Argentina: Mala nota en libertad económica

Editorial
La Nación

A pesar de haber registrado un crecimiento promedio del producto bruto interno (PBI) del 9 por ciento anual durante tres años consecutivos, la Argentina sigue sacando malas notas en el ranking de libertad económica que anualmente confeccionan en forma conjunta la Fundación Heritage y el diario The Wall Street Journal. En efecto, si bien el nuevo indicador revela una leve mejora del país, que ocupaba el 114º lugar el año último, en la edición 2006 se ubicó en el puesto 107 sobre un total de 161 países, 90 lugares por debajo de la posición 17 que ocupó en 2000.

El índice se encarga de comparar a 161 países en una lista de 50 variables independientes que se subdividen en 10 factores generales que influyen sobre la libertad económica. Ellos son: la política comercial, la carga impositiva estatal, la intervención del gobierno en la economía, la política monetaria, los flujos de capital e inversión extranjeros, las actividades bancaria y financiera, los salarios y los precios, los derechos de propiedad, las regulaciones y, finalmente, la actividad del mercado informal.

La nota argentina fue esta vez de 3,30, levemente mejor al 3,49 del año último. El informe le atribuyó una mejora en su política comercial, aunque le endilga un «nivel moderado de proteccionismo». También menciona una evolución en política monetaria («moderado nivel de inflación») y considera que empeoró sólo en una variable: la carga impositiva, definida con el rótulo de «costo gubernamental alto».

La economista de la Fundación Heritage -con sede en Washington- Ana Eiras señaló que en relación con otros países de condiciones similares, la Argentina se está volviendo menos competitiva. Hong Kong, Singapur e Irlanda son, según el ranking, las economías más liberales del mundo. En el otro extremo figuran Myanmar, Irán y Corea del Norte. Chile, en cambio, es la economía latinoamericana mejor ubicada en el ranking, en el puesto 14, seguida de lejos por Uruguay. También México y Brasil superan a la Argentina, que iguala en puntaje y comparte la posición con Ecuador.

Nuestro país recibió en 2003 un cambio de categoría: pasó de tener una economía «mayormente libre» a una «mayormente controlada». Los extremos de esta calificación son «libre», que exhiben Chile, el Reino Unido o EE.UU., y «reprimida», como Venezuela y Cuba. A instancias de estos ejemplos, puede concluirse que las naciones con economías más libres son las que más crecen. De acuerdo con la visión de la organización norteamericana, en la Argentina se han tomado decisiones que no ayudan a la apertura. Los acuerdos de precios, la falta de seguridad jurídica, la falta de una Justicia independiente, el elevado costo laboral, la inseguridad física de los ciudadanos y las protestas extorsivas que conllevan a los cortes de puentes, calles, rutas y avenidas fueron factores determinantes al momento de evaluar el índice de libertad económica del país.

No menos importante es la falta de inversión. Es cierto, como se ha visto, que el crecimiento de la economía argentina ha sido muy fuerte, pero esto no refleja la existencia de una política que estimule la inversión duradera. Es de esperar que los aspectos negativos que tanto incidieron en la baja calificación obtenida en el último informe puedan ser rápidamente revertidos. Sólo con un clima de libertad económica y de pleno respeto a las leyes podrán controlarse -y, mejor aún, eliminarse- las variables que atentan contra la competitividad y transmiten mayor incertidumbre al inversor.