La publicación anual del Pentágono, “Poder Militar de la República Popular China 2009”, acusó a China de aprovisionar a sus fuerzas armadas con armamentos que pueden ser utilizados para intimidar o atacar a Taiwán y mitigar la superioridad aérea y naval de los EE.UU. en la cercanía de su territorio. Aun cuando el informe del Departamento de Defensa no haya exagerado la amenaza de China—algo improbable dado que el Departamento tiene un inherente conflicto de intereses entre la evaluación de las amenazas y la construcción de armamentos para contrarrestar esas amenazas—el informe es una buena noticia.
Usted jamás se hubiese enterado de ello por las declaraciones de Ike Skelton, el demócrata que preside el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, que advertían acerca de que “el presupuesto militar de China prosigue una tendencia de incrementos de dos dígitos y abundan los interrogantes acerca de las intenciones estratégicas de China”.
Desafortunadamente, no existe interrogante alguno respecto de las intenciones estratégicas de los EE.UU., incluso bajo un nuevo presidente más liberal. Los Estados Unidos buscarán continuar con su dominación militar de Asia del Este y el mundo y procurarán mantener contenida a China mediante un sistema de alianzas bilaterales, bases militares en Asia del Este y distantes despliegues militares—todas sobras de la Guerra Fría.
Además, la brecha entre el gasto en defensa estadounidense y el chino sigue siendo amplia. El masivo gasto en defensa de los EE.UU. equivale a casi la mitad de los desembolsos totales en defensa del mundo entero. Si bien el gasto en defensa de China se ha incrementado en dos dígitos en los últimos años, este aumento siguió a un periodo de ausencia de gasto y parte de un nivel inicial mucho más bajo que el gigantesco presupuesto de defensa de los Estados Unidos. El gasto anual en defensa de los EE.UU. es de 711 mil millones de dólares, mientras que el de China es tan solo el 17 por ciento de esa suma, es decir 122 mil millones por año.
Al mismo tiempo, los EE.UU. efectúan despliegues militares alrededor de China, mientras que las fuerzas militares ordinarias de China no se despliegan en el hemisferio occidental y no amenazan a los Estados Unidos. El hallazgo más importante en el informe del Pentágono fue que China no podría desplegar ni sostener ni siquiera pequeñas unidades militares lejos de sus fronteras antes de 2015. El informe prosiguió diciendo que China no será capaz de desplegar ni mantener grandes unidades en combate alejadas de China hasta bien entrada una década después de esa fecha. En cambio, el Pentágono concluyó que China se encuentra modernizando a sus fuerzas armadas para conflictos breves alrededor de sus fronteras. En otras palabras, la capacidad de China para proyectar poder convencional es y seguirá siendo patética durante mucho tiempo—volviendo así a la mayoría de los vecinos de China relativamente seguros, y a los lejanos Estados Unidos muy seguros, contra un ataque chino.
¿Qué hay acerca de Taiwán? Actualmente es dudoso que China pudiese llevar a cabo una invasión anfibia exitosa contra Taiwán, que es una isla. Las naciones isleñas son más fáciles de defender que otros países, debido a que los desembarcos anfibios son una de las operaciones militares más difíciles de realizar. En el caso de Taiwán, posee una muy buena fuerza aérea, la cual probablemente podría hundir a cualquier fuerza anfibia china, debido a que los navíos chinos carecen de buenas defensas antiaéreas. La mayor amenaza a Taiwán sería la intimidación china o un ataque real con un número creciente de misiles balísticos de corto alcance.
Pero la verdadera cuestión es la de si Taiwán es militarmente estratégico o no para los Estados Unidos. La pequeña nación isleña no lo es, y los Estados Unidos no deberían arriesgarse a una confrontación con una China armada nuclearmente para defenderla. Incluso mientras las fuerzas armadas chinas se tornan más fuertes, los ricos taiwaneses pueden utilizar la estrategia del puercoespín. Si bien no son capaces de ganar una guerra contra, solamente precisan ser capaces de infligirle el daño suficiente para disuadir a China de invadir o atacar.
En contraste, Taiwán es estratégica para China, porque cualquier gran potencia extranjera con aviones podría trasladarlos a la isla y contar así con una base “offshore” para bombardear a China. Aún cuando China posee muchas menos armas nucleares que los Estados Unidos, los chinos son emocionales respecto del tema de Taiwán; de esa forma, cualquier enfrentamiento nuclear contra la isla sería sumamente riesgoso.
Por consiguiente, los Estados Unidos deberían declarar que ya no defenderán más a Taiwán y replegarán la amenaza de la armada estadounidense a China de las bases y destacamentos de los EE.UU. en Asia del Este. Ahora que la Guerra Fría hace rato que finalizó, estas fuerzas ya no son imperiosas para la seguridad de los EE.UU. y resultan innecesariamente provocativas para China. Dichos destacamentos y bases, y la política estadounidense de contención respecto de China, contribuyen a que China perciba la necesidad de incrementar en dos dígitos a su presupuesto de defensa. De este modo, en una época de crisis económica mundial, los Estados Unidos podrían al mismo tiempo replegar a su costoso, impagable y obsoleto imperio y hacer más seguros a sus ciudadanos.
Traducido por Gabriel Gasave
La amenaza de China a los Estados Unidos está exagerada
La publicación anual del Pentágono, “Poder Militar de la República Popular China 2009”, acusó a China de aprovisionar a sus fuerzas armadas con armamentos que pueden ser utilizados para intimidar o atacar a Taiwán y mitigar la superioridad aérea y naval de los EE.UU. en la cercanía de su territorio. Aun cuando el informe del Departamento de Defensa no haya exagerado la amenaza de China—algo improbable dado que el Departamento tiene un inherente conflicto de intereses entre la evaluación de las amenazas y la construcción de armamentos para contrarrestar esas amenazas—el informe es una buena noticia.
Usted jamás se hubiese enterado de ello por las declaraciones de Ike Skelton, el demócrata que preside el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, que advertían acerca de que “el presupuesto militar de China prosigue una tendencia de incrementos de dos dígitos y abundan los interrogantes acerca de las intenciones estratégicas de China”.
Desafortunadamente, no existe interrogante alguno respecto de las intenciones estratégicas de los EE.UU., incluso bajo un nuevo presidente más liberal. Los Estados Unidos buscarán continuar con su dominación militar de Asia del Este y el mundo y procurarán mantener contenida a China mediante un sistema de alianzas bilaterales, bases militares en Asia del Este y distantes despliegues militares—todas sobras de la Guerra Fría.
Además, la brecha entre el gasto en defensa estadounidense y el chino sigue siendo amplia. El masivo gasto en defensa de los EE.UU. equivale a casi la mitad de los desembolsos totales en defensa del mundo entero. Si bien el gasto en defensa de China se ha incrementado en dos dígitos en los últimos años, este aumento siguió a un periodo de ausencia de gasto y parte de un nivel inicial mucho más bajo que el gigantesco presupuesto de defensa de los Estados Unidos. El gasto anual en defensa de los EE.UU. es de 711 mil millones de dólares, mientras que el de China es tan solo el 17 por ciento de esa suma, es decir 122 mil millones por año.
Al mismo tiempo, los EE.UU. efectúan despliegues militares alrededor de China, mientras que las fuerzas militares ordinarias de China no se despliegan en el hemisferio occidental y no amenazan a los Estados Unidos. El hallazgo más importante en el informe del Pentágono fue que China no podría desplegar ni sostener ni siquiera pequeñas unidades militares lejos de sus fronteras antes de 2015. El informe prosiguió diciendo que China no será capaz de desplegar ni mantener grandes unidades en combate alejadas de China hasta bien entrada una década después de esa fecha. En cambio, el Pentágono concluyó que China se encuentra modernizando a sus fuerzas armadas para conflictos breves alrededor de sus fronteras. En otras palabras, la capacidad de China para proyectar poder convencional es y seguirá siendo patética durante mucho tiempo—volviendo así a la mayoría de los vecinos de China relativamente seguros, y a los lejanos Estados Unidos muy seguros, contra un ataque chino.
¿Qué hay acerca de Taiwán? Actualmente es dudoso que China pudiese llevar a cabo una invasión anfibia exitosa contra Taiwán, que es una isla. Las naciones isleñas son más fáciles de defender que otros países, debido a que los desembarcos anfibios son una de las operaciones militares más difíciles de realizar. En el caso de Taiwán, posee una muy buena fuerza aérea, la cual probablemente podría hundir a cualquier fuerza anfibia china, debido a que los navíos chinos carecen de buenas defensas antiaéreas. La mayor amenaza a Taiwán sería la intimidación china o un ataque real con un número creciente de misiles balísticos de corto alcance.
Pero la verdadera cuestión es la de si Taiwán es militarmente estratégico o no para los Estados Unidos. La pequeña nación isleña no lo es, y los Estados Unidos no deberían arriesgarse a una confrontación con una China armada nuclearmente para defenderla. Incluso mientras las fuerzas armadas chinas se tornan más fuertes, los ricos taiwaneses pueden utilizar la estrategia del puercoespín. Si bien no son capaces de ganar una guerra contra, solamente precisan ser capaces de infligirle el daño suficiente para disuadir a China de invadir o atacar.
En contraste, Taiwán es estratégica para China, porque cualquier gran potencia extranjera con aviones podría trasladarlos a la isla y contar así con una base “offshore” para bombardear a China. Aún cuando China posee muchas menos armas nucleares que los Estados Unidos, los chinos son emocionales respecto del tema de Taiwán; de esa forma, cualquier enfrentamiento nuclear contra la isla sería sumamente riesgoso.
Por consiguiente, los Estados Unidos deberían declarar que ya no defenderán más a Taiwán y replegarán la amenaza de la armada estadounidense a China de las bases y destacamentos de los EE.UU. en Asia del Este. Ahora que la Guerra Fría hace rato que finalizó, estas fuerzas ya no son imperiosas para la seguridad de los EE.UU. y resultan innecesariamente provocativas para China. Dichos destacamentos y bases, y la política estadounidense de contención respecto de China, contribuyen a que China perciba la necesidad de incrementar en dos dígitos a su presupuesto de defensa. De este modo, en una época de crisis económica mundial, los Estados Unidos podrían al mismo tiempo replegar a su costoso, impagable y obsoleto imperio y hacer más seguros a sus ciudadanos.
Traducido por Gabriel Gasave
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