Chile: AFP – Mitos y realidades
En estos días se realiza en nuestro país la asamblea de la Federación Internacional de Administradoras de Fondos de Pensiones (FIAP), que reúne a más de 24 países que la conforman. Conjuntamente se efectuará el seminario internacional “Perspectivas en la Inversión de los Fondos de Pensiones”, al que asisten más de 250 delegados extranjeros de 30 países. En el marco, me parece oportuno aportar con algunos antecedentes a esta discusión.
El sistema de AFP tiene enormes fortalezas. Sus altas rentabilidades, UF + 10% promedio anual por 25 años, permitirán pagar buenas pensiones a los trabajadores que cotizan en forma regular. Se calcula que el 4% de rentabilidad del fondo permite alcanzar una pensión igual al 70% del sueldo. A ello se agrega la enorme contribución al desarrollo económico.
A pesar de las fortalezas, el sistema ha estado sujeto a una dura crítica, que a nuestro juicio tiene su origen en un grave error de diagnóstico. En efecto, se ha sostenido que la mayoría de los afiliados accederá a una pensión baja debido a la poca densidad de cotizaciones y altas comisiones que cobran las AFP. Además, se le culpa de una baja cobertura. Analicemos por separado cada uno de estos puntos:
Cobertura. La cobertura no depende de que el sistema sea de capitalización o de reparto, sino de los niveles de empleo y de la obligatoriedad o incentivos que establezca la ley para cotizar. En todo caso, el nuevo sistema presenta mejores niveles de cobertura que el anterior. Antes de la reforma, la cobertura de cotizantes sobre ocupados era del 51% en 1980, y a diciembre de 2005 llega al 64%.
Calidad de las pensiones. Una muestra de 24 mil personas, sacada de un universo de 7,4 millones de afiliados, efectuada por la Superintendencia de AFP, arrojó resultados alarmantes: sólo el 45% de los afiliados alcanzará una pensión superior a la mínima (PM); el 5% logrará cofinanciar una PM con aportes fiscales, y el 50% no cumplirá los requisitos para acceder a la garantía estatal de pensión mínima (20 años de cotizaciones). El error nace del hecho de que el universo de la muestra (7,4 millones de afiliados) supera en más de 1,3 millón de personas a la fuerza de trabajo, que es de 6 millones. Por consiguiente, incorpora a personas que ya no están en la fuerza de trabajo, pero que realizaron algún trabajo ocasional, y por eso figuran como afiliadas.
Corregida esta muestra, en el sentido de no incluir a los afiliados que al cumplir las edades de jubilación (60 o 65 años) habrán cotizado menos de 10 años (25% del tiempo), los resultados son distintos y muy positivos: el 72% alcanzará una pensión superior a la PM; el 7,5% logrará cofinanciar una PM, y sólo el 20,5% no cumplirá los requisitos para obtener la PM. Estas cifras mejoran si se proyecta una rentabilidad superior al 5% promedio anual.
Los sistemas contributivos, sean de capitalización o reparto, solucionan el tema de las pensiones de los trabajadores que cotizan y no pueden hacerlo respecto de los que no cotizan o de aquellos que lo hacen en forma muy esporádica. Esto no significa, como se ha dicho, que el sistema no funcione para la nueva realidad laboral, con menos empleo regular, trabajos de más corto plazo, etcétera, pues las pensiones de los trabajadores que no han cotizado un mínimo de tiempo deben ser financiadas por un mecanismo estatal de protección social (pilar solidario).
Precio. Otra crítica al sistema ha sido el nivel de las comisiones. Se ha calculado que los afiliados pagan una comisión promedio de 0,6% sobre el saldo administrado durante su vida laboral. Esta comisión es menor a la de los fondos mutuos estadounidenses (1,38%), a la de los fondos de pensiones norteamericanos 40l-K (1,46%), y es menor a la de los fondos mutuos chilenos, cuya comisión ponderada con la estructura de inversión de los Fondos de Pensiones casi cuadruplica a la de las AFP (2,3%).
El sistema de capitalización está siendo adoptado cada día por más países. Lo demuestra la alta convocatoria del seminario de la FIAP, en el cual participarán destacados especialistas chilenos y extranjeros para analizar cómo mejorar los niveles de rentabilidad, ya que el 1% de mayor rentabilidad incrementa la pensión en 30%. Pero lo principal es crear confianza en los trabajadores hacia su sistema, porque se paga hoy por un beneficio que se recibirá en un futuro lejano.
Generar dudas sobre las bases de un sistema que ha sido exitoso sólo puede llevar a afectar la cobertura, por la incertidumbre que se crea entre los trabajadores, y a obstaculizar la competencia, por los temores de las empresas a entrar en una actividad injustamente cuestionada.
El autor es Presidente de la Federación Internacional de AFP
- 23 de julio, 2015
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