Para el creciente fastidio de los pasajeros de las aerolíneas por las demoras en los vuelos y la superpoblación de las terminales, una nueva propuesta dirigida a alentar los viajes aéreos fuera de las horas pico podría significar que el alivio esté a la vuelta de la esquina.
Según economistas expertos en materia de transporte, la congestión del tráfico aéreo es el resultado de la formula utilizada por varias autoridades locales para establecer las tasas para los despegues y los aterrizajes en los aeropuertos. La formula permite que las tasas estén basadas en el peso de la aeronave pero no en el volumen del tráfico aéreo durante el despegue y el aterrizaje. Una idea que el Secretario de Transporte Norman Mineta y la Administración Federal de Aviación (FAA es su sigla en inglés) están planeando permitiría que las tasas aeroportuarias reflejen la demanda por las pistas de aterrizaje en las horas pico, estimulando así a los aviones a utilizar las pistas durante las horas de baja demanda y desalentándolos durante las horas de mayor uso que van desde la media mañana a comienzos de la noche.
El problema con las tasas basadas en el peso es que las mismas alientan a los aviones más pequeños a utilizar las pistas durante los períodos de fuerte tráfico, lo que demora a los aviones de mayor porte y reduce la eficiencia. En el Aeropuerto LaGuardia de Nueva York, que posee el mayor número de vuelos demorados de la nación, el 41 por ciento de las aeronaves en las horas pico transportan a 77 pasajeros o menos. Es relativamente común en los principales aeropuertos que los aviones jumbo vuelen en círculos, desperdiciando combustible y tiempo, mientras aterrizan los aviones más chicos.
El establecimiento de precios para las horas pico, el cual basa a las tasas según la demanda, aliviará el sobre congestionamiento y reducirá las demoras de los vuelos, permitiendo de esta forma que las aerolíneas trasladen más eficientemente a los pasajeros hasta sus destinos. La propuesta que está siendo recomendada por el Secretario Mineta desalentará también a que las aerolíneas atasquen las pistas mediante una sobre programación de los despegues y aterrizajes durante las horas pico.
Por supuesto, la disminución del volumen de vuelos durante las horas pico provocará que los precios de los pasajes suban. Sin embargo, esto actuará también como un incentivo tanto para las aerolíneas como para los pasajeros para programar vuelos durante las horas de menor demanda. Aquellos que más valor le dan a los vuelos en las horas pico—los viajeros de negocios y quienes vuelan por el día—pagarán el precio más alto y se ahorraran el tiempo que actualmente es desperdiciado esperando en las pistas o en las terminales. Aquellos que tienen más flexibilidad para viajar pueden beneficiarse al pagar menores precios por los vuelos programados durante las horas no pico.
Las tasas para las horas pico se han vuelto comunes en otras industrias; aquellos que compran energía eléctrica, servicios de telefonía, e incluso entradas de cine ya se encuentran familiarizados con ellas. Las tasas facilitan las cosas para los clientes que absolutamente necesitan el servicio durante las horas pico y alientan a los consumidores con una necesidad menos urgente a esperar por horas mejores y más económicas.
Los críticos del establecimiento de precios para las horas pico sostienen que las tasas más altas desplazarán a las aeronaves pequeñas, disminuirán los viajes aéreos a las comunidades más chicas, y en consecuencia perjudicarán su desarrollo económico. Si bien esta es una preocupación legítima, es una compensación necesaria para reducir las demoras de los vuelos e incrementar la eficiencia. ¿Por qué demorar a un avión que transporta trescientos pasajeros de San Francisco a Los Angeles para que un avión que lleva solamente cincuenta pasajeros y que vuela de San Francisco a Sacramento arribe a tiempo?
Esos mismos críticos podrían también descubrir que los precios para las horas pico propagarán el tráfico aéreo alrededor de muchos aeropuertos poco utilizados. Una de las razones por la cual el Aeropuerto de Los Angeles (LAX) se encuentra tan congestionado es que los viajeros tienen un incentivo para reservar vuelos en aviones más pequeños que salen del LAX en vez de utilizar los aeropuertos de Ontario, Burbank, Long Beach, o del Condado de Orange. Ahora mismo, el aeropuerto de Long Beach ofrece solamente once vuelos comerciales por día, pese a que posee la capacidad para muchos más. Los precios para las horas pico incrementarán los ingresos en los aeropuertos regionales más chicos, a la vez que le permitirá al LAX la capacidad de acomodar mejor a los vuelos importantes.
