Alvaro Vargas Llosa: “El libre mercado es la carta de los pobres”
Entrevista realizada por el diario La Primera de Perú, a Alvaro Vargas Llosa, Director del Centro Para la Prosperidad Global de The Independent Institute, publicada el 18 de diciembre de 2005.
Hace dos semanas, el diario The Washington Post, como lo hace siempre en fechas navideñas, publicó la lista de los mejores libros del año de acuerdo con varios académicos y libreros estadounidenses a los que consultó. Allí, el libro de Álvaro Vargas Llosa, Rumbo a la libertad, fue elegido como el mejor de no ficción entre varios miles de libros publicados en EEUU a lo largo de 2005.
El volumen se publicó en marzo pasado, bajo el titulo de Liberty For Latin America, por la editorial de Nueva York Farrar Straus Giroux. El mismo libro salió en castellano en el mismo mes bajo el título de Rumbo a la libertad, publicado por la editorial Planeta.
Rumbo a la libertad contiene una extensa reflexión sobre por qué todavía la mitad de la población de América Latina está en la pobreza y por qué las reformas, hasta ahora, no han tenido mucho éxito.
También propone, en el capitulo final, un conjunto de reformas radicales para cambiar las cosas y lograr que la globalización no sólo beneficie al segmento \»globalizado\» de países como el Perú sino también a los pobres.
Álvaro Vargas Llosa está por publicar en EEUU un nuevo libro, titulado The Myth of Che Guevara, un conjunto de tres ensayos que han aparecido en la prensa estadounidense a lo largo de 2005.
–¿Este quinquenio que pasó siguió siendo en el Perú el reino del mercantilismo y de la cultura del privilegio? –Este quinquenio es un fracaso desde el punto de vista institucional y ético. Es un éxito desde el punto de vista macroeconómico, pero no microeconómico. De lo contrario no hubieran emigrado del Perú medio millón de ciudadanos sólo este año, ni Humala estaría peleando el primer lugar.
–En el Perú es muy acendrada la costumbre de esperar que el Estado resuelva todos los problemas. ¿Crees que una de las explicaciones del fracaso a nivel popular del gobierno de Toledo se deba a que el Estado paternalista de Fujimori desapareció?–Lo importante no es que desapareciera la corruptora red asistencialista de Fujimori sino que no fuera reemplazada por una reforma del Estado que permitiera a los pobres sentir un movimiento gracias a la multiplicación de empresas pequeñas.
Hay tres millones de pequeñas y medianas empresas en el Perú que no crean riqueza, apenas ayudan a sobrevivir. Cuando creen riqueza, los de abajo verán movilidad social.
–¿Por qué las reformas de los 90 en el Perú (privatizaciones y concesiones, principalmente) están siendo atacadas en la presente década desde distintos frentes de la sociedad con argumentos que parecen válidos?–Porque fueron hechas en calidad de monopolio y en varios casos de forma corrupta. Eso se tradujo en poca competencia, tarifas altas y una imagen de contubernio entre políticos y negociantes que opacó la mejora incuestionable en los servicios.
Yo soy partidario de privatizar sin barreras, de entrada, para que quienes quieran competir puedan hacerlo y difundiendo el accionariado. Eso significa que entrará poco dinero al fisco. Pero, ¿de qué sirvió que entraran 9 mil millones de dólares al fisco en los 90 gracias a las privatizaciones?
–Haz dicho que el Perú es un país de solicitantes. Si ingresar a la informalidad es muy difícil y, a veces, hasta mortal para una empresa joven, ¿qué debiera hacer la gran masa de informales que tenemos hoy?–Sólo hay una solución. Y no es dando títulos de forma populista –cosa que se viene haciendo desde Alan García sin éxito alguno– sino reformando por completo el Estado y desinfectando el poder judicial. Eso se traducirá en derechos de propiedad reales. Hagan eso, y de lo demás se encargará el pueblo. En cinco años, si hacen eso, el Perú será irreconocible.
–¿Por qué el Perú pareciera estar signado por un nuevo desborde de reclamos populares que incluso transitan por la ilegalidad, como el caso de los cultivadores de hoja de coca? ¿Tiene esto remedio?–Es la consecuencia inevitable en un país donde no hay movilidad social y donde no hay un adecuado sistema de solución de conflictos. Insisto: reforma del Estado y desinfección –o sea: despolitización– del poder judicial.
