Lo que resulta interesante acerca del Free Enterprise Action Fund (Fondo de Acción Para la Libre Empresa), un fondo mutuo estadounidense lanzado el 1º de marzo, no son tanto sus potenciales ganancias sino su significado simbólico. Quizás con él, los ejecutivos de las corporaciones dejarán de ser engullidos vivos por parte de los anti-empresarios y parlanchines activistas sociales.
En décadas recientes, el movimiento en contra del libre mercado ha subvertido a las corporaciones desde dentro, al transformar a la ética empresarial en una ideología contraria al mercado libre, y al utilizar la tenencia de acciones para favorecer la agenda de los activistas sociales dentro de las políticas corporativas. “La inversión socialmente responsable” (SRI conforme su sigla en inglés) y los fondos mutuos “éticos” han constituido una parte importante de la caja de herramientas de los activistas desde la creación del Pax World Balanced Fund en el año 1971.
Los ejecutivos, quienes son igual de incompetentes en la lucha por las ideas como eficientes en la producción de bienes y servicios, han caído en la trampa con sus típicas sonrisas comerciales. Pero los mismos se encuentran también bajo pesadas tácticas de intimidación.
Por ejemplo, la entidad Pax World Funds, propietaria entre otros del Pax World Balanced Fund, vendió recientemente su cartera de acciones de la Starbucks Coffee Co. valuada en 23 millones de dólares estadounidenses, en virtud de que esa compañía (por demás, muy políticamente correcta) está conformando una unión temporal de empresas tendiente a producir una bebida alcohólica en base al café. Pocos días atrás, el J.P. Morgan Chase, actuando bajo la presión ejercida por la Rainforest Action Network y por grupos de accionistas que a su vez son activistas, adoptó una agenda medio ambientalista. (En una reivindicación de los pobres, el Congress for Racial Equality criticó al Morgan Chase por restringir el otorgamiento de prestamos para proyectos del Tercer Mundo: El banco, sostiene el vocero de la organización, es “culpable de actuar con corrección política y cobardía.”)
El Free Enterprise Action Fund proporcionará parte del contrapeso que tanto se precisa. El Fondo se sindica así mismo como “el primer fondo mutuo tendiente a procurar el aumento del capital en el largo plazo mediante la inversión y la defensa que promuevan al sistema estadounidense de libre empresa.” Su fundador y principal consejero es Steven Milloy, abogado, columnista y académico adjunto en el Cato Institute. Por razones reglamentarias, el fondo se encuentra disponible solamente para los inversores estadounidenses.
El prospecto del Fondo afirma que el mismo “será accionista de algunas empresas que … se encuentren en riesgo de ser impactadas de manera adversa por los activistas sociales.” Las “Free Enterprise Guidelines” (“Directivas para la Libre Empresa”) del Fondo contienen criterios tales como, “¿Es el hecho de hacer negocios o las decisiones en consideración, las que tienden a ignorar a las libertades individuales que son relevantes para los productos empresarios?”, o “¿Es el deseo empresarial por desafiar agresivamente al infundado accionar del gobierno lo que amenaza sus intereses?” El Fondo invertirá en aquellas empresas en las cuales las respuestas a tales interrogantes sean positivas, o al menos intervendrá en ellas como accionista para hacer que se concentren en su objetivo de hacer dinero.
Pero el fondo posee también una misión de defensa. “Al trabajar en aras de mantener concentradas a las empresas en los negocios en vez de [la responsabilidad social corporativa] tal como la definen los activistas,” afirma, “el Fondo apunta a promover de modo más general a nuestro sistema de libre empresa.” El prospecto del Fondo cita a la controversial declaración de 1970 de Milton Friedman: “La responsabilidad social de la empresa es la de incrementar sus ganancias.”
En otras palabras, el Free Enterprise Action Fund hará a favor de la libre empresa lo que la “inversión socialmente responsable” y los fondos “éticos” hacen en su contra.
Por lo menos el 65% de los activos del fondo se encuentran invertidos normalmente en acciones ordinarias de las empresas que aparecen en la clasificación jerárquica de las 500 principales firmas estadounidenses que conforman los índices de la revista Fortune y de la calificadora de riesgo Standard&Poors. Para el 12 de abril, las 10 mayores tenencias de acciones (de entre unas 400) representaban menos del 20% del valor de la cartera de inversiones; la mayor tenencia, la de la empresa General Electric Co., representa el 3%.
Al colocar su dinero de manera congruente con las ideas que dicen defender, los inversores en el Fondo estarán comprometiendo solamente criterios financieros y percibirán dividendos más bajos o incurrirán en un riesgo mayor, tal como es reconocido en el prospecto del Fondo. El Sr. Milloy, no obstante, sostiene que las inversiones son escogidas basándose solamente en el desempeño, que las actividades de inversión y de defensa son mantenidas separadas, y que las directivas para la libre empresa se aplican exclusivamente a la misión de defensa.
Con cerca de 4 millones de dólares estadounidenses en activos, el Free Enterprise Action Fund es todavía muy pequeño, pero puede ser parte de un movimiento a contramano de la inversión políticamente correcta. Otro fondo políticamente incorrecto, el Vice Fund, creado en el año 2002, posee 32 millones de dólares estadounidenses invertidos de manera muy rentable en actividades relacionadas con el alcohol, el juego de apuestas, la defensa, y el tabaco. Estas sumas son minúsculas si se las compara con los activos de los Pax World Balanced Funds, los que alcanzan un valor de 1.500 millones de dólares estadounidenses, pero son un paso para lograr que las corporaciones recuperen la única cosa que saben hacer bien: producir de manera eficiente los bienes y servicios que necesita la gente—no actuar en favor de los activistas sociales.
