Lo que faltaba: otro muro

Editorial – El Tiempo

Hubo el de Berlín, de 45 kilómetros de largo y felizmente derruido a fines de 1989. Está en construcción uno, de 115 kilómetros, para aislar a los israelíes de los palestinos. Lo único que faltaba es que esta costumbre de edificar muros, que dividió a Europa y lo va a hacer con el Medio Oriente, llegase a América. Y ha llegado, con el muro que va a dividir a Estados Unidos de México.

Hace más de 2.200 años, el emperador Qin Shi Huan inició la construcción del muro más notable de la historia, la Gran Muralla china, para impedir la entrada de los bárbaros a su imperio. De ánimo similar parecen infundidos el Senado y la Cámara de los Estados Unidos que, aunque enfrentados por sus versiones de la nueva ley de inmigración, coinciden en la necesidad de una barrera que cierre el paso a la avalancha de inmigrantes ilegales que intentan cada día en mayor número, a riesgo de su vida y su libertad, alcanzar el sueño americano.

Difieren, sí, en la longitud: para el primero, la valla –una triple estructura de malla y acero– debe tener 595 kilómetros; para la Cámara, casi el doble (1.100 kilómetros). No será un muro continuo, y, por ahora, no cubrirá los 3.200 kilómetros que tiene la frontera de largo. Aunque, si se suma a barreras existentes, y a la idea de usar vehículos para bloquear otros lugares, quedará cubierta buena parte de la frontera más transitada del planeta (en el 2005 la cruzaron, legalmente, 48 millones de peatones y 88 millones de vehículos, además de un millón de inmigrantes ilegales que fueron arrestados, 500 más que murieron en el intento y la mayoría de los más de 800 mil que ‘coronaron’).

El nuevo muro, cuya construcción apoya el 80 por ciento de los estadounidenses, es parte del debate central hacia las elecciones de noviembre: la inmigración ilegal. Conservadores y demócratas, Senado y Cámara, el presidente Bush y su partido, discuten qué hacer con un creciente fenómeno social que ha puesto a millones de personas en la calle a protestar. Discusión compleja, que dista de estar resuelta. Y en la cual, lamentablemente, el único acuerdo logrado hasta ahora es el de levantar un muro de acero que divida a las Américas.