El peligro de la rebelión de los votantes latinos
La Nación (Buenos Aires)
MIAMI.- El idilio del partido del presidente George W. Bush con el electorado hispano podría llegar a su fin muy pronto: a juzgar por las medidas xenofóbicas propuestas por el ala conservadora del Partido Republicano en el Congreso la semana pasada, muchos votantes latinos lo pensarán dos veces antes de votar por ellos en las elecciones legislativas del 2006.
El paquete de proyectos de ley presentado al Congreso por los poderosos congresistas republicanos James Sensenbrenner y Peter King contiene algunas de las propuestas antiinmigratorias más radicales de la historia, incluyendo una que privaría a los hijos de inmigrantes indocumentados nacidos en este país de su derecho a la ciudadanía de Estados Unidos.
Aunque esa propuesta específica no fue aprobada, la Cámara de Representantes aprobó el viernes varias medidas draconianas presentadas por los republicanos. Entre ellas, el proyecto por el cual se considera un crimen el vivir en Estados Unidos sin la documentación adecuada -lo que permitiría a la policía exigir documentos de ciudadanía a cualquier persona en cualquier momento- y un plan para construir nuevos muros a lo largo de la frontera de Estados Unidos y México.
Además de ser un monumental desperdicio de dinero que no va a mitigar la inmigración ilegal, estas medidas erosionarán el apoyo que los republicanos habían logrado de los votantes hispanos en los últimos años. Bush ganó la elección de 2004 en parte gracias al 40% del voto hispano.
Bush se opuso al proyecto de ley antiinmigratorio, señalando que las medidas deberían ser acompañadas de un programa de trabajadores temporales. Pero el ala aislacionista del partido aprovechó la debilidad política de Bush y avanzó con el proyecto.
¿Por qué lo hicieron? Entre otras posibles razones:
Es una cruzada que tiene muchos adherentes en los estados sureños, donde mucha gente se queja del congestionamiento de hospitales, rutas y escuelas públicas debido al influjo masivo de inmigrantes latinoamericanos.
Los republicanos podrían estar tratando de usar la fiebre antiinmigratoria como una cortina de humo para desviar la atención pública del fiasco de la guerra de Irak, el mal manejo de la reconstrucción de Nueva Orleáns tras el huracán Katrina a medida que se acercan las elecciones de 2006 y de 2008.
Muchos republicanos, temerosos de una debacle en las próximas elecciones, podrían buscar utilizar el tema de la «amenaza hispana´´ como una forma de movilizar a conservadores desilusionados, tal como se utilizó el tema de los matrimonios gays para convencer a muchos feligreses de iglesias de que fueran a votar en 2004.
Pero los encuestadores señalan que, si bien lo más probable es que estas medidas antiinmigratorias no sean aprobadas por el Senado, los republicanos aislacionistas están jugando con fuego. Es probable que su cruzada provoque un rechazo entre los hispanos, tal como ocurrió a mediados de la década del 90 cuando el ex gobernador de California, Pete Wilson, arremetió contra de los inmigrantes ilegales.
«Si los republicanos dan la impresión de estar pegándole a los inmigrantes, podría haber una fuerte reacción negativa´´, dice Roberto Suro, del Centro Pew de Estudios Hispanos.
Dinero a la basura
Según una reciente encuesta de Pew, cerca del 80% de los latinos creen que los inmigrantes ayudan a fortalecer la economía de los Estados Unidos, mientras el 14% dice que son una carga. «La imagen que va a quedar entre los votantes hispanos será desastrosa para el partido republicano´´, dice Sergio Bendixen, un encuestador que trabaja para el partido demócrata.
Mi conclusión: las medidas antiinmigratorias de los republicanos equivalen a tirar dinero a la basura, porque la construcción de algunos muros de 10 kilómetros de largo de una frontera de 3000 kilómetros no logrará detener el flujo de inmigrantes mientras la brecha de ingresos entre Estados Unidos y América latina siga siendo tan amplia como ahora.
La única solución para reducir la inmigración ilegal será la creación de una comunidad de las Américas, al estilo de la Unión Europea, por medio de la cual Washington ofrezca ayuda económica a los países latinoamericanos a cambio de compromisos de disciplina económica y políticas de libre mercado, tal como ocurrió con éxito en Europa.
Si los republicanos se van a convertir en el partido que quiere convertir a los hispanohablantes en sospechosos criminales, susceptibles de ser detenidos en cualquier esquina por un policía para exigirles prueba de ciudadanía, habrá una rebelión del voto latino que se había acercado al partido republicano en los últimos años.
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