El engaño del muro fronterizo
Por Andres Oppenheimer
El Nuevo Herald
Si cabe alguna duda de que los $1,900 millones que quiere gastar el presidente Bush para construir un muro y enviar 6,000 agentes de la Guardia Nacional a la frontera con México no lograrán resolver el problema inmigratorio, un nuevo estudio muestra que cerca de la mitad de todos los indocumentados en Estados Unidos han entrado en el país legalmente, y se han quedado más allá de lo permitido en sus visas.
De acuerdo al estudio presentado esta semana por el Centro de Investigación Pew, entre 45 y 50 por ciento de los estimados 12 millones de inmigrantes indocumentados viviendo en Estados Unidos han entrado al país legalmente a través de los aeropuertos o los cruces fronterizos del gobierno norteamericano.
En el gobierno de Estados Unidos, los llaman overstayers, o los que se quedan en el país después de que su visas han expirado. El estudio Pew estima que unos 5.5 millones de ellos entraron al país con visas de turistas, negocios o estudios, mientras que otros 500,000 lo han hecho a través de los cruces fronterizos controlados por el servicio de inmigración norteamericano. En total, son entre 4.5 y 6 millones de personas, afirma el estudio.
Contrariamente a las explicaciones simplistas de muchos en el sentido de que todos los trabajadores indocumentados se están filtrando a los Estados Unidos a través del desierto, el Centro Pew estima que `’el flujo anual de nuevos inmigrantes no autorizados está casi dividido en partes iguales entre aquellos que entran legalmente y aquéllos que no».
Quizás porque resulta mas difícil para los mexicanos obtener visas para Estados Unidos, o porque es más fácil para ellos cruzar la frontera ilegalmente, solo un 1.7 por ciento de los mexicanos que entran con visas a Estados Unidos se quedan en el país ilegalmente. Comparativamente, 2.4 por ciento de los sudamericanos y 3.2 de los centroaméricanos permanecen más allá de lo permitido en sus visas.
¿Servirá el muro fronterizo el muro fronterizo de 370 millas –en una frontera de 2,000 millas– para detener el flujo de indocumentados?, le pregunté al director del Centro Pew de Estudios Hispanos, Roberto Suró.
»Estados Unidos ha aumentado considerablemente su presupuesto para el control fronterizo en los últimos 12 a 15 años, tanto para construir muros, como para aumentar el personal y la tecnología», dijo Suró. «Si la meta era reducir la inmigración ilegal, no ha funcionado».
Efectivamente, hay muchas razones por las que las medidas que se concentran en el control fronterizo no funcionan.
• Primero, como lo muestra el estudio Pew, muchos inmigrantes indocumentados no cruzan la frontera, sino llegan en American Airlines, Delta, u otras líneas comerciales.
• Segundo, a menos de que se construya una barda fronteriza de 2,000 millas, lo que costaría mucho más de lo que la mayoría de los norteamericanos están dispuestos a pagar, un muro que cubre una pequeña fracción de la frontera no servirá para mucho, ya que la gente hará un desvío, y entrará por algún otro lado.
• Tercero, un mayor control de la frontera puede, paradójicamente, hacer aumentar el número de indocumentados, ya que muchos de los que logran entrar en Estados Unidos podrían pensarlo dos veces antes de regresar.
Según el Instituto de Política Migratoria, el gasto de Estados Unidos en control fronterizo ha crecido de $700 millones al año en 1986 a cerca de $3,000 millones este año, y el número de inmigrantes indocumentados ha crecido de 4 millones a cerca de 12 millones en el mismo
período.
»Los controles fronterizos, por sí solos, no funcionan», me dijo el miércoles David Dixon, un analista político del Instituto. «Lo que se necesita es un paquete de cumplimiento más integral».
Mi conclusión: Puede que los controles fronterizos adicionales le permitan a Bush congraciarse con la derecha republicana en el Congreso, o que ayuden a la Casa Blanca a desviar la atención pública de la guerra de Irak en las elecciones legislativas de noviembre, pero no van a hacer mucho por detener la ola de inmigrantes no autorizados.
La única forma de evitar que más indocumentados latinoamericanos se instalen en Estados Unidos será empezar a reducir la brecha de ingresos entre este país y sus vecinos del sur. Esto sólo se puede hacer mediante una mayor integración económica e ideas creativas, como facilitar que un mayor número de los 100 millones de americanos que se jubilarán en las próximas tres décadas obtengan servicios de salud accesibles en México y América Central.
En otras palabras, lo que se necesita es mayor cooperación, que es exactamente lo opuesto a levantar murallas y enviar tropas a la frontera, que resultan símbolos de confrontación y que, además de todo esto, no servirán de mucho.
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