–Tras el fracaso de la izquierda electoral (tipo Izquierda Unida) y de la subversiva, ¿encarna Ollanta Humala una nueva forma de esta? ¿Y Antauro Humala?–Humala es un producto típico de nuestra era: el nuevo autoritarismo nacionalista de tendencia populista que cuida el lenguaje para no parecer excesivamente estatista y que precisamente por eso es muy peligroso.
Es una mezcla de autoritarismo de derechas y de populismo de izquierdas. La llamada clase política ha jugado muy mal sus cartas frente a él, suministrándole argumentos a diario. Mi objeción a Humala no es que sea radical sino que es un gran conformista. Lo suyo ya se ha hecho.
–¿Por qué no hay chorreo a los más pobres? Ahora se confunde el concepto de \»menos pobres\» con la mayor apertura a los sistemas de crédito. Es decir, en el caso de una persona que ganaba S/. 1.000 a principios de la década, lo más probables es que hoy gane lo mismo con la diferencia de que puede acceder a una tarjeta Ripley o Saga. Obviamente se endeuda y crece el consumo. ¿Qué hacer para que de verdad la riqueza se distribuya más equitativamente?
–Sólo hay una forma: una explosión de pequeñas y medianas empresas gracias a un ambiente competitivo con bajísimos impuestos y ninguna barrera de ingreso a ningún mercado, una legislación laboral muy flexible y un respeto escrupuloso al principio de la igualdad ante la ley.
En todos los países que crecen, incluyendo Estados Unidos, tres de cada cuatro empleos nuevos se crean en empresas pequeñas y medianas. Pero en el Perú cada vez que un candidato habla de Pymes se refiere a asistencia estatal. Gran error.
–¿Un TLC con los Estados Unidos, si es bien llevado, podría ayudar a disminuir la brecha entre los ricos y los más pobres?–Lo importante no es disminuir la brecha sino que los pobres suban. Ricos habrá siempre, lo importante es que los pobres dejen de serlo. El TLC es un gran paso adelante aunque no servirá de mucho si no hay reformas internas.
En México, el TLC ha sido una gran cosa. 70 por ciento de las inversiones y también de los nuevos empleos se deben a actividades beneficidas por esa apertura. Pero México ha crecido 0 por ciento per cápita en los últimos 20 años por no hacer grandes reformas internas. Hace falta un TLC interno en el Perú.
–¿Cree que el modelo de libre mercado que puede ayudar al Perú a superar sus niveles de pobreza, pese a que hasta la fecha no hay avances significativos?–El libre mercado es la carta de triunfo de los pobres. El populismo es la carta de triunfo de los ricos. En Africa, ¿quién progresa? El país más liberal: Botswana. En Europa oriental, ¿quién progresa más?
Estonia, un pequeño país por quien nadie daba un centavo y que hizo una gran reforma liberal. América Latina, ¿por qué Chile produce dos veces más que el Perú por habitante? Porque es una economía más libre.
–¿Qué tipo de modelo propondría para nuestro país? ¿Acaso una mayor presencia del Estado en la economía, sin necesidad de ser intervencionista?–Propongo reemplazar todos los impuestos por uno solo y de tasa única; privatizar con capitalismo popular las 40 empresas públicas que quedan, haciendo accionistas a los pobres; reducir a la mitad los ministerios con inteligentes políticas de transición para que la gente encuentre chamba en la calle rápidamente gracias al crecimiento de las pequeñas empresas; eliminar las barreras de entrada, sutiles o abiertas, a todos los mercados para acabar con la oligarquía pacíficamente; renunciar al plutocrático arancel externo de la Comunidad Andina de Naciones, e impulsar mediante una vigorosa política exterior la eliminación de todas las barreras a la libre circulación de capitales, bienes, ideas y personas en el hemisferio occidental en lugar de dedicarnos, como hacen en Torre Tagle, a lamernos las heridas porque Chile nos ganó la guerra.
Y que quien defienda esto se remangue la camisa, se quite los zapatos y se meta al fango junto con un ejército de brigadistas de la libertad a pelear cuerpo a cuerpo con los populistas para neutralizarlos ideológicamente.
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