Otros se expresan en contra de las estrategias de reducción de la demanda tales como la de establecer precios para las horas pico calificándolas de innecesarias, y sostienen que las circunstancias de incrementar la eficiencia de los aeropuertos y morigerar el sobre congestionamiento pueden ser alcanzadas simplemente mediante el mejoramiento de la tecnología de control del tráfico aéreo y la construcción de más pistas. Pese a que estas propuestas ayudarán en el largo plazo, el Secretario Mineta estaba en lo correcto cuando declaró recientemente que «el establecimiento de precios basado en el mercado puede ser una parte de la solución de la congestión en algunos aeropuertos importantes en el corto plazo».
En verdad, el ponerle un precio a la congestión y las actualizaciones tecnológicas se complementan entre sí debido a que los ingresos proporcionados por las tasas para las horas pico pueden ser usados para mejorar el control del tráfico aéreo y expandir las instalaciones aeroportuarias.
No obstante que el establecimiento de precios para las horas picos de la administración Bush reducirá la actual epidemia de demoras en los vuelos y aeropuertos sobre poblados, el mismo sugiere también maneras de mejorar los viajes aéreos en general. Actualmente, ni la FAA, ni los funcionarios locales con quienes comparte el control directo de los aeropuertos municipales, tienen los suficientes incentivos para responder a la demanda de los clientes ni para actualizar la tecnología del tráfico aéreo.
Para alinear de la mejor manera a los intereses de los administradores de los aeropuertos con los de los pasajeros de las aerolíneas, el Secretario Mineta debería explorar otros enfoques basados en el mercado que mejorarían adicionalmente a los viajes aéreos. Los mismos incluyen a la subasta de los lugares de despegue y aterrizaje, seguir el liderazgo de Canadá en la privatización del control del tráfico aéreo, e incluso la privatización de aeropuertos enteros, como se ha hecho exitosamente en el Aeropuerto Heathrow de Londres.
Traducido por Gabriel Gasave
Por qué debería despegar la reforma de la tasa aeroportuaria
Para el creciente fastidio de los pasajeros de las aerolíneas por las demoras en los vuelos y la superpoblación de las terminales, una nueva propuesta dirigida a alentar los viajes aéreos fuera de las horas pico podría significar que el alivio esté a la vuelta de la esquina.
Según economistas expertos en materia de transporte, la congestión del tráfico aéreo es el resultado de la formula utilizada por varias autoridades locales para establecer las tasas para los despegues y los aterrizajes en los aeropuertos. La formula permite que las tasas estén basadas en el peso de la aeronave pero no en el volumen del tráfico aéreo durante el despegue y el aterrizaje. Una idea que el Secretario de Transporte Norman Mineta y la Administración Federal de Aviación (FAA es su sigla en inglés) están planeando permitiría que las tasas aeroportuarias reflejen la demanda por las pistas de aterrizaje en las horas pico, estimulando así a los aviones a utilizar las pistas durante las horas de baja demanda y desalentándolos durante las horas de mayor uso que van desde la media mañana a comienzos de la noche.
El problema con las tasas basadas en el peso es que las mismas alientan a los aviones más pequeños a utilizar las pistas durante los períodos de fuerte tráfico, lo que demora a los aviones de mayor porte y reduce la eficiencia. En el Aeropuerto LaGuardia de Nueva York, que posee el mayor número de vuelos demorados de la nación, el 41 por ciento de las aeronaves en las horas pico transportan a 77 pasajeros o menos. Es relativamente común en los principales aeropuertos que los aviones jumbo vuelen en círculos, desperdiciando combustible y tiempo, mientras aterrizan los aviones más chicos.
El establecimiento de precios para las horas pico, el cual basa a las tasas según la demanda, aliviará el sobre congestionamiento y reducirá las demoras de los vuelos, permitiendo de esta forma que las aerolíneas trasladen más eficientemente a los pasajeros hasta sus destinos. La propuesta que está siendo recomendada por el Secretario Mineta desalentará también a que las aerolíneas atasquen las pistas mediante una sobre programación de los despegues y aterrizajes durante las horas pico.
