La defensa que ofrece la Corporación Oracle por su contratación de una firma especializada en malas jugadas para que fisgonee en la basura de aquellos grupos que apoyan a Microsoft es la de que Oracle le ordenó específicamente a su firma secuaz no hacer «nada ilegal.» Que conmovedor ejemplo moral para los niños. Tendría que estar allí arriba junto a frases como la de «ninguna autoridad legal de contralor.»
El vocero oficial de Oracle también rebuznó que «Si no se hacía esta revelación, estos grupos frontales de Microsoft podrían haber influenciado incorrectamente sobre el resultado de uno de los casos antimonopólicos más importantes en la historia de los Estados Unidos.» Cuan risible.
Comenzaremos por exceptuar de esta caracterización a The Independent Institute y a la National Taxpayers Union, quienes han estado defendiendo las políticas de libre mercado mucho antes de que Oracle desarrollara su interés en las contribuciones pecuniarias políticas y en el lado más sórdido del activismo empresarial. Sí, Microsoft apoya a aquellos grupos que apoyan a Microsoft. Cualquiera que conozca como operan tales grupos saben que sus inventarios tienen consistencia ideológica. Obtienen apoyo precisamente debido a que no se venden.
En otras palabras, estos grupos se encuentran tan lejos en el espectro ético como usted puede estarlo de IGI, la firma de “investigaciones” de Terry Lenzner a la que Oracle contrató para rastrillar en su basura. El Sr. Lenzner ha hecho un trabajo similar para Bill Clinton en el caso de Paula Jones y también un trabajo muy diferente para Microsoft en la localización y entrega de piratas de software. La distinción merece subrayarse: entre la contratación de una firma de investigaciones a fin de localizar criminales y la utilización de la misma para intimidar y silenciar a la opinión política que usted considera inconveniente.
En realidad, dichos grupos operan en un universo ético diferente que Oracle y su extravagante Gerente General Larry Ellison, cuyo habitual comportamiento narcisista ha sido detallado extensamente en libros y semblanzas en los medios. El Sr. Ellison le otorga una gran dimensión a las payasadas, afirmando en el día de ayer que se encontraba cumpliendo con su «deber cívico» de garantizar que el juicio antimonopólico no estaba siendo viciado por peligrosos malintencionados como el titular del The Independent Institute, David Theroux, cuya carta aparece en nuestra columna de lectores de hoy.
Por supuesto que tal cínico disparate es un disfraz para un ataque contra la libertad de expresión. Los tribunales son perfectamente capaces de manejar casos como este, objeto de controversia pública. Lo hacen todo el tiempo. Pero el enjuiciamiento a Microsoft plantea también amplios interrogantes de política a los que el público tiene todo el derecho de discutir.
Los grupos que atraen la atención del maloliente Sr. Lenzner difícilmente sean los únicos en cuestionar la jihad anti-Microsoft del gobierno. Larry Summers, el Secretario del Tesoro, viajó recientemente a Silicon Valley para pronunciar un discurso el que visiblemente sonó como una defensa de Microsoft. ¿Deberíamos esperar ver al Sr. Ellison en sus trajes de Armani dando vueltas cerca del Tesoro revisando la basura ?
Las encuestas evidencian también que una gran mayoría del público apoya a Microsoft. Pero aparentemente Oracle ha decidido que no es en su propio interés que tales debates sean libremente celebrados sin que los amigos de Microsoft se encuentren sujetos al hostigamiento y al espionaje. Aún estamos esperando que alguien en el Departamento de Justicia revise las acusaciones de que parte de la información anti-Microsoft que se filtró a la prensa provenía de computadoras portátiles sustraídas de las oficinas del The Independent Institute.
La ironía es que el Sr. Ellison no hace frente a una gran competencia de parte de Microsoft en su negocio medular que son las bases de datos. Recientemente fanfarroneó respecto de tener una participación en el mercado «como la de Gates.» Su incesante presión política ha estado dirigida a impedir anticipadamente el surgimiento de un rival, en Washington en vez de en el mercado. Si Bill Gates hubiese hecho esto, dando zarpazos en la basura de sus adversarios, sería llevado esposado.
Respecto de todo esto deben pensar los votantes en los comicios de noviembre. La sorprendente economía actual fue construida por los emprendedores y por los inventores que probaron sus ideas en el mercado, no saboteándose los unos a los otros en Washington. Que individuos como el Sr. Ellison hayan descubierto los usos políticos de personas como el Sr. Lenzner debe ser una señal pesimista. Es también un triste comentario sobre la verdadera contribución cultural de Clinton al auge económico generado por el pueblo estadounidense.
© Copyright 2000. The Wall Street Journal. Reimpreso con autorización.
