La propuesta de Wal-Mart de ofrecerles servicios bancarios a sus clientes ha desencadenado otra ronda de histeria anti-Wal-Mart. Ante la exhortación de los bancos comunitarios y algunos miembros del Congreso, la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC es su sigla en inglés) está celebrando una serie de audiencias públicas respecto de la solicitud de Wal-Mart de una autorización para funcionar como banco industrial (IBC en inglés). Nunca antes en sus setenta y tres años de historia la FDIC había celebrado audiencias para tratar una solicitud, y no deberían comenzar a hacerlo ahora. Los consumidores se beneficiarán con la expansión de los servicios financieros de Wal-Mart, a pesar de que algunos bancos temerosos de la competencia estén tratando de bloquear la carta bancaria.
Wal-Mart desea una autorización bancaria para poder patrocinar tarjetas de crédito y debito, y procesar transacciones electrónicas de cheques. Los ahorros en los costos le permitirán a la compañía obtener mayores ganancias y beneficiará a los consumidores al ofrecerles precios más bajos. Según Jane Thompson, presidenta de servicios financieros de la empresa, “Wal-Mart está absoluta e inequívocamente comprometida a no involucrarse en la instalación de sucursales bancarias”. A pesar de estas promesas y del hecho de que Wal-Mart tiene contratos de alquiler de largo plazo por los cuales le permite a más de 1.150 bancos comunitarios operar en sus tiendas, algunos banqueros todavía se oponen a su solicitud.
Una acusación particularmente infundada provino de Paul Blank de WakeUpWalMart.com. Conforme Blank, “Si la FDIC aprueba la solicitud bancaria de Wal-Mart, creará un nuevo monopolio estadounidense moderno con el poderío económico de la Standard Oil”. Un escenario improbable, dados los más de 7.500 bancos comerciales, los 1.300 de ahorro y préstamo, y las 8.500 uniones crediticias que operan hoy día en los Estados Unidos. Las sucursales bancarias a nivel nacional les permiten a muchas de estas instituciones financieras competir potencialmente con Wal-Mart en cualquier mercado.
Algunos se han quejado también de que un banco Wal-Mart plantea un riesgo para nuestro sistema financiero. Kenneth Redding, vocero de los America’s Community Bankers, afirmó que, “El tamaño peculiar del negocio de Wal-Mart . . . presenta serias cuestiones de riesgo sistémico en el sistema de pagos a sí como también de forma más general para el fondo de garantía de los depósitos”. Un reclamo incluso más exagerado provino de la congresista Stephanie Tubbs (demócrata por Ohio), quien sostuvo que, “Dado los negocios internacionales de Wal-Mart, un banco Wal-Mart podría potencialmente crear una perturbación económica alrededor del mundo”.
Sin embargo, según Robert McKew, vicepresidente senior de la American Financial Services Association, no hay ninguna evidencia de que los bancos que son propiedad de compañías comerciales sean más proclives a fallar que los bancos poseídos por individuos o por conglomerados bancarios. En verdad, a los bancos les está permitido afiliarse con firmas financieras que negocian complejos derivados bursátiles, firmas aseguradoras que suscriben seguros de desastre, y un montón de otros negocios. No hay razón alguna para pensar que la fusión de la venta minorista con la actividad bancaria, especialmente tratándose del minorista más exitoso del mundo, será algo más riesgoso.
Otra preocupación injustificada es la de que Wal-Mart utilizará una política de precios depredadora para sacar del negocio a los bancos competidores. Una política depredadora en materia de precios requiere que se asuman pérdidas a efectos de sacar del mercado a un banco local. Por ende, Wal-Mart necesitaría ser capaz de elevar los precios de sus servicios bancarios después de asumir las pérdidas para recuperar ingresos y tener una ganancia. Con tantos otros bancos en los Estados Unidos que podrían potencialmente ingresar al mercado y competir con los bancos de Wal-Mart, resulta improbable que Wal-Mart pudiese ser exitosa con una estrategia así, razón por la cual es improbable que tan siquiera lo intenten.
Tampoco es probable que los bancos Wal-Mart se nieguen a prestarle a otras empresas minoristas porque las mismas siempre podrían acudir a otros prestamistas. La American Association of Financial Services encuentra que mientras los bancos se asocian con compañías de corretaje, seguros, fondos mutuales, y finanzas no existe “ninguna evidencia de que estas industrias hayan sido perjudicadas por el favoritismo resultante de sus afiliaciones con los bancos”.
En última instancia la oposición a la solicitud de Wal-Mart es el temor de la competencia. Mientras ofrece una letanía de objeciones contra la solicitud de Wal-Mart, Terry Jorde, presidente de los Independent Community Bankers of America (ICBA), dijo, “sugerir que los banqueros comunitarios le temen a la competencia es infundado e injustificado, y solamente distrae la atención de los verdaderos temas políticos”. Brad Williams, también de los ICBA, fue más honesto cuando admitió que, “Mi principal preocupación respecto de la solicitud pendiente de Wal-Mart ante ustedes es la de que si resulta aprobada, mi banco y los demás bancos en el Condado de Shannon podrían seguir el camino de muchos de nuestros negocios minoristas y unirse a los dinosaurios”.
No hay nada de original acerca de la solicitud de Wal-Mart. Target, GM, y BMW tuvieron todos sus solicitudes aprobadas sin audiencias públicas. A Wal-Mart debería permitírsele patrocinar tarjetas de crédito y debito y debería ser alentada a ingresar en el negocio de la banca comercial con sucursales. Los consumidores se beneficiarán de la incrementada competencia de costos bajos que Wal-Mart traerá.