Por supuesto, la disminución del volumen de vuelos durante las horas pico provocará que los precios de los pasajes suban. Sin embargo, esto actuará también como un incentivo tanto para las aerolíneas como para los pasajeros para programar vuelos durante las horas de menor demanda. Aquellos que más valor le dan a los vuelos en las horas pico—los viajeros de negocios y quienes vuelan por el día—pagarán el precio más alto y se ahorraran el tiempo que actualmente es desperdiciado esperando en las pistas o en las terminales. Aquellos que tienen más flexibilidad para viajar pueden beneficiarse al pagar menores precios por los vuelos programados durante las horas no pico.
Las tasas para las horas pico se han vuelto comunes en otras industrias; aquellos que compran energía eléctrica, servicios de telefonía, e incluso entradas de cine ya se encuentran familiarizados con ellas. Las tasas facilitan las cosas para los clientes que absolutamente necesitan el servicio durante las horas pico y alientan a los consumidores con una necesidad menos urgente a esperar por horas mejores y más económicas.
Los críticos del establecimiento de precios para las horas pico sostienen que las tasas más altas desplazarán a las aeronaves pequeñas, disminuirán los viajes aéreos a las comunidades más chicas, y en consecuencia perjudicarán su desarrollo económico. Si bien esta es una preocupación legítima, es una compensación necesaria para reducir las demoras de los vuelos e incrementar la eficiencia. ¿Por qué demorar a un avión que transporta trescientos pasajeros de San Francisco a Los Angeles para que un avión que lleva solamente cincuenta pasajeros y que vuela de San Francisco a Sacramento arribe a tiempo?
Esos mismos críticos podrían también descubrir que los precios para las horas pico propagarán el tráfico aéreo alrededor de muchos aeropuertos poco utilizados. Una de las razones por la cual el Aeropuerto de Los Angeles (LAX) se encuentra tan congestionado es que los viajeros tienen un incentivo para reservar vuelos en aviones más pequeños que salen del LAX en vez de utilizar los aeropuertos de Ontario, Burbank, Long Beach, o del Condado de Orange. Ahora mismo, el aeropuerto de Long Beach ofrece solamente once vuelos comerciales por día, pese a que posee la capacidad para muchos más. Los precios para las horas pico incrementarán los ingresos en los aeropuertos regionales más chicos, a la vez que le permitirá al LAX la capacidad de acomodar mejor a los vuelos importantes.
Otros se expresan en contra de las estrategias de reducción de la demanda tales como la de establecer precios para las horas pico calificándolas de innecesarias, y sostienen que las circunstancias de incrementar la eficiencia de los aeropuertos y morigerar el sobre congestionamiento pueden ser alcanzadas simplemente mediante el mejoramiento de la tecnología de control del tráfico aéreo y la construcción de más pistas. Pese a que estas propuestas ayudarán en el largo plazo, el Secretario Mineta estaba en lo correcto cuando declaró recientemente que «el establecimiento de precios basado en el mercado puede ser una parte de la solución de la congestión en algunos aeropuertos importantes en el corto plazo».
En verdad, el ponerle un precio a la congestión y las actualizaciones tecnológicas se complementan entre sí debido a que los ingresos proporcionados por las tasas para las horas pico pueden ser usados para mejorar el control del tráfico aéreo y expandir las instalaciones aeroportuarias.
No obstante que el establecimiento de precios para las horas picos de la administración Bush reducirá la actual epidemia de demoras en los vuelos y aeropuertos sobre poblados, el mismo sugiere también maneras de mejorar los viajes aéreos en general. Actualmente, ni la FAA, ni los funcionarios locales con quienes comparte el control directo de los aeropuertos municipales, tienen los suficientes incentivos para responder a la demanda de los clientes ni para actualizar la tecnología del tráfico aéreo.
Para alinear de la mejor manera a los intereses de los administradores de los aeropuertos con los de los pasajeros de las aerolíneas, el Secretario Mineta debería explorar otros enfoques basados en el mercado que mejorarían adicionalmente a los viajes aéreos. Los mismos incluyen a la subasta de los lugares de despegue y aterrizaje, seguir el liderazgo de Canadá en la privatización del control del tráfico aéreo, e incluso la privatización de aeropuertos enteros, como se ha hecho exitosamente en el Aeropuerto Heathrow de Londres.
Traducido por Gabriel Gasave
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