Traducido por Gabriel Gasave
Larry conoce a Terry
La defensa que ofrece la Corporación Oracle por su contratación de una firma especializada en malas jugadas para que fisgonee en la basura de aquellos grupos que apoyan a Microsoft es la de que Oracle le ordenó específicamente a su firma secuaz no hacer «nada ilegal.» Que conmovedor ejemplo moral para los niños. Tendría que estar allí arriba junto a frases como la de «ninguna autoridad legal de contralor.»
El vocero oficial de Oracle también rebuznó que «Si no se hacía esta revelación, estos grupos frontales de Microsoft podrían haber influenciado incorrectamente sobre el resultado de uno de los casos antimonopólicos más importantes en la historia de los Estados Unidos.» Cuan risible.
Comenzaremos por exceptuar de esta caracterización a The Independent Institute y a la National Taxpayers Union, quienes han estado defendiendo las políticas de libre mercado mucho antes de que Oracle desarrollara su interés en las contribuciones pecuniarias políticas y en el lado más sórdido del activismo empresarial. Sí, Microsoft apoya a aquellos grupos que apoyan a Microsoft. Cualquiera que conozca como operan tales grupos saben que sus inventarios tienen consistencia ideológica. Obtienen apoyo precisamente debido a que no se venden.
En otras palabras, estos grupos se encuentran tan lejos en el espectro ético como usted puede estarlo de IGI, la firma de “investigaciones” de Terry Lenzner a la que Oracle contrató para rastrillar en su basura. El Sr. Lenzner ha hecho un trabajo similar para Bill Clinton en el caso de Paula Jones y también un trabajo muy diferente para Microsoft en la localización y entrega de piratas de software. La distinción merece subrayarse: entre la contratación de una firma de investigaciones a fin de localizar criminales y la utilización de la misma para intimidar y silenciar a la opinión política que usted considera inconveniente.
En realidad, dichos grupos operan en un universo ético diferente que Oracle y su extravagante Gerente General Larry Ellison, cuyo habitual comportamiento narcisista ha sido detallado extensamente en libros y semblanzas en los medios. El Sr. Ellison le otorga una gran dimensión a las payasadas, afirmando en el día de ayer que se encontraba cumpliendo con su «deber cívico» de garantizar que el juicio antimonopólico no estaba siendo viciado por peligrosos malintencionados como el titular del The Independent Institute, David Theroux, cuya carta aparece en nuestra columna de lectores de hoy.
Por supuesto que tal cínico disparate es un disfraz para un ataque contra la libertad de expresión. Los tribunales son perfectamente capaces de manejar casos como este, objeto de controversia pública. Lo hacen todo el tiempo. Pero el enjuiciamiento a Microsoft plantea también amplios interrogantes de política a los que el público tiene todo el derecho de discutir.
Los grupos que atraen la atención del maloliente Sr. Lenzner difícilmente sean los únicos en cuestionar la jihad anti-Microsoft del gobierno. Larry Summers, el Secretario del Tesoro, viajó recientemente a Silicon Valley para pronunciar un discurso el que visiblemente sonó como una defensa de Microsoft. ¿Deberíamos esperar ver al Sr. Ellison en sus trajes de Armani dando vueltas cerca del Tesoro revisando la basura ?
Las encuestas evidencian también que una gran mayoría del público apoya a Microsoft. Pero aparentemente Oracle ha decidido que no es en su propio interés que tales debates sean libremente celebrados sin que los amigos de Microsoft se encuentren sujetos al hostigamiento y al espionaje. Aún estamos esperando que alguien en el Departamento de Justicia revise las acusaciones de que parte de la información anti-Microsoft que se filtró a la prensa provenía de computadoras portátiles sustraídas de las oficinas del The Independent Institute.
La ironía es que el Sr. Ellison no hace frente a una gran competencia de parte de Microsoft en su negocio medular que son las bases de datos. Recientemente fanfarroneó respecto de tener una participación en el mercado «como la de Gates.» Su incesante presión política ha estado dirigida a impedir anticipadamente el surgimiento de un rival, en Washington en vez de en el mercado. Si Bill Gates hubiese hecho esto, dando zarpazos en la basura de sus adversarios, sería llevado esposado.
Respecto de todo esto deben pensar los votantes en los comicios de noviembre. La sorprendente economía actual fue construida por los emprendedores y por los inventores que probaron sus ideas en el mercado, no saboteándose los unos a los otros en Washington. Que individuos como el Sr. Ellison hayan descubierto los usos políticos de personas como el Sr. Lenzner debe ser una señal pesimista. Es también un triste comentario sobre la verdadera contribución cultural de Clinton al auge económico generado por el pueblo estadounidense.
© Copyright 2000. The Wall Street Journal. Reimpreso con autorización.
Traducido por Gabriel Gasave
Defensa de la competencia y monopoliosEconomíaElección públicaEmpresa e iniciativa empresarialReglamentación
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