Traducido por Gabriel Gasave
Un fondo para los activistas con fines de lucro
Lo que resulta interesante acerca del Free Enterprise Action Fund (Fondo de Acción Para la Libre Empresa), un fondo mutuo estadounidense lanzado el 1º de marzo, no son tanto sus potenciales ganancias sino su significado simbólico. Quizás con él, los ejecutivos de las corporaciones dejarán de ser engullidos vivos por parte de los anti-empresarios y parlanchines activistas sociales.
En décadas recientes, el movimiento en contra del libre mercado ha subvertido a las corporaciones desde dentro, al transformar a la ética empresarial en una ideología contraria al mercado libre, y al utilizar la tenencia de acciones para favorecer la agenda de los activistas sociales dentro de las políticas corporativas. “La inversión socialmente responsable” (SRI conforme su sigla en inglés) y los fondos mutuos “éticos” han constituido una parte importante de la caja de herramientas de los activistas desde la creación del Pax World Balanced Fund en el año 1971.
Los ejecutivos, quienes son igual de incompetentes en la lucha por las ideas como eficientes en la producción de bienes y servicios, han caído en la trampa con sus típicas sonrisas comerciales. Pero los mismos se encuentran también bajo pesadas tácticas de intimidación.
Por ejemplo, la entidad Pax World Funds, propietaria entre otros del Pax World Balanced Fund, vendió recientemente su cartera de acciones de la Starbucks Coffee Co. valuada en 23 millones de dólares estadounidenses, en virtud de que esa compañía (por demás, muy políticamente correcta) está conformando una unión temporal de empresas tendiente a producir una bebida alcohólica en base al café. Pocos días atrás, el J.P. Morgan Chase, actuando bajo la presión ejercida por la Rainforest Action Network y por grupos de accionistas que a su vez son activistas, adoptó una agenda medio ambientalista. (En una reivindicación de los pobres, el Congress for Racial Equality criticó al Morgan Chase por restringir el otorgamiento de prestamos para proyectos del Tercer Mundo: El banco, sostiene el vocero de la organización, es “culpable de actuar con corrección política y cobardía.”)
El Free Enterprise Action Fund proporcionará parte del contrapeso que tanto se precisa. El Fondo se sindica así mismo como “el primer fondo mutuo tendiente a procurar el aumento del capital en el largo plazo mediante la inversión y la defensa que promuevan al sistema estadounidense de libre empresa.” Su fundador y principal consejero es Steven Milloy, abogado, columnista y académico adjunto en el Cato Institute. Por razones reglamentarias, el fondo se encuentra disponible solamente para los inversores estadounidenses.
El prospecto del Fondo afirma que el mismo “será accionista de algunas empresas que … se encuentren en riesgo de ser impactadas de manera adversa por los activistas sociales.” Las “Free Enterprise Guidelines” (“Directivas para la Libre Empresa”) del Fondo contienen criterios tales como, “¿Es el hecho de hacer negocios o las decisiones en consideración, las que tienden a ignorar a las libertades individuales que son relevantes para los productos empresarios?”, o “¿Es el deseo empresarial por desafiar agresivamente al infundado accionar del gobierno lo que amenaza sus intereses?” El Fondo invertirá en aquellas empresas en las cuales las respuestas a tales interrogantes sean positivas, o al menos intervendrá en ellas como accionista para hacer que se concentren en su objetivo de hacer dinero.
Pero el fondo posee también una misión de defensa. “Al trabajar en aras de mantener concentradas a las empresas en los negocios en vez de [la responsabilidad social corporativa] tal como la definen los activistas,” afirma, “el Fondo apunta a promover de modo más general a nuestro sistema de libre empresa.” El prospecto del Fondo cita a la controversial declaración de 1970 de Milton Friedman: “La responsabilidad social de la empresa es la de incrementar sus ganancias.”
En otras palabras, el Free Enterprise Action Fund hará a favor de la libre empresa lo que la “inversión socialmente responsable” y los fondos “éticos” hacen en su contra.
Por lo menos el 65% de los activos del fondo se encuentran invertidos normalmente en acciones ordinarias de las empresas que aparecen en la clasificación jerárquica de las 500 principales firmas estadounidenses que conforman los índices de la revista Fortune y de la calificadora de riesgo Standard&Poors. Para el 12 de abril, las 10 mayores tenencias de acciones (de entre unas 400) representaban menos del 20% del valor de la cartera de inversiones; la mayor tenencia, la de la empresa General Electric Co., representa el 3%.
Al colocar su dinero de manera congruente con las ideas que dicen defender, los inversores en el Fondo estarán comprometiendo solamente criterios financieros y percibirán dividendos más bajos o incurrirán en un riesgo mayor, tal como es reconocido en el prospecto del Fondo. El Sr. Milloy, no obstante, sostiene que las inversiones son escogidas basándose solamente en el desempeño, que las actividades de inversión y de defensa son mantenidas separadas, y que las directivas para la libre empresa se aplican exclusivamente a la misión de defensa.
Con cerca de 4 millones de dólares estadounidenses en activos, el Free Enterprise Action Fund es todavía muy pequeño, pero puede ser parte de un movimiento a contramano de la inversión políticamente correcta. Otro fondo políticamente incorrecto, el Vice Fund, creado en el año 2002, posee 32 millones de dólares estadounidenses invertidos de manera muy rentable en actividades relacionadas con el alcohol, el juego de apuestas, la defensa, y el tabaco. Estas sumas son minúsculas si se las compara con los activos de los Pax World Balanced Funds, los que alcanzan un valor de 1.500 millones de dólares estadounidenses, pero son un paso para lograr que las corporaciones recuperen la única cosa que saben hacer bien: producir de manera eficiente los bienes y servicios que necesita la gente—no actuar en favor de los activistas sociales.
Traducido por Gabriel Gasave
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