Un día sin intercambio: Cuidado y nos toman la palabra.
Anda circulando una cadena de correos electrónicos exhortando a una huelga latinoamericana el próximo 1 de mayo como medida de protesta por las intenciones de endurecer la ley migratoria en los Estados Unidos. La idea sería demostrarle a los estadounidenses lo importantes que somos (los latinos) para ellos. La pregunta es ¿qué lograremos con esto?
Presumiblemente, los trabajadores inmigrantes dejarían de presentarse a sus trabajos en los EUA. Así, se sentiría su importancia relativa en la economía de esa nación. Por nuestra parte, los consumidores latinoamericanos estamos siendo exhortados a dejar de consumir productos norteamericanos ese día. Una demostración de fuerza de esta naturaleza seguramente haría recapacitar a los diputados norteamericanos para que dichas reformas no pasen.
Lamentablemente, la idea, por muy atractiva que parezca, se basa en una premisa equivocada: que el único que sufrirá con ese boicot serán los gringos. Lo que los organizadores no entienden es que todo intercambio voluntario implica, necesariamente, beneficios para ambas partes. Si una de las dos partes no se beneficia, el intercambio nunca ocurrirá.
Por lo tanto, dicha manifestación hará tanto daño a latinos como a estadounidenses. El resultado, más allá de una demostración de solidaridad, habrá sido una pérdida neta para ambas partes. Es más, me atrevería a decir que quién más saldrá perjudicado, en términos relativos, serán los inmigrantes ilegales que perderán un día de ingresos y sus familias que perderán un día de remesas.
Y si pretendemos extender este boicot para siempre, la pérdida para ambas partes también será permanente. Puesto que nosotros somos más pobres que los EUA y necesitamos más los beneficios del intercambio, somos los potencialmente más perjudicados también. Lo cual quiere decir que la idea no es muy buena (desde el punto de vista económico) y habrá que determinar qué tan efectiva sea desde el punto de vista político.
Lo que sí creo es que los diputados norteamericanos que promueven las enmiendas no se verán amedrentados por lo que, seguramente, ellos considerarán una “bravuconada”. Si tanto daño les queremos provocar – pensarán ellos – simplemente dejen de trabajar acá para siempre y regresen a sus países. Ciertamente que eso provocaría caos allá… pero también acá.
A los latinos nos encantan las “medidas de echo”. Sin embargo, creo que estamos siendo mal asesorados por los organizadores de este boicot. La inteligencia y la razón deben prevalecer sobre el hígado. El cabildeo y la negociación política serena y firme son mejores aliados que una “demostración de fuerza” que puede convertirse en una demostración de nuestra más grande debilidad: nuestra interdependencia económica.
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