México: Incongruencia arancelaria
Por Roberto Morales
La Opinión
Mientras unos países, incluyendo EU, exportan soya a México sin pagar aranceles, a otros sin acuerdos comerciales se les aplica hasta el 15%
El gobierno de México pretende impulsar el fortalecimiento de su sector pecuario para abastecer una creciente demanda interna y elevar su competitividad en los mercados internacionales, pero antes tiene que desenmarañar su incongruencia arancelaria en productos como la soya, por ejemplo.
México se mantiene como el principal destino de las exportaciones de soya de Estados Unidos, con compras que sumaron 367 millones de dólares en los primeros cuatro meses de 2006, un alza del 2.6% frente al mismo periodo el año anterior.
A su entrada en vigor —en enero de 1994— el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) redujo de inmediato al 10% el arancel a las importaciones de la soya estadounidense en las aduanas mexicanas, impuesto que se desmanteló por completo a partir de enero de 2003.
La eliminación de estas barreras permitió a los agricultores de Estados Unidos duplicar y más sus cargamentos de soya al mercado mexicano, al pasar de 416 millones de dólares en 1993 a 854 millones en 2005, de acuerdo con cifras del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).
México también ha establecido cupos unilaterales para importar soya de otros países, como Argentina y Brasil, con objeto de asegurar el abasto competitivo de esa materia prima, toda vez que su producción nacional es insuficiente para atender la demanda de los productores nacionales pecuarios y de alimentos balanceados e integrados.
Pero la apertura de su mercado y la cercanía con EU han facilitado que gran parte de sus importaciones se originen de los plantíos estadounidenses, de los cuales se exportó soya al mundo por un valor de 6,273 millones de dólares el año pasado.
Sin embargo, a terceros países con los que no tiene acuerdos comerciales aplica aranceles de hasta el 15% a las importaciones de soya, cuando algunos productos agroindustriales que utilizan como insumo esa leguminosa ya están completamente desgravados, un problema que se ha denominado «incongruencia arancelaria».
Una incongruencia arancelaria ocurre cuando los insumos para un producto terminado pagan aranceles más altos que la importación del mismo producto final, desincentivando el procesamiento interno de éste. Según la Asociación Nacional de Importadores y Exportadores de la República Mexicana (AMIERM), México llegó a esta compleja situación comercial al disminuir los aranceles a las importaciones de todos los países con los que firmó tratados comerciales, al mismo tiempo que conservó altos aranceles en la modalidad de Nación Más Favorecida (NMF).
En la Organización Mundial del Comercio (OMC), cada país establece topes a sus aranceles y está obligado a dar a todos la condición de NMF, expresión que parece sugerir que se trata de algún tipo de trato especial para un país determinado, pero que en realidad significa la no discriminación, es decir, tratar a todos de manera prácticamente igual.
La Secretaría de Economía ha planteado que la apertura de cupos tiene como fin mejorar la competitividad de la cadena productiva del sector pecuario, que utiliza tortas y demás residuos sólidos de la extracción del aceite de soya, incluso molidos o en pellets en sus procesos.
«Es necesario complementar la producción nacional de dicho insumo con importaciones que permitan al sector y a los productores de alimentos balanceados para animales tener acceso al mismo en condiciones similares a las que se tienen en el exterior», expuso en su último cupo autorizado.
Después del mercado mexicano, los destinos de más importancia para las exportaciones de soya de EU en 2005 fueron: Japón, con 806 millones de dólares; Taiwán, con 430 millones, e Indonesia, con 302 millones.
Con reformas a los programas de apoyos a los cultivos por parte del gobierno mexicano, las importaciones han desplazado virtualmente la producción de soya de los campos mexicanos.
Para la temporada 2005-2006, la producción estimada de soya mexicana es de unas 130 mil toneladas, sin cambios frente al período anterior; mientras que el consumo proyectado alcanza los 3.8 millones de toneladas, ligeramente por arriba del ciclo previo, de acuerdo con un reporte del USDA.
La Secretaría de Economía de México ha argumentado que los procedimientos de asignación de los cupos de importación de soya «son un instrumento de la política sectorial para promover el abasto nacional en condiciones equitativas de competencia, además de fungir como medida preventiva de prácticas restrictivas del funcionamiento del mercado».
México importó soya de Brasil por un valor de 205 millones de dólares en 2004, y sólo por 9.6 millones en 2005. El USDA estima que Brasil superará a Estados Unidos en los próximos años como el primer exportador mundial de ese producto.
Las importaciones originarias de Argentina, a su vez, sumaron 63 millones de dólares en 2003 y fueron prácticamente nulas al año siguiente. De enero a abril del año en curso no se han registrado ventas al mercado mexicano ni de Brasil ni de Argentina.
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