El veinte por ciento de los californianos carecen de seguro de salud. Esta circunstancia no es una falla de un mercado libre en la atención de la salud. Es producto de las intervenciones gubernamentales que elevan el costo de la atención y dejan a muchos californianos sin el incentivo o la capacidad para adquirir un seguro. Para enmendar el problema son necesarias menos reglamentaciones e intervenciones gubernamentales, no más, tal como ha propuesto el gobernador Schwarzenegger.
La propuesta del gobernador exige que todos los californianos posean un seguro de salud y obligará a los empleadores con diez empleados o más a proporcionarlo o pagar al estado un impuesto de modo tal que el gobierno pueda suministrar el seguro. También propone gravar con impuestos a los hospitales y médicos para expandir el Medi-Cal, exigiendo que las aseguradoras emitan pólizas para todos independientemente de su salud y prohibiendo el cobro de primas diferenciales basadas en la salud o la edad.
Para evaluar el plan del gobernador, un interrogante fundamental debe ser primero formulado—¿por qué hay 6 millones y medio de californianos sin seguro? Esta estadística hace que muchos imaginen a los pobres que perpetuamente no están asegurados. Sin embargo, dado que los empleadores a menudo proporcionan un seguro de salud, muchos de los no asegurados se encuentran en transición entre dos empleos y pronto serán asegurados nuevamente por un nuevo empleador. Un estudio de 2003 de la Oficina Parlamentaria del Presupuesto halló que de las personas sin seguro en todo el país en un momento dado, el 45 por ciento de ellas se aseguraba en un plazo de pocos meses. La California Medical Association descubrió que el 30 por ciento de los californianos no asegurados tenían ingresos familiares por encima de $50.000. Muchas de estas familias podrían solventar un seguro pero eligen no adquirirlo.
Más participación gubernamental en la atención de la salud no es necesaria para extender el seguro a muchos de los que carecen de él. Reformas que igualen el tratamiento impositivo del seguro adquirido de manera individual y el seguro proporcionado por el empleador ayudarían a aliviar a los temporalmente no asegurados dado que mucha gente no tendría su seguro ligado a su empleador. A nivel nacional, el Presidente Bush ha propuesto un cambio en esta dirección al incluir al seguro proporcionado por el empleador como ingreso pero permitiendo a todo aquel que obtenga un seguro de salud, ya sea individualmente o a través de su empleador, deducir $15.000 de su ingreso cuando se computan los impuestos.
Para ayudar a más gente pobre a solventar el seguro de salud, y para seducir a los no asegurados que pueden hacer frente a uno a que adquieran un seguro, Schwarzenegger debería concentrarse en hacer menos costoso el seguro. Las reglamentaciones estaduales que imponen la cobertura específica de distintos tratamientos tales como el abuso de alcohol y drogas, el tratamiento quiropráctico y la fertilización in vitro, elevan el costo del seguro de salud. California obliga a los aseguradores a proporcionar cobertura para estos tratamientos pero no para la atención no-catastrófica. Estas y muchas otras exigencias hacen subir el costo de la atención de la salud al eliminar la capacidad de las personas de elegir adquirir una cobertura básica poco costosa que las aseguraría solamente contra accidentes o enfermedades importantes. En Connecticut, uno de los estados menos reglamentados, un varón de 35 años de edad puede obtener cobertura por tan solo $50 al mes o $600 por año.
El gobernador sostiene que su propuesta no costará nada en términos netos, porque al eliminar a los no asegurados los mismos ya no despojarán más a los hospitales de ingresos ni elevarán los costos de los asegurados. No obstante, el Council for Affordable Health Insurance estima que el costo de la atención para los no asegurados es apenas el 2,5 por ciento de los gastos de salud a nivel nacional. Incluso si el costo de los no asegurados en California fuese el doble del promedio nacional, Schwarzenegger propone emplear una motosierra para resolver un problema que requiere un escalpelo.
La desreglamentación resolverá algunos de los problemas de la atención de la salud de California sin los requisitos draconianos que propone Schwarzenegger. Las leyes deberían ser modificadas para permitir a los emprendedores en el área de los seguro de salud una mayor libertad para experimentar más con las clases de coberturas que ofrecen, tal como el ofrecimiento de coberturas como la básica, la total, o alguna combinación intermedia. Modificar el tratamiento impositivo de las pólizas de seguro adquiridas individualmente podría ayudar a limitar el problema de los temporalmente no asegurados. Para los pocos que todavía no pudiesen solventar un seguro, las caridades médicas deberían ser alentadas para intervenir y ayudar.
La industria estadounidense de la atención de la salud padece con las reglamentaciones gubernamentales que limitan el ingreso a través del certificado ocupacional e interfieren con la adopción de fármacos y muchos otros aspectos de la atención de la salud además del mercado de los seguros de salud. El aumento de la confianza en los mercados del seguro ayudará a poner bajo control a los costos del cuidado medico y dentro del alcance de más californianos, pero reformas más amplias deberían tratar de infundir asimismo mayor confianza en los mercados libres en otros aspectos de la atención de la salud.
