Ecuador y el libre mercado
El derecho a la propiedad, es junto a la vida y la libertad uno de los derechos fundamentales del hombre de los cuales parten otros derechos como libertad de expresión, conciencia, asociación, etc. Del derecho a la propiedad parten el derecho a intercambiar propiedad (libre comercio y libre consumo), a desarrollar los medios para crear propiedad (libre empresa), el derecho a asociarse libremente entre individuos para llevar a cabo las actividades empresariales (libre contratación) y de que no existan privilegios ni barreras a las actividades emprendedoras de los individuos (libre competencia).
Todos estos derechos ya eran conocidos o al menos intuidos en nuestras tierras desde la antigüedad, manteños, quitu-caras, panzaleos o huancavilcas hacían del comercio y de la manufactura su forma y medio de subsistencia. Balsas manteñas recorrían el Pacífico comerciando sin mas obstáculo que los riesgos que la naturaleza presenta. Redes de caminos, tambos y chasquis permitían la llegada y salida de productos de todas las regiones, monedas de consenso circulaban como las hachas de cobre o el spondylus y el tianguez o mercado permitía que productores y consumidores adquirieran bienes pacíficamente obedeciendo a las leyes de la oferta y la demanda.
Esta tradición permaneció durante la colonia a pesar de las iniquidades perpetradas en la conquista, es así que avanzado el siglo XVIII aún no existía Casa de Aduanas. La creación de alcabalas y estancos, conocidos hoy como impuestos-aranceles y monopolios estatales, originarían sendas rebeliones que sembraran la semilla que germinaría después en la forma de la independencia. Es bajo estas circunstancias como surgen figuras como Eugenio de Santa Cruz y Espejo quien influenciado por las ideas de la ilustración de pensadores como Adam Smith, John Locke, Voltaire o Quesnay ya promoviera el fin de estancos y obstáculos al libre comercio.
Las ideas libertarias tomarían la posta con José Joaquín de Olmedo quien en la redacción de la Constitución de Guayaquil de 1820 garantizara el libre comercio con todo pueblo en el mundo. Posteriormente otro liberal, Juan Montalvo, alzaría su pluma contra la ignorancia, la dictadura y toda forma de gobierno que obstaculice la libertad de los individuos. Eloy Alfaro un liberal de ideas y armas, suprime impuestos, promueve una moneda respaldada en oro, establece la igualdad de todos frente a la ley y promueve la inversión privada uno de cuyos pilares es la terminación del ferrocarril que une la sierra y la costa.
Hoy, es nuestro deber como ciudadanos, honrar a los grandes hombres y mujeres de nuestras tierras e insistir en sus grandes ideas de libertad cívica y económica. Es hora de abrir el país al comercio, desterrar las políticas equivocadas de una forma de gobierno que impide todo logro empresarial con su intervención, centralismo, corrupción y gasto desmedido financiado por los bolsillos de todos.
Es hora que nuestro país se convierta en una economía realmente libre, donde los individuos puedan llegar tan alto como su voluntad les permita.
* Artículo publicado originalmente en Ecuador Ciencia, www.ecuadorciencia-org
- 28 de diciembre, 2009
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- 16 de julio, 2015
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