Cuando cae la noche

Perú Liberal

La noche es oscura, incierta y dudosa. La noche es tenebrosa, insegura y precaria. La noche es sombría, frágil y larga. El futuro del Perú es hoy como la más oscura de las noches, la más tenebrosa, la más sombría. Pareciera ser que el amanecer nunca va a llegar, pues la oscuridad recién está cayendo.

Las elecciones en el Perú nos han dejado eso: oscuridad y noche, poca esperanza de un futuro mejor y resignación respecto a la segunda vuelta electoral, en la que peruanos y peruanas nos enfrentaremos a la nausea de elegir entre el peor presidente que ha gobernado nuestro país y quien promete hacerlo peor aun, Alan García y Ollanta Humala respectivamente.

La social cristiana Lourdes Flores nuevamente queda fuera de carrera. En el 2001 aparentemente no alcanzó la segunda vuelta debido a la candidatura paralela de Fernando Olivera, quien tenía planteamientos similares y se dirigía al mismo sector electoral de la población que la candidata. En aquella oportunidad Olivera obtuvo casi 10% de votos y Flores Nano quedó fuera por menos de 1% de diferencia frente al mismo que hoy la elimina, el ex presidente Alan García. En estas elecciones del 2006, ha sido el ex presidente Valentín Paniagua quien le ha robado a Flores Nano cerca del 6% de votos de electores que seguramente en su gran mayoría la hubiesen elegido si el veterano candidato Paniagua decidía retirarse de la elección al no tener reales opciones de obtener un resultado positivo.

Por otro lado el fujimorismo obtuvo el 7% de votos y el novel candidato cristiano Humberto Lay ha recogido un importante 4% de las preferencias electorales. Ambas candidaturas también recogieron posibles electores de Flores Nano y entre todos ellos le han arrebatado al país una mejor opción que las que tenemos ante nosotros. Si se hubiesen retirado, los resultados hubiesen sido otros.

Pero en el Perú esos casos no suelen darse. Los políticos sienten ser iluminados y confían en que el pueblo peruano los premiará con su voto. Los apetitos personales y el egoísmo suelen estar por encima de los intereses del país. Estas elecciones lo han demostrado nuevamente. No fue posible formar un gran frente ni una concertación a la chilena que tuviera posibilidades de triunfar por sobre las opciones de izquierda, por lo que el cambio de timón en el rumbo del país parece inminente, lamentablemente.

Ahora los arrepentimientos son extemporáneos.

García le ha sacado cerca de 1% de ventaja a Flores y la figura de la elección anterior se repite, con la diferencia que no hay un Toledo al frente, sino un seguidor de Hugo Chávez, como es Ollanta Humala. Ninguna de las dos opciones que han pasado a la segunda vuelta, no garantizan desarrollo y el panorama se vislumbra oscuro. La única diferencia entre ambos candidatos es que García es un político profesional que cree en el sistema democrático y Humala pareciera despreciarlo.

Sin embargo recordemos que durante el gobierno del demócrata Alan García, se cometieron gravísimas violaciones a los derechos humanos, las cuales fueron justificadas por su gobierno; agravó la situación económica del país a niveles nunca antes vistos; la hiperinflación y la devaluación de la moneda fueron pan de cada día y la corrupción solo fue superada por la telaraña tejida por Montesinos-Fujimori. Lo mejor que hizo, al final de su gobierno, fue irse y no pretender quedarse de una u otra forma, como si lo hizo Fujimori. Por ello y mucho más, la opción García, no pareciera ser la más feliz de las decisiones. Pero, ¿que hacer? ¿Qué decisión tomar? ¿Qué le conviene al país? Reflexionemos algunas semanas sobre el tema y tomemos la mejor de las decisiones, dejando un poco de lado los intereses y gustos personales y pensando en lo mejor para el Perú.

La noche está sobre nosotros y parece ser que tardará aun en amanecer.

El autor es Director de Perú Liberal