Traducido por Gabriel Gasave
Desreglamentemos el Seguro de Salud
El veinte por ciento de los californianos carecen de seguro de salud. Esta circunstancia no es una falla de un mercado libre en la atención de la salud. Es producto de las intervenciones gubernamentales que elevan el costo de la atención y dejan a muchos californianos sin el incentivo o la capacidad para adquirir un seguro. Para enmendar el problema son necesarias menos reglamentaciones e intervenciones gubernamentales, no más, tal como ha propuesto el gobernador Schwarzenegger.
La propuesta del gobernador exige que todos los californianos posean un seguro de salud y obligará a los empleadores con diez empleados o más a proporcionarlo o pagar al estado un impuesto de modo tal que el gobierno pueda suministrar el seguro. También propone gravar con impuestos a los hospitales y médicos para expandir el Medi-Cal, exigiendo que las aseguradoras emitan pólizas para todos independientemente de su salud y prohibiendo el cobro de primas diferenciales basadas en la salud o la edad.
Para evaluar el plan del gobernador, un interrogante fundamental debe ser primero formulado—¿por qué hay 6 millones y medio de californianos sin seguro? Esta estadística hace que muchos imaginen a los pobres que perpetuamente no están asegurados. Sin embargo, dado que los empleadores a menudo proporcionan un seguro de salud, muchos de los no asegurados se encuentran en transición entre dos empleos y pronto serán asegurados nuevamente por un nuevo empleador. Un estudio de 2003 de la Oficina Parlamentaria del Presupuesto halló que de las personas sin seguro en todo el país en un momento dado, el 45 por ciento de ellas se aseguraba en un plazo de pocos meses. La California Medical Association descubrió que el 30 por ciento de los californianos no asegurados tenían ingresos familiares por encima de $50.000. Muchas de estas familias podrían solventar un seguro pero eligen no adquirirlo.
Más participación gubernamental en la atención de la salud no es necesaria para extender el seguro a muchos de los que carecen de él. Reformas que igualen el tratamiento impositivo del seguro adquirido de manera individual y el seguro proporcionado por el empleador ayudarían a aliviar a los temporalmente no asegurados dado que mucha gente no tendría su seguro ligado a su empleador. A nivel nacional, el Presidente Bush ha propuesto un cambio en esta dirección al incluir al seguro proporcionado por el empleador como ingreso pero permitiendo a todo aquel que obtenga un seguro de salud, ya sea individualmente o a través de su empleador, deducir $15.000 de su ingreso cuando se computan los impuestos.
Para ayudar a más gente pobre a solventar el seguro de salud, y para seducir a los no asegurados que pueden hacer frente a uno a que adquieran un seguro, Schwarzenegger debería concentrarse en hacer menos costoso el seguro. Las reglamentaciones estaduales que imponen la cobertura específica de distintos tratamientos tales como el abuso de alcohol y drogas, el tratamiento quiropráctico y la fertilización in vitro, elevan el costo del seguro de salud. California obliga a los aseguradores a proporcionar cobertura para estos tratamientos pero no para la atención no-catastrófica. Estas y muchas otras exigencias hacen subir el costo de la atención de la salud al eliminar la capacidad de las personas de elegir adquirir una cobertura básica poco costosa que las aseguraría solamente contra accidentes o enfermedades importantes. En Connecticut, uno de los estados menos reglamentados, un varón de 35 años de edad puede obtener cobertura por tan solo $50 al mes o $600 por año.
El gobernador sostiene que su propuesta no costará nada en términos netos, porque al eliminar a los no asegurados los mismos ya no despojarán más a los hospitales de ingresos ni elevarán los costos de los asegurados. No obstante, el Council for Affordable Health Insurance estima que el costo de la atención para los no asegurados es apenas el 2,5 por ciento de los gastos de salud a nivel nacional. Incluso si el costo de los no asegurados en California fuese el doble del promedio nacional, Schwarzenegger propone emplear una motosierra para resolver un problema que requiere un escalpelo.
La desreglamentación resolverá algunos de los problemas de la atención de la salud de California sin los requisitos draconianos que propone Schwarzenegger. Las leyes deberían ser modificadas para permitir a los emprendedores en el área de los seguro de salud una mayor libertad para experimentar más con las clases de coberturas que ofrecen, tal como el ofrecimiento de coberturas como la básica, la total, o alguna combinación intermedia. Modificar el tratamiento impositivo de las pólizas de seguro adquiridas individualmente podría ayudar a limitar el problema de los temporalmente no asegurados. Para los pocos que todavía no pudiesen solventar un seguro, las caridades médicas deberían ser alentadas para intervenir y ayudar.
La industria estadounidense de la atención de la salud padece con las reglamentaciones gubernamentales que limitan el ingreso a través del certificado ocupacional e interfieren con la adopción de fármacos y muchos otros aspectos de la atención de la salud además del mercado de los seguros de salud. El aumento de la confianza en los mercados del seguro ayudará a poner bajo control a los costos del cuidado medico y dentro del alcance de más californianos, pero reformas más amplias deberían tratar de infundir asimismo mayor confianza en los mercados libres en otros aspectos de la atención de la salud.
Traducido por Gabriel Gasave
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