India intenta dominar la manufactura y exportación
Para el principal mercado de ‘outsourcing’ ya no es suficiente llevarle las cuentas a compañías del Primer Mundo. Ahora quiere lograr un renacimiento industrial.
Mientras los fabricantes globales buscan nuevos lugares para izar sus banderas, India advierte claros indicios de un renacimiento industrial. India ha cultivado la imagen de ser un centro de ‘outsourcing’, creando una nueva economía de centros de atención telefónica, programación y contabilidad, que da servicio a larga distancia a cientos de compañías en Estados Unidos y Europa. Sin embargo, eso ha beneficiado a los más privilegiados, que hablan inglés.
Por ello, los nuevos planes de la India podrían tener un profundo efecto en un gran número de los pobres, ya que el país se prepara para abrir la subcontratación internacional de fabricación de productos, desde automóviles hasta sostenes.
Durante décadas, la manufactura en India estuvo obstaculizada por anticuadas leyes laborales, falta de infraestructura y trabas burocráticas. Para la población menos educada, pocas fábricas significan pocos trabajos.
En India, el total de las exportaciones aumentan apenas un 9.4% anual, según el Ministerio de Finanzas.
Por eso el gobierno está invirtiendo en 75 nuevas zonas económicas especiales, el modelo que impulsó la industrialización de China, que ofrece indultos fiscales, menos reglamentos y mayor control sobre recursos como el agua y la energía eléctrica.
Las corporaciones globales ya están aprovechando este cambio hacia las manufacturas, especialmente en la ciudad comercial Tamil Nadu. La marca de ropa interior Victoria’s Secret fabrica allí 6.5 millones de sostenes al año, el 10% de su producción total. Nokia construyó hace poco una planta que deberá producir una décima parte de su volumen mundial.
Hyundai Motor, que produce allí un nuevo auto cada minuto, ha hecho de India su centro global para su coche de cinco puertas Santro; además, planea exportar 100.000 autos fabricados en India a 60 países este año, y 300.000 dentro de dos años.
“Geográficamente, está cerca del mercado, y lo segundo es el pueblo altamente educado del país”, dice Heung Soo-Iheem, jefe de operaciones de Hyundai en India, explicando por qué su compañía ha invertido en el país. En tercer lugar, señala, los proveedores están allí.
La fiebre del oro industrial es alimentada por compañías multinacionales como Bayerische Motoren Werke, General Motors e Intel, que compran propiedades en Tamil Nadu. Decenas de compañías poco conocidas en este lugar provienen también de sitios como Corea del Sur e Italia.
“Después de China, la siguiente gran historia de las manufacturas es India, y las compañías la creen, porque de otra manera no comprarían propiedad”, subrayó B. G. Menon, quien ha vendido propiedades a BMW y otras como jefe de operaciones de Mahindra World City, una zona económica especial en las afueras de Madras.
Más fábricas, más empleos
Es difícil saber cuántos empleos ha generado este auge. Sin embargo, recientes estadísticas demuestran que solo la industria automotriz emplea a más de 10 millones de personas, superando a toda la población de fábricas indias en los años 90.
El surgimiento de India como un centro de las manufacturas ocurre mientras las multinacionales buscan alternativas a China. Una escasez de talento hace que suban los salarios allí, y eso podría volver a los productos chinos más costosos y ayudar a India a competir con la extensa y eficiente infraestructura de China.
“Las multinacionales muestran cada vez más interés en India”, señaló Ng Buck Seng, jefe de investigación de Asia para Manufacturing Insights, firma consultora que asesora a fabricantes extranjeros. Los salarios indios son relativamente bajos, comenzando con dos dólares diarios para trabajos en fábricas. Eso se compara con un mínimo de 3,50 a 4,50 dólares diarios en Tailandia, y de cuatro a ocho dólares diarios para algunos trabajadores chinos, que ya comienzan a exigir ese nivel salarial.
Sin embargo, China no corre un peligro inmediato de quedarse rezagada. Sus exportaciones superaron a las de India por varios múltiplos, y la brecha sigue aumentando. En 2005, las exportaciones de India fueron de aproximadamenteUSD 80.000 millones, frente a USD 63.000 millones en exportaciones chinas.
Los expertos afirman que los dos países ocuparán distintas posiciones en el enorme mercado de manufacturas extranjeras. La primera oleada usual de manufacturas de bajo costo, la fabricación de juguetes, electrodomésticos y televisores, seguirán fuera del alcance de India, debido a que China no cederá su puesto en los mercados mundiales.
No obstante, un amplio de los productos manufacturados depende de una mezcla de habilidad técnica y mano de obra barata, y en esto la manufactura india puede complementar a la de China. Los expertos no hablan de juguetes, sino de teléfonos celulares. No hablan de ganchos, sino de sostenes. No hablan de zapatos sintéticos, sino de cuero.
Consideremos la fórmula de Mujamad Yavar Dala, jefe de Forward Shoes, en Madras. La fábrica produjo un millón de pares de zapatos de cuero el año pasado, para marcas europeas como Clarks. En otras palabras, si se trata de zapatos de menos de 60 dólares, el mercado se los deja a China. De más de 240 dólares, se encargarán los zapateros europeos. En el punto medio, India sale al paso.
Uno de los puntos en contra de las fábricas indias son sus trabajadores, y su tendencia a hacer huelgas. Muchas multinacionales aseguran que no podrán producir en India si no cambia sus leyes laborales. Sin embargo, las compañías han encontrado formas de evadir tales leyes, contratando y mimando a aldeanos con escasas oportunidades o experiencia, con frecuencia mujeres, que tienen pocas probabilidades de agremiarse en sindicatos.
En la fábrica de Victoria’s Secret, 2.600 trabajadores, en su mayoría mujeres, son recogidos cerca de sus casas por 78 autobuses de la compañía, para que no tengan que vivir en dormitorios o viajar a pie o en autobús. Hay otros beneficios: una guardería, una bebida energética matutina, aire acondicionado en la planta y descuentos en los productos.
Dentro de las zonas especiales, los fabricantes extranjeros proyectan grandes inversiones. “No sé por qué la gente decía que era imposible producir en India. Somos la prueba de que estaban equivocados”, dice Jukka Lehtela, gerente finlandés de operaciones de Nokia, que opera su propia zona especial. The New York Times
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