La política del charango

Quién iba a pensar que tras tantos charangos regalados (instrumento musical típico aimara) esta especie de pequeña guitarra con caparazón de quirquincho se transformaría en un elemento más para dar que hablar en materia de relaciones vecinales entre estados sudamericanos, incluido Chile. Es decir, en todo un issue en materia de política exterior.

El círculo virtuoso (o vicioso) del charango se inició con el obsequio del ex presidente Lagos al vocalista de U2, Bono Vox, lo que despertó en la vecina Bolivia un sentimiento acorde a lo que la Real Academia Española define como chovinismo: «Esa exaltación desmesurada de lo nacional frente a lo extranjero». Tanto así, que en la reciente visita del Mandatario boliviano (a propósito del cambio de mando), en un gesto considerado de buen tono y humor, tuvo que incluir el instrumento como regalos para la Presidenta Bachelet y la secretaria de Estado de EEUU.

Lo que vino después (y sucede no sólo en Bolivia, sino que en la mayoría de los países en la región acostumbrados a hacer de esas pequeñas cosas un gran escándalo, con floripondiada retórica nacionalista) podría ser visto como realismo mágico absoluto.

El Congreso de ese país aprobó una ley que distingue al charango como patrimonio nacional y asignó el 15 de enero como el día nacional y el 6 de abril como el internacional. Ese tipo de casos evidencia que aún existen «visiones ciegas» en la región (recuerde la «guerra del fútbol» entre Honduras y Salvador). En muchos casos, los parlamentarios (y en eso no escapan los nuestros) pierden tiempo en menudeces, mientras millones siguen pobres. (JRG)