Una situación cada vez más grave
Se produce día a día entre la Argentina y el Uruguay cuando no se busca una vía de solución por las papeleras y se cae en agravios y en el mutismo presidencial.
El conflicto entre la Argentina y el Uruguay por la instalación de las plantas de celulosa en Fray Bentos adquiere mayor gravedad día a día, sin que las autoridades iluminen alguna posibilidad de entendimiento, primero, buena voluntad, después, y la afanosa y natural búsqueda de una solución formal y sin agravios para ninguno de los dos países.
En estos casos el silencio no es el mejor consejero para dirimir diferendos, cualquiera sea su magnitud. Y mucho menos en éste, que ya tiene carácter internacional, a tal punto que se recurre a la Corte Internacional de Justicia de La Haya, como si este alto tribunal pudiera resolver fácilmente y en cuestión de días esta cuestión, por cuanto ha de tomarse los tiempos pertinentes para estudiar los antecedentes, las posiciones de los países en pugna, las propuestas de soluciones que puedan hacer, medir el impacto ambiental que provocarían las plantas con varios informes que requerirán bastante tiempo elaborarlos, para luego entrar en el tratamiento jurídico propiamente dicho con el fin de llegar a una conclusión.
Asombra lo que parecería incapacidad para afrontar esta situación por parte de los dos gobiernos, pero no es así, sino temores compartidos que son, precisamente, los que deberían discutirse en una mesa de negociaciones, en vez de lanzarse improperios y críticas desde ambas márgenes del Plata. Esto se está tratando como si fuera una contienda futbolística entre dos tradicionales rivales.
El silencio a que nos referimos tiene un fundamento: la Argentina y Uruguay avanzaron hacia el desencuentro, más que hacia el hallazgo de un acuerdo, y ahora no pueden volver atrás, además de no tener nada que ofrecerse mutuamente. Esta es la razón por la que se recurre a La Haya, pero debemos preguntarnos cuál será la reacción de los adversarios cuando el juez haga conocer el fallo que, incuestionablemente, no favorecerá a uno de los dos países.
Las cosas son cada día más graves, es cierto, y mucho más cuando, además de existir una virtual ruptura de las relaciones diplomáticas, la semana próxima los transportistas uruguayos iniciarían la represalia por la interrupción de los puentes internacionales por parte de los entrerrianos, y cortarían todas las vías de acceso terrestres y fluviales con la Argentina, como si se declarara un estado de guerra. Si esto ocurre, Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez y todos sus colaboradores ocupados en este asunto deberán evitar este hecho tan vergonzante, como es el de que argentinos y uruguayos no sepan o no puedan frenar una incomunicación física que provocará inmensas pérdidas en dos economías que no tienen espaldas fuertes ni anchas como para esperar el fallo de La Haya, como tampoco para aguantar algunos meses más este juego de no poder entrar al Uruguay y ahora el amago de cortar las rutas y el mismo río, lo que originará una serie de problemas para las instituciones de los dos países que controlan la seguridad fluvial.
Hoy, la situación es grave y puede todavía controlarse, pero de continuarse con este hermetismo, se habrá conformado una gravedad tal que será entonces imposible de darle una sensata solución.
- 12 de enero, 2025
- 14 de septiembre, 2015
- 16 de junio, 2012
- 8 de junio, 2012
Artículo de blog relacionados
BBC Mundo La Corte Internacional de Justicia de la Haya concedió a Honduras...
8 de octubre, 2007Editorial – ABC El Gobierno socialista se equivoca al pretender ignorar la...
5 de marzo, 2010Por Colin P.A. Jones El Instituto independiente Las sociedades conyugales podrían diseñarse a...
2 de diciembre, 2023Por Marcos Carrillo El Universal No puede sino causar un inmenso estupor la...
11 de mayo, 2012