La Fed abre las puertas a las remesas de inmigrantes latinos, con o sin documentos
Por Miriam Jordan
The Wall Street Journal
Mientras los líderes estadounidenses tratan de establecer políticas para frenar la inmigración ilegal desde México, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) está creando programas para extender los servicios bancarios a los inmigrantes indocumentados. El programa está dirigido sólo a personas oriundas de México, pero la Fed ya está desarrollando otros para distintos países latinoamericanos.
El nuevo programa de envío de remesas busca lograr que los mexicanos que envían dinero a su país ingresen al sistema financiero formal de EE.UU., sin importar su estatus migratorio.
Denominado «Directo a México», el programa permite a los bancos comerciales estadounidenses realizar transferencias de dinero de trabajadores mexicanos a través de la propia plataforma automatizada de compensación de la Reserva Federal, que está conectada con el Banco de México, el banco central de ese país.
Para usar el servicio, la persona sólo necesita la matrícula consular (emitida por los consulados mexicanos en las principales ciudades estadounidenses), o un ITIN, un número de identificación tributario similar al que usan las personas que no son residentes permanentes de EE.UU.
La idea es que sea más barato y seguro para los mexicanos enviar dinero a sus familiares.
«La Fed está en las estapas iniciales de desarrollo de un programa para otros países latinoamericanos», dice Elizabeth McQuerry, vicepresidenta asistente de la Reserva Federal en Atlanta. «Ofrecemos una tasa de cambio extremadamente competitiva», agrega.
Con la mira puesta en los miles de millones de dólares que envían los mexicanos cada año, los principales bancos de EE.UU. han ingresado en masa al negocio de las transferencias de dinero, el cual está profundamente fragmentado. La mayoría de los inmigrantes realiza pequeñas transferencias, en promedio de US$350 cada una, a través de firmas de giros de dinero, como Western Union, empresas de mensajería y otras que operan en tiendas pequeñas en enclaves de población hispana. Los familiares reciben el efectivo transferido en una tienda en su ciudad o población.
La Fed y el Banco de México iniciaron a mediados de año una gira de promoción entre los bancos comerciales en ambos países para promover el nuevo programa de remesas. Los bancos que ofrezcan el servicio esperan atraer nuevos clientes. De hecho, una de las metas de la Fed es usar el programa como un trampolín para lograr que cientos de miles de inmigrantes entren al sistema bancario formal, ya que los bancos comerciales requieren que las personas abran primero una cuenta bancaria para girar el dinero.
«Las personas que no tienen cuentas bancarias establecen así una relación con nosotros», dice James Maloney, presidente de Mitchell Bank en Milwaukee, uno de los primeros bancos en ofrecer el programa de giros de la Fed. «Es muy bueno para nuestro negocio».
La Fed reconoce que muchos mexicanos que envían dinero son inmigrantes ilegales, así que en un folleto con preguntas frecuentes incluye interrogantes como: «Si regreso a México o soy deportado ¿perderé el dinero en mi cuenta?» La respuesta: «No. El dinero sigue siendo suyo y puede tener acceso a él fácilmente a través de un cajero automático en México con su tarjeta de débito».
Un equipo de la Fed de Atlanta diseñó el programa «Directo a México» en respuesta a un mandato del presidente George W. Bush, después de la Alianza para la Prosperidad establecida por Bush y el presidente de México, Vicente Fox, en 2001. Uno de los objetivos era reducir el costo pagado por los trabajadores mexicanos para enviar dinero a su país.
Normalmente los bancos minoristas que participan en el programa cobran sólo US$2,50 por transferencia, comparado con US$40 que cobran otros servicios de giros. Los bancos minoristas le pagan a la Fed 67 centavos por transacción.
La mayoría de los inmigrantes opera en una economía de efectivo alejada del sistema bancario formal, donde no tienen historial de crédito ni identidad. En la era posterior al 11 de septiembre de 2001, atraer a los inmigrantes al sistema bancario es vital para la seguridad, dicen los defensores el programa. Los críticos dicen que la Fed está mimando a los inmigrantes ilegales y ayudándolos a llevar a cabo una fuga de capitales.
El folleto preparado por la Fed trata de promover una tasa de cambio favorable, la cual está basada en la tasa oficial y el bajo costo de la transferencia. «Además, su dinero está más seguro en un banco que en sus bolsillos o debajo del colchón», dice el folleto.
Los inmigrantes latinoamericanos que viven en EE.UU. envíaron el año pasado entre US$53.000 millones y US$55.000 millones a sus países de origen, según el Banco Interamericano de Desarrollo. Cerca de US$20.000 millones se enviaron a México, US$12.000 millones a Centroamérica y República Dominicana y el resto a países de Sudamérica.
Las remesas enviadas por los mexicanos alcanzaron los US$15.500 millones durante los primeros ocho meses de este año, un 20% más que en el mismo período de 2005, según el banco central de México, y se espera que la cifra de este año llegue a un nuevo récord.
Los ahorros que juntan niñeras, pintores y otros que trabajan fuera de su país representan ahora la segunda fuente de ingresos extranjeros de México, después de sus exportaciones de petróleo y por encima del turismo.
Desde que la Fed lanzara el programa «Directo a México» el año pasado, ya se han inscrito cerca de 150 instituciones financieras de EE.UU. El mes pasado, el programa fue expandido para permitir que los inmigrantes abran una cuenta para los familiares a quienes les envían el dinero. Un cajero de banco en EE.UU. abre la cuenta a través de un sitio de Internet establecido por el Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros de México, conocido como Bansefi, que tiene una amplia red de sucursales en zonas rurales y urbanas.
El atractivo del programa, dice el presidente ejecutivo de Bansefi, Javier Gavito, es que la llamada «población no bancarizada» en ambos lados de la frontera logra ingresar al sistema formal. En México sólo la mitad de los adultos tiene una cuenta bancaria.
«Esto revoluciona el mercado de remesas», dice John Herrera, cofundador de Latino Community Credit Union, que tiene cinco sucursales en Carolina del Norte y participa en el programa de envíos. «Los bancos estadounidenses se han dado cuenta que estos trabajadores están enviando dinero de verdad a sus países», dice Herrera.
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