Perú: Gana la democracia inclusiva, pierden los extremos
Editorial – El Comercio
La de ayer ha sido una jornada histórica: la mayoría de peruanos ha asumido su responsabilidad de acudir a las urnas para afirmar nuestra vocación democrática y la gobernabilidad.
Definitivamente, esta no era una elección cualquiera en la que se opta por un gobierno con más o menos énfasis en alguna cuestión sectorial o programática, lo que explica el bajo nivel de ausentismo (11%) y de votos en blanco. De nuestro voto dependía mantener no solo el sistema democrático, que tanto nos ha costado recuperar, sino también la soberanía nacional ante el fantasma del radicalismo autoritario, más riesgoso aún si responde al delirio expansionista y militarista de un gobernante extranjero como Hugo Chávez. El Perú dijo no a la injerencia nefasta y descarada de Chávez, quien se convirtió en factor importante de la derrota de Humala.
A propósito, desde una perspectiva más amplia, la victoria de Alan García devuelve estabilidad a la subregión latinoamericana, amenazada por el proyecto chavista de chantajear con sus petrodólares para incluir a más países dentro del tétrico eje La Habana-Caracas-La Paz.
En general, puede decirse que el desempeño de la ONPE y de los organismos electorales ha sido eficiente y aceptable, a pesar de ciertas tardanzas y descoordinaciones. Y, si igualmente debemos lamentar algunas reprobables maniobras de violencia y guerra sucia en la campaña, los observadores nacionales e internacionales, como la Misión de la OEA, han dado su visto bueno a este proceso trascendental. Ello es muy importante para legitimarlo internamente y preservar la imagen del Perú en la comunidad internacional.
En cuanto a los resultados, que favorecen al candidato aprista Alan García, deben ser tomados con serenidad y optimismo, pero también con humildad. El mismo doctor García ha reconocido que su victoria no es la de un partido sino la de un gran sector de peruanos que, puestos en la disyuntiva de elegir entre democracia y autoritarismo, lo respaldaron como el supérstite representante de la primera. Como bien ha dicho Lourdes Flores, García ha ganado con los votos prestados de un gran número de ciudadanos.
A la espera de los resultados definitivos de la ONPE debemos destacar en su discurso de anoche, el llamado de García a la concertación –y la consecuente convocatoria a personalidades técnicas e independientes–, así como su compromiso de afirmar el crecimiento económico integrado al mundo competitivo. También su apertura a escuchar los planteamientos de todos y la instrucción a sus militantes a dejar de lado el clientelismo y mantener a su partido dentro de una posición vigilante, serena y austera. Todo esto es fundamental para asegurar la gobernabilidad y a disipar los temores por su anterior gestión.
Sobre el candidato upepista Ollanta Humala tiene razón en una cosa: el mapa político del Perú ha cambiado debido a la incursión del humalismo, que ha ganado ampliamente en varias regiones, sobre todo en la sierra centro y sur. Sin embargo, su bolsón electoral sería el mismo que en su momento respaldó a Toledo y a Fujimori, y que responde más a un hondo sentimiento de frustración con el sistema político y los poderes desprestigiados antes que a una convicción ideológica o doctrinaria con su movimiento.
Solo el tiempo dirá si el humalismo puede consolidarse como una fuerza política democrática y responsable, lo que dependerá del comportamiento de su mayoritaria bancada en el Congreso. En tal perspectiva, esperamos que su convocatoria a todas las izquierdas para formar un amplio frente responda a una actitud de afirmarse como una oposición responsable y no a un afán revanchista y desestabilizador que solo confirmaría su vocación autoritaria y excluyente y demostraría que su frase «amor por el Perú» es solo un eslogan que manipula a los pobres para llegar al poder.
Es momento de diálogo y concertación. Al gobierno del presidente Toledo, que ha garantizado la democracia y deja una macroeconomía estabilizada, debe seguir un régimen que respete las libertades ciudadanas, consolide la institucionalidad y enrumbe al Perú definitivamente por la senda del desarrollo con énfasis en la competitividad, en la autoridad con orden y paz social y en la inclusión de todos los peruanos sin distinción.
- 23 de julio, 2015
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