Del dogma a hollywood
Por Alberto Sotillo
ABC
Usted, que tanto despotrica contra EE.UU., cuando va al cine, ¿elige una de Spielberg o una de Rohmer? Porque en España, como en el resto de Europa, mucho despotricar, sí, pero luego usted se pirra por series como «House» o «Mujeres desesperadas», imagina injustamente que una película de Hollywood tiene más garantías de emoción que otra europea por muchos méritos teóricos que le conceda al Dogma o al tragedión hispano; y si se siente en baja forma, mantiene una fe infinita en que una coca cola le devolverá la chispa de la vida. Luego, resulta que usted, vicioso de industria y cultura norteamericana, cree que EE.UU. es un país peligroso, regido por un presidente que no da la talla y lastrado por sectas reaccionarias e ideólogos cavernícolas. Al menos eso es lo que dicen las encuestas de usted.
Una reciente encuesta del Pew Research Center nos descubre que sólo un 23 por ciento de los españoles tienen una opinión positiva de EE.UU. En territorio europeo, únicamente Turquía -ese «firme» aliado de Washington- supera el «antinorteamericanismo» de nuestro país. Más revelador es el dato de que, en 2005, el porcentaje de españoles favorables a EE.UU. era de un 41 por ciento, casi el doble del actual. Es fácilmente imaginable por qué. Otra encuesta publicada por el Financial Times pone de relieve datos tan llamativos como que un 36 por ciento de los europeos creen que EE.UU. es la principal amenaza para la estabilidad mundial, por delante de Irán (30 por ciento) y China (18 por ciento).
Aquí convive el furioso antinorteamericanismo con la inmersión total en los valores sociales, culturales y tecnológicos de EE.UU. Y exageraciones aparte, tal vez la opinión pública del Viejo Continente tenga razón. Los europeos reconocen que EE.UU. es la patria de internet, una hiperpotencia en nuevas tecnologías, una incansable industria de entretenimiento y una vanguardia cultural muy por delante del Viejo Continente desde la Segunda Guerra Mundial. No es cuestión de masoquismo, sino de reconocer su mérito a Pollock, Coppola, Faulkner, Bill Gates, las películas de tiros, los Simpson y la barbacoa. Pero si algo sobra en Europa, es historia. A nuestras espaldas hay siglos de fracasos colonialistas, megalomanías frustradas, delirios de grandeza y estropicios provocados por incompetentes. Nos sentimos como esos progenitores que asumen que la experiencia les sirve para anticipar cómo se van a estrellar sus hijos, pero no para evitar la catástrofe. Que envidian su vitalidad, pero suspiran cuando les ven cometer las mismas sandeces en las que ellos incurrieron. Tal vez no haya tanta contradicción en esos europeos que despotrican de Bush mientras preparan la barbacoa y, en caso de elección, cuando hay que ir al cine no dudan entre la película de tiros y el último tragedión patrio.
- 28 de diciembre, 2009
- 23 de julio, 2015
- 14 de septiembre, 2015
- 5 de noviembre, 2015
Artículo de blog relacionados
- 17 de octubre, 2015
Por Alberto Sotillo ABC Usted, que tanto despotrica contra EE.UU., cuando va al...
26 de junio, 2006- 5 de diciembre, 2008
Diario de América La enfermedad de Hugo Chávez se ampara detrás de rumores,...
28 de abril, 2012