mejora de la condición humana, es fundamental comprender cómo los diferentes entornos institucionales modifican nuestro comportamiento. Los aranceles canalizan nuestras energías hacia la evasión de impuestos en lugar de hacia la fabricación de cosas que la gente desea.

Traducido por Gabriel Gasave

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