Más histeria anti-Wal-Mart
La propuesta de Wal-Mart de ofrecerles servicios bancarios a sus clientes ha desencadenado otra ronda de histeria anti-Wal-Mart. Ante la exhortación de los bancos comunitarios y algunos miembros del Congreso, la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC es su sigla en inglés) está celebrando una serie de audiencias públicas respecto de la solicitud de Wal-Mart de una autorización para funcionar como banco industrial (IBC en inglés). Nunca antes en sus setenta y tres años de historia la FDIC había celebrado audiencias para tratar una solicitud, y no deberían comenzar a hacerlo ahora. Los consumidores se beneficiarán con la expansión de los servicios financieros de Wal-Mart, a pesar de que algunos bancos temerosos de la competencia estén tratando de bloquear la carta bancaria.
Wal-Mart desea una autorización bancaria para poder patrocinar tarjetas de crédito y debito, y procesar transacciones electrónicas de cheques. Los ahorros en los costos le permitirán a la compañía obtener mayores ganancias y beneficiará a los consumidores al ofrecerles precios más bajos. Según Jane Thompson, presidenta de servicios financieros de la empresa, “Wal-Mart está absoluta e inequívocamente comprometida a no involucrarse en la instalación de sucursales bancarias”. A pesar de estas promesas y del hecho de que Wal-Mart tiene contratos de alquiler de largo plazo por los cuales le permite a más de 1.150 bancos comunitarios operar en sus tiendas, algunos banqueros todavía se oponen a su solicitud.
Una acusación particularmente infundada provino de Paul Blank de WakeUpWalMart.com. Conforme Blank, “Si la FDIC aprueba la solicitud bancaria de Wal-Mart, creará un nuevo monopolio estadounidense moderno con el poderío económico de la Standard Oil”. Un escenario improbable, dados los más de 7.500 bancos comerciales, los 1.300 de ahorro y préstamo, y las 8.500 uniones crediticias que operan hoy día en los Estados Unidos. Las sucursales bancarias a nivel nacional les permiten a muchas de estas instituciones financieras competir potencialmente con Wal-Mart en cualquier mercado.
Algunos se han quejado también de que un banco Wal-Mart plantea un riesgo para nuestro sistema financiero. Kenneth Redding, vocero de los America’s Community Bankers, afirmó que, “El tamaño peculiar del negocio de Wal-Mart . . . presenta serias cuestiones de riesgo sistémico en el sistema de pagos a sí como también de forma más general para el fondo de garantía de los depósitos”. Un reclamo incluso más exagerado provino de la congresista Stephanie Tubbs (demócrata por Ohio), quien sostuvo que, “Dado los negocios internacionales de Wal-Mart, un banco Wal-Mart podría potencialmente crear una perturbación económica alrededor del mundo”.
Sin embargo, según Robert McKew, vicepresidente senior de la American Financial Services Association, no hay ninguna evidencia de que los bancos que son propiedad de compañías comerciales sean más proclives a fallar que los bancos poseídos por individuos o por conglomerados bancarios. En verdad, a los bancos les está permitido afiliarse con firmas financieras que negocian complejos derivados bursátiles, firmas aseguradoras que suscriben seguros de desastre, y un montón de otros negocios. No hay razón alguna para pensar que la fusión de la venta minorista con la actividad bancaria, especialmente tratándose del minorista más exitoso del mundo, será algo más riesgoso.
Otra preocupación injustificada es la de que Wal-Mart utilizará una política de precios depredadora para sacar del negocio a los bancos competidores. Una política depredadora en materia de precios requiere que se asuman pérdidas a efectos de sacar del mercado a un banco local. Por ende, Wal-Mart necesitaría ser capaz de elevar los precios de sus servicios bancarios después de asumir las pérdidas para recuperar ingresos y tener una ganancia. Con tantos otros bancos en los Estados Unidos que podrían potencialmente ingresar al mercado y competir con los bancos de Wal-Mart, resulta improbable que Wal-Mart pudiese ser exitosa con una estrategia así, razón por la cual es improbable que tan siquiera lo intenten.
Tampoco es probable que los bancos Wal-Mart se nieguen a prestarle a otras empresas minoristas porque las mismas siempre podrían acudir a otros prestamistas. La American Association of Financial Services encuentra que mientras los bancos se asocian con compañías de corretaje, seguros, fondos mutuales, y finanzas no existe “ninguna evidencia de que estas industrias hayan sido perjudicadas por el favoritismo resultante de sus afiliaciones con los bancos”.
En última instancia la oposición a la solicitud de Wal-Mart es el temor de la competencia. Mientras ofrece una letanía de objeciones contra la solicitud de Wal-Mart, Terry Jorde, presidente de los Independent Community Bankers of America (ICBA), dijo, “sugerir que los banqueros comunitarios le temen a la competencia es infundado e injustificado, y solamente distrae la atención de los verdaderos temas políticos”. Brad Williams, también de los ICBA, fue más honesto cuando admitió que, “Mi principal preocupación respecto de la solicitud pendiente de Wal-Mart ante ustedes es la de que si resulta aprobada, mi banco y los demás bancos en el Condado de Shannon podrían seguir el camino de muchos de nuestros negocios minoristas y unirse a los dinosaurios”.
No hay nada de original acerca de la solicitud de Wal-Mart. Target, GM, y BMW tuvieron todos sus solicitudes aprobadas sin audiencias públicas. A Wal-Mart debería permitírsele patrocinar tarjetas de crédito y debito y debería ser alentada a ingresar en el negocio de la banca comercial con sucursales. Los consumidores se beneficiarán de la incrementada competencia de costos bajos que Wal-Mart traerá.
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