La amenaza nacionalista-populista
Director Perú Liberal
A casi dos meses de las elecciones presidenciales en el Perú, la candidata social cristiana Lourdes Flores Nano (46), se mantiene en el primer lugar con casi un tercio de las preferencias electorales. El segundo lugar con algunos puntos menos, lo ocupa el militar en retiro, Ollanta Humala Tasso (42), ex comandante del ejército, quien con un discurso nacionalista, populista, indigenista y anacrónico, ha logrado conquistar un importante sector de la población que no cree en los políticos y que apuesta por el antisistema. Aun cuando todas las encuestas señalan hoy en día, que Flores Nano le ganaría en segunda vuelta a Humala Tasso, la posibilidad que este candidato llegue al poder, constituye una amenaza a la libertad y estabilidad económica y democrática que el Perú ha alcanzado hasta el momento.
Ollanta Moisés Humala Tasso creció en el seno de una familia de clase media, junto a seis hermanos con nombres andinos como él. La idea fue de su padre, quien le enseñó a amar y admirar los valores del Imperio Incaico y de los héroes que pelearon en el siglo XIX contra los países vecinos. Años después los hermanos Humala, junto a su progenitor, fundaron el movimiento Etnocacerista, especie de mazamorra política en la que el nacionalismo y las corrientes de izquierda confluyen de alguna manera.
Ollanta Humala, se hizo popular cuando en el año 2000, junto a su hermano Antauro, también militar, lideraron una frustrada rebelión contra el entonces Presidente Fujimori a quien le exigían dimitir. Años después, en el 2005, mientras Ollanta era agregado militar en Corea, Antauro ya en retiro, tomaba un puesto policial en la sierra peruana al mando de más de 150 seguidores y se rebelaba contra el gobierno de Alejandro Toledo al cual exigía renunciar, lo que dejó como saldo 4 policías muertos. Ollanta desde Europa mantuvo permanente contacto con su hermano, hasta que este fue capturado por la policía.
Mientras que Antauro fue a la cárcel, Ollanta renunció al ejército y dio inicio a su carrera política, como candidato a la Presidencia de la República como líder del Partido Nacionalista Peruano en un intento por consolidar un sentimiento de nación basado en los orígenes, religión, lengua, intereses y valores comunes, como si el Perú fuese un país homogéneo y no un crisol de razas y minorías étnicas, por lo que su propuesta discrimina a quienes no tienen la piel cobriza y no comparten los mismos valores que Humala pretende imponer a todos.
Ollanta, aparenta sentirse el Napoleón de los Andes cuando propone instaurar una Segunda República basada en un Estado Nación que promueva la defensa y protección de las riquezas naturales y el futuro de los hijos de los peruanos, lo que evidencia su visión mesiánica y paternalista del Estado frente a sus ciudadanos. En lo económico, se opone a la completa liberalización de la economía, con lo que de llegar al poder tendremos que resignarnos a tener mercados cerrados, lo que ya demostró no contribuir a crear riqueza en las naciones ni favorecer mejores precios a través de la competencia y lo que es peor, promete cautelar solo la propiedad privada nacional, con lo que los inversionistas extranjeros en el Perú deben sentir terror ante la posibilidad que Humala llegue al poder.
También pretende erradicar la hipocresía y la falta de autenticidad, rechaza los falsos valores del consumismo, la propaganda y la inmoralidad visual que conducen, afirma Humala, a la pérdida de lo que hay de humano en el hombre; defiende la libertad de prensa en su versión de instrumento educativo y de información veraz. Seguramente estos propósitos han sido recomendados por su cercano consejero Hugo Chávez quien ya ha censurado a la prensa en Venezuela y transmite periódicamente los valores de la intolerancia, el autoritarismo y el desprecio por la libertad.
El candidato nacionalista también promete construir una Fuerza Armada sólida moralmente y disuasiva físicamente, dentro de su visión militarista de las relaciones exteriores, con lo que no podríamos esperar que la relación con los países vecinos mejoren. Humala pareciera que no ve a nuestros vecinos como amigos y socios, sino como enemigos potenciales, visión que respondería no solamente a la educación nacionalista que recibió de su padre sino también a su formación militar, lo que definitivamente no contribuyen con la cultura de paz que la mayoría de nosotros anhelamos.
En el país, Humala se ha relacionado con los campesinos cocaleros e incluso ha incluido a algunos de sus dirigentes en su lista de candidatos al Congreso. Dichos vínculos han hecho que se le acuse de estar financiado por el narcotráfico, pues además tiene una política a favor del cultivo de la hoja de coca, lo que favorecerá el aumento de la producción y exportación ilegal de cocaína.
Sus primeros contactos internacionales han sido con el Presidente Hugo Chávez, quien en distintas oportunidades se ha inmiscuido en el proceso electoral peruano expresando su simpatía hacia Humala y sus críticas hacia la rival Flores Nano. También ha viajado a la toma de mando de Evo Morales, con quien comparte una visión antiimperialista e indigenista. Ello demuestra que de ser elegido formará junto al venezolano y al boliviano, y seguramente también junto al dictador cubano, un eje socialista, con el afán de oponerse al libre mercado y a otras políticas liberales.
La clase política peruana parece no haber tomado conciencia del desencanto y rechazo que tiene por parte de la opinión pública, debido a la informalidad, corrupción e ineficiencia que ha demostrado en su gran mayoría desde inicios de los 80. Fujimori y Toledo se hicieron del poder con un antivoto, es decir con un voto en rechazo al candidato opositor, sin que sus votantes apoyaran realmente las políticas que uno y otro proponían. En esta oportunidad, el riesgo que significa la propuesta nacionalista-populista pone en riesgo los avances que se han hecho en los últimos años en temas tales como consolidación de la democracia, respeto a los derechos humanos, lucha contra la impunidad, crecimiento económico, entre otros. Uno de los retos del próximo Presidente o Presidenta de los peruanos debe ser justamente, convencer a los incrédulos, de la importancia de vivir en democracia respetando las libertades individuales y las diferencias que puedan haber entre unos y otros.
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