Castro y Forbes: ¿Quién miente?
Si de política se trata no hay dudas de que Fidel Castro ha demostrado ser un soberano mentiroso. Soberano, no en sentido de realeza, sino en la definición exacta que le atribuye al término el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española: «Que ejerce o posee la autoridad suprema e independiente».
¿Hay alguien que, de veras, dude que Castro ejerce en Cuba su autoridad de manera suprema e independiente? ¡Por favor, no me vengan ahora con que en Cuba hay una Constitución, un Parlamento, un Partido y un Gobierno que regulan la autoridad de Castro!
¿Hay alguien que, de veras, a estas alturas ignore que durante más de cuatro décadas en el ejercicio del poder absoluto en Cuba, Castro ha mentido decenas de veces, de manera abierta y manifiesta, para imponer su agenda política del momento?
El lunes por la noche, el dictador cubano, dedicó casi seis horas para tratar de convencer a los cubanos en la isla y al resto del mundo de que la revista Forbes miente cuando le atribuye una fortuna personal de poco más de $900 millones.
En eso de ‘fortuna personal’ allá Forbes y Castro. No intento descifrar en esta columna las fuentes utilizadas por Forbes. Confieso que tampoco imagino a Castro como un dictador que amasa fortunas para su disfrute personal.
Creo, eso sí, que es un soberano dictador que ha dispuesto y dispone de los recursos del Estado cubano para sus intereses políticos particulares que incluyen, desde la subversión hasta la propaganda política en cualquier parte del mundo, sin que nadie sea capaz de fiscalizarlo; que maneja cuantiosas sumas de dinero sin rendirle cuentas a nadie.
Creo, igualmente, que Castro dejó sin responder la afirmación de Forbes. En realidad todo lo que hizo fue emplear su tiempo y el de la corte de aduladores que lo acompañaron, en retar a Forbes a que probara sus informaciones.
»Los emplazo a que prueben que tengo un solo dólar», indicó Castro.
Bueno eso es algo muy diferente a negar que los tiene. Esa negativa no la hizo en ningún momento.
Al capo de la mafia norteamericana, Al Capone, no le pudieron probar nunca ante un tribunal que era un mafioso… y nadie dudaba de que lo era. Al final fue encarcelado por evasión de impuestos.
»Si prueban que tengo un solo dólar renuncio a mi cargo y a las funciones que estoy desempeñando, ya no le harían falta ni planes, ni transiciones, si prueban que tengo un solo dólar, añadió. «Les emplazo a que prueben esto que han dicho aquí», dijo Castro con un ejemplar de Forbes en la mano.
Claro que »esto que han dicho aquí» (en la revista Forbes) como dijo Castro no lo pueden leer los cubanos, por la consabida censura de prensa existente en Cuba.
El problema con esos arrebatos de honestidad de Castro es su falta de credibilidad política. Es difícil creer en las afirmaciones de alguien como Castro que, cuando de defender su agenda política se trata, no ha tenido nunca escrúpulos en mentir y en engañar a sus conciudadanos y a la opinión pública internacional.
¿Por que habríamos de creer ahora en la palabra de Castro y no en las informaciones publicadas en Forbes?
«Yo no sé de qué forma se podrá hablar… ¿Es que alguien pueda pensar que encubrimos obscuros designios? ¿Es que acaso pudiera alguien afirmar que hemos mentido alguna vez al pueblo? ¿Es que acaso pudiera alguien pensar que somos hipócritas? ¿Entonces, cuando decimos que nuestra revolución no es comunista, por qué ese empeño en acusar a nuestra revolución de lo que no es? Si nuestra ideas fuesen comunistas lo diríamos aquí».
Ese era Castro pronunciando un discurso el 8 de mayo de 1959 en la Plaza de la Revolución, citado en el periódico Revolución, del 9 de mayo de 1959.
El mismo Castro que menos de dos años después, el 2 de diciembre de 1961, afirmaba fresco como una lechuga hablando en la Escuelas de Instrucción Revolucionaria, en La Habana: «¿Creo en el marxismo? Creo absolutamente en el marxismo. ¿Creía el primero de enero? Creía el primero de enero. ¿Creía el 26 de julio? Creía el 26 de julio. ¿Tengo alguna duda sobre el marxismo y entiendo que algunas interpretaciones se equivocaron y que hay que revisarlas? No tengo la menor duda. Lo digo aquí con entera satisfacción y con entera confianza: soy marxista-leninista y seré marxista-leninista hasta el último día de mi vida».
Apenas comenzaba entonces a mentirle al pueblo… ¿por qué hay que creerle ahora?
- 23 de julio, 2015
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