Estados Unidos y las elecciones mexicanas
Ciudad de México — Cuando el presidente Vicente Fox dijo esta semana que los Estados Unidos »no se involucraran en los comicios mexicanos», estaba diciendo una media verdad. En rigor, lo quiera o no lo quiera, Washington tendrá un gran impacto sobre las elecciones presidenciales mexicanas del 2 de julio.
Antes de entrar en el tema de cómo el debate del Congreso de Estados Unidos sobre la inmigración afectará los comicios mexicanos, veamos lo que dicen las últimas encuestas.
Según un sondeo de la encuestadora Mitofsky dado a conocer esta semana, el candidato de centroizquierda Andrés Manuel López Obrador lidera las encuestas con un 37.5 por ciento de intención de voto, seguido del candidato de centroderecha del partido en el poder, Felipe Calderón, con un 30.6 por ciento, y el candidato del Partido Revolucionario Institucional que goberno el país durante gran parte del siglo XX, Roberto Madrazo, con un 28.8 por ciento.
Aunque muchos analistas políticos dicen que la ventaja de López Obrador es casi insuperable, lo cierto es que el resultado final del debate sobre la ley de inmigración en Washington podría tener un fuerte impacto sobre el clima electoral en México.
La mayoría de los casi 12 millones de indocumentados en Estados Unidos son mexicanos, y sus remesas familiares mantienen a muchos de sus parientes en México. Un estatus migratorio regularizado otorgaría seguridad económica y tranquilidad a millones de mexicanos con familiares en Estados Unidos.
A comienzos de esta semana, el comité de asuntos judiciales del Senado de Estados Unidos aprobó una propuesta de ley para crear un programa de trabajadores temporales para 400,000 inmigrantes, que podrían pedir residencia permanente si cumplen algunos requisitos. Asimismo, todos los indocumentados podrían pedir la ciudadanía, si después de seis años de residencia legal prueban tener trabajo y pagan impuestos atrasados y una multa, además de aprender el idioma inglés.
La propuesta del comité, en medio de gigantescas marchas a favor de los derechos de los inmigrantes, fue recibida con enorme alivio en México. Se trata de una propuesta mucho más benévola hacia los inmigrantes que el proyecto de ley aprobado en diciembre por las Cámara de Representantes, presentado por el congresista James Sensenbrenner, que exigía medidas draconianas, como erigir una barda de 1,000 kilómetros en la frontera, y convertir en criminales a todos los inmigrantes indocumentados.
Ahora, la propuesta del comité del Senado deberá ser votada por la Cámara Alta en pleno, antes de que un comité de reconciliación de ambos cuerpos legislativos decida si adoptar la versión del Senado o de la Cámara, o una combinación de ambas.
La nueva ley de inmigración podría afectar las eleccines mexicanas de dos maneras.Si el Congreso aprueba una legislación relativamente benigna hacia los migrantes, el presidente mexicano Vicente Fox la celebrará como una victoria de su gobierno, y dirá que fue producto de sus esfuerzos por mejorar las relaciones mexicano-estadounidenses.
Una nueva luna de miel entre los dos países crearía un cierto clima de optimismo en México, cuyo principal beneficiario sería Calderón, quien es percibido por muchos como el más pro estadounidense de los tres aspirantes a la presidencia.
Fox ya comenzó a utilizar esta estrategia. El lunes, aplaudió la propuesta del comité del Senado estadounidense, aduciendo que evidenciaba que la perseverancia del gobierno mexicano en buscar un acuerdo migratorio con Estados Unidos estaba finalmente dando sus frutos.
Y el martes, Calderón siguió en la misma línea, señalando en un discurso que la propuesta del comité del Senado «es un primer paso a favor de las tesis que ha esgrimido nuestro país durante este sexenio».
Arturo Sarukhan, el jefe de relaciones internacionales de Calderón, me dijo más tarde que una ley inmigratoria benigna de Estados Unidos tendría como efecto »fortalecer la posición» de quienes han abogado por un diálogo con Estados Unidos. Hasta ahora, la falta de concresión de las promesas de Fox de lograr un acuerdo migratorio con Washington era vista como una de las principales falencias de su presidencia.
Por el otro lado, si el Congreso de Estados Unidos aprueba una ley migratoria más draconiana, el clima político mexicano se tornará más hostil hacia Estados Unidos. Eso podría beneficiar a López Obrador, el candidato con el discurso más crítico hacia las políticas de Washington, y a quien muchos ven como alguien que cree que la búsqueda de un acuerdo migratorio con Estados Unidos ha sido una pérdida de tiempo.
Mi opinión: la ley migratoria de Estados Unidos influenciará las elecciones mexicanas, independientemente de lo que diga Bush. Si se trata de una ley benigna, no se si alcanzará para que Calderón escale al primer lugar en las encuestas. Pero si se trata de una legislación punitiva, tengo pocas dudas de que consolidará el liderazgo de López Obrador en los sondeos, y lo convertirá en el próximo presidente de México.
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