La buena noticia acerca de la pérdida de los empleos industriales

11 de diciembre, 1998

Cualquiera que haya sido despedido en años recientes, fácilmente podría desear deshacerse de Richard McKenzie. Después de todo, él afirma que muchos se lo buscaron.

Una mayor paga en varias industrias compensa el riesgo de ser cesanteado; afirma McKenzie, profesor en la Escuela de Administración para Graduados de la University of California en Irvine. Por lo tanto, cuando llegan los telegramas de despido, «Esos trabajadores tan solo están padeciendo el lado negativo del ventajoso acuerdo que lograron,» sostiene.

Las suspensiones corporativas es probable que acontezcan con frecuencia en esta década, informa Challenger, Gray & Christmas, una firma internacional dedicada a la desvinculación asistida de personal. Pero con el desempleo en solamente el 4,4%, las cosas ciertamente podrían ser peores.

Y muchos economistas dicen que esta «rotación» es una señal de que el mercado laboral se encuentra vibrante, no en problemas.

Tómese el caso de la empresa Boeing, la cual despedirá a 48.000 empleados durante los dos próximos años. «Boeing sigue siendo un atractivo lugar para trabajar debido a que aún paga salarios altos… tiene que hacerlo debido a que su negocio es cíclico,» dice McKenzie.

McKenzie no es indiferente al infortunio de los trabajadores desplazados. Se trata tan solo que él, al igual que muchos otros que realizan un seguimiento de la economía, considera que hay demasiado pesimismo respecto del tema de los despidos corporativos.

«Si los despidos estuvieron ocurriendo en virtud de lo que los keynesianos denominaban ‘una demanda agregada insuficiente,’ o a que simplemente no había allí fuera la suficientemente cantidad de personas adquiriendo productos, entonces me preocuparía que los despidos estuviesen reflejando un debilitamiento de la economía,» explica el economista e historiador del mercado laboral de la Ohio University Richard Vedder.

Pero no es eso lo que está diciendo esta economía consumista. «Muchos de estos despidos son cesantías del lado de la oferta; firmas que están tratando de reducir los costos a fin de ser más competitivas,» sostiene Vedder.

A consecuencia de ello, los trabajadores que queden se tornarán más productivos, y los consumidores disfrutarán de precios aún más bajos.

Y no es que lo trabajadores desplazados vayan a quedar en la indigencia. Están encontrando nuevas alternativas de manera rápida y beneficiándose de un índice de aumento de los precios bajo, especialmente para aquellos productos básicos como los alimentos y los combustibles, y para muchos bienes de consumo como las computadoras personales.

«El plazo de menos de 15 semanas durante el cual una persona se encuentra desempleada, se ha mantenido fuertemente desde hace un año atrás,» dice Ken Deavers, economista en jefe de la Employment Policy Foundation, un centro de estudios con sede en Washington, D.C. dedicado a los temas laborales. «Eso sugiere que la gente se encuentra realizando transiciones relativamente suaves.»

Además, muchos pueden darse el lujo de ser exigentes durante su periodo de desocupación temporal. «Gran parte del desplazamiento en las grandes firmas tiene lugar en la línea media del gerenciamiento,» afirma Deavers. «Muchos de esos individuos que se encontraban efectivizados, pueden estar llevándose tanto como una indemnización equivalente a un año de trabajo, consejería laboral y servicios de ubicación.»

Y «Cerca del 60% de los trabajadores de tiempo completo que fueron desplazados y vueltos a emplear están ganando tanto o más que antes,» agrega Deavers, «Cerca de la mitad de ellos ganan un 20% más.»

Si los despidos de las corporaciones para este año alcanza a los 600.000 trabajadores, ello será «simbólicamente muy importante,» admite Vedder. Pero los mismos son inevitables en una economía dinámica y magra. «Estamos asignado mejor a los recursos durante este año,» asevera.

Herbert Northrup, profesor emérito de la Wharton School en la University of Pennsylvania, tiene un punto de vista similar. Solía decirle a los engreídos estudiantes del Master en Administración de Empresas que les haría bien perder un empleo. «Existen muchas oportunidades allá afuera a las que no les prestan atención a menos que tengan que hacerlo,» explica.

Aprenderían mucho gastando el cuero de sus zapatos en este mercado laboral. «Simplemente tenemos una abundancia de oportunidades,» dice McKenzie.

Y los momentos difíciles en la actualidad para algunos, redituarán beneficios para muchos en el futuro, agrega McKenzie. «Tuvimos toda esta angustia a comienzos de los años 80 acerca de la ‘desindustrialización de los Estados Unidos,’ pero ello hizo que la gente se pusieran el arado al hombro y generara una mini revolución industrial,» afirma.

Eso era de esperarse una vez más. La manufactura se está hundiendo debido a las exportaciones. Pero la eficiencia de una mejor producción, la cual por lo general implica despidos, hará que los productores de bienes sean aún más competitivos cuando Asia rebote. Los fabricantes de bienes más eficientes verán incrementarse a las ganancias.

Al mismo tiempo, el sector de servicios continúa creciendo. Vedder sostiene que desde el año 1979 hasta 1997, los fabricantes de bienes eliminaron 2,5 millones de puestos de trabajo mientras que fueron creados 34,1 millones de empleos en el sector de los servicios.

Igualmente importante, muchos «trabajos en los servicios pagan casi tan bien como lo hacían los empleos que hemos venido perdiendo en la manufactura,» puntualiza Deavers.

Los empleos en el sector de los servicios, parecieran también ser más seguros. En contraste, en la manufactura «Lo que usted ve es a las compañías aplicándole constantemente un trinquete hacia arriba y hacia abajo a sus fuerzas laborales,» destaca John Challenger, Gerente General de Challenger, Gray & Christmas.

En el pasado, hubiesen existido reclamos en favor de programas de capacitación laboral del gobierno federal. Pero en la actualidad, incluso los sindicatos permanecen en silencio. «Sabemos por las evaluaciones de los programas gubernamentales de capacitación que los resultados finales para ellos fueron cercanos a cero,» señala Deavers.

«Siempre tuvo más sentido el hecho de mejorar las habilidades mientras se ocupa el puesto de trabajo,» añade. «Hemos prácticamente admitido que es mejor que se le concedan los programas federales de capacitación laboral a los estados.»

¿Funcionarán? Si, si tienen en mente a las necesidades de las cada vez más numerosas industrias basadas en el conocimiento, afirma Mark Wilson, un economista laboralista de la Heritage Foundation.

«La atención principal debe estar en el ciclo escolar K-12 (educación), y en mejorar la calidad de los alumnos que egresan de la escuela secundaria,» sostiene Wilson.

Otros sostienen que la capacitación debe ser otorgada a las escuelas vocacionales privadas. Las mismas son más aptas para la tarea debido a que «precisan ganar dinero para poder sobrevivir, y por lo tanto se concentran en la capacitación para aquellos trabajos que son necesarios,» dice Vedder.

Las exigencias del mundo real se desarrollan demasiado rápidamente en los mercados laborales como para que el gobierno pueda procesarlas, añade McKenzie. «No quiero decir que las menosprecie, sino que en un mundo rápidamente cambiante, resulta difícil para los individuos que ofrecen un reentrenamiento percatarse de qué capacitación precisa la gente,» afirma.

Traducido por Gabriel Gasave

  • fue analista de Políticas Públicas en el Independent Institute.

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