Costa Rica: El nuevo reto de Oscar Arias
SAN JOSE, Costa Rica — El Presidente electo Oscar Arias, quien ganó el premio Nobel de la Paz en 1987 por haber logrado un acuerdo de paz entre sus países vecinos, deberá enfrentar un reto muy diferente cuando tome posesión el 8 de mayo: restaurar la armonía política en su propio país.
No será fácil. Costa Rica, que abolió su ejército hace cinco décadas y por mucho tiempo se vanaglorió de ser »la Suiza de América Latina», está casi paralizada por una feroz lucha política en torno al tratado de libre comercio firmado por América Central con los Estados Unidos en el 2004. Asimismo, Costa Rica ha sido sacudida por una serie de escándalos de corrupción que tumbaron a un presidente y salpicaron a varios otros en los últimos años.
Costa Rica es el único país de América Central que todavía no ha ratificado el tratado de libre comercio con los Estados Unidos. Arias, que apoya el tratado, ganó apretadamente las recientes elecciones presidenciales, tras enfrentar un desafío inesperado de Otton Solís, un candidato que subió en las encuestas gracias a su oposición al tratado de libre comercio. Parte del problema costarricense es que, como lo indican los datos más recientes del censo nacional, la expansión económica de los últimos años ha beneficiando principalmente a los ricos. Mientras el 20 por ciento más rico de la población incrementó su ingreso per capita en un 96 por ciento entre 1988 y el 2004, el 20 por ciento más pobre apenas vio su ingreso crecer un 7 por ciento.
No es extraño, entonces, que poderosos empresarios y sindicalistas que se benefician del proteccionismo hayan argumentado que la apertura económica ha incrementado la brecha de ingresos. Los simpatizantes del libre comercio, a su vez, señalan que una economía en crecimiento beneficia a todos, y que si no ha habido un crecimiento equitativo es porque Costa Rica tiene uno de los niveles de recolección de impuestos más bajos del continente.
En una entrevista de más de una hora en su casa en la capital costarricense, Arias me dijo que, a diferencia de lo que ocurrió en su primera presidencia (1986-1990), esta vez tendrá que concentrase más en los problemas internos de su país. Según dijo, confía que el Congreso apruebe el tratado de libre comercio en los próximos seis meses.
»Tiene que aprobarse», dijo, señalando que los cuatro vecinos centroamericanos de Costa Rica ya lo han ratificado, y que Costa Rica cayó 14 puestos este año en el ranking de competitividad del Foro Económico Mundial, al puesto número 64. «No nos podemos dar el lujo de quedarnos afuera. Nadie invertiría una peseta en este país si no somos parte del tratado de libre comercio con Estados Unidos».
Uno de los principales focos de oposición al tratado viene del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), el monopolio estatal de energía y telecomunicaciones, en que hay »12,000 funcionarios, con 12,000 esposas, 24,000 hijos, 48,000 suegros, etc.» que temen por sus empleos, dijo Arias. Sin embargo, los días de la ayuda externa norteamericana se acabaron, y no hay otra alternativa que aumentar las exportaciones, señalo.
»El comercio es casi el único instrumento que nos queda para hacer crecer nuestras economías», dijo Arias. «Somos países que producimos lo que no consumimos, y consumimos lo que no producimos… Nuestras economías son tan pequeñas, que tenemos necesariamente que expandir nuestros mercados».
»El problema fundamental de mi país es el temor a llegar a acuerdos, el temor a coincidir», dijo Arias. «Hay gente que todavía cree que la primera responsabilidad de un partido de oposición es oponerse a todo, no importa si es bueno para el país».
Mi conclusión: el hecho de tener un premio Nobel le ayudará a Arias a codearse con líderes mundiales, y eso podría ayudarlo políticamente en casa para ratificar el tratado de libre comercio en el Congreso. Ya ha trascendido, por ejemplo, que Estados Unidos enviará a la primera dama Laura Bush a su inauguración, lo que constituye una rara distinción, considerando que la Casa Blanca suele enviar a burócratas de poco peso político a otras inauguraciones presidenciales. Asimismo, Arias se beneficiará del hecho de que Costa Rica jugará el partido inaugural de la copa mundial de fútbol de Alemania el 9 de junio, en lo que será el evento televisado más visto del mundo.
El estar presente allí, como presidente de un pequeño país que deberá jugar de visitante contra Alemania, un tricampeón mundial, le permitirá a Arias difundir su mensaje de que Costa Rica es un país sin ejército, pacífico y con altos niveles de educación, y comenzar a la ardua tarea de recuperar el autoestima de su país. Si alguien puede hacerlo, será